SOCIEDAD
cambios en los habitos de consumo

“Se inventan nuevas dietas como si fueran fórmulas mágicas”

A 50 años de su primera aparición en tevé, Alberto Cormillot analiza la alimentación de los argentinos.

Trayectoria. Cormillot comenzó en Buenas tardes, mucho gusto. Trabajó en radio con Antonio Carrizo, y en la actualidad es columnista del programa de Longobardi.
| Gentileza Alberto Cormillot

Se cumplen cinco décadas desde que Alberto Cormillot apareció por primera vez en los medios para hablar de una mejor nutrición, y en todo este tiempo ha sido testigo de los cambios en la alimentación de los argentinos. Su voz es palabra autorizada para analizar los nuevos productos, recordar la aparición de los gimnasios y alertar por el consumo de sal. Y, por supuesto, repasar la evolución de las dietas a lo largo del tiempo. “Es verdad que aumentaron las visitas al nutricionista, pero es porque la gente se preocupa, pero no se ocupa”, asegura.

“Hay varios cambios notorios en la dieta de los argentinos. Se consumen más gaseosas, más golosinas, se come menos carne pero más comida rápida. Antes el helado sólo se tomaba en primavera y verano, ahora todo el año. Se ingiere menos fruta y verdura. Y se toma menos leche. Y hay más consumo de cerveza en los jóvenes”, resume.

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Otro de los cambios más notables y positivos que Cormillot destaca es la aparición de los gimnasios. En 1963, cuando él empezaba a recibir a sus pacientes en su consultorio, además de pedirles que comieran más sano les recetaba “ejercicios”. “No existían los gimnasios, menos para las mujeres. Sólo los hombres se entrenaban haciendo deportes en los clubes. Las academias de baile no se encontraban en todos los barrios, no estaban tan desarrolladas, y era raro aconsejarles a los pacientes que practicaran baile para adelgazar. Yo les indicaba ejercicios y los hacían en sus casas”, recuerda.

Otro gran tema para analizar en estos cincuenta años de su carrera como nutricionista es la proliferación de las dietas. En todas las décadas hubo algunas de moda con miles de seguidores. “Todas, en cada una de sus variantes, prometen ser fórmulas mágicas para perder esos kilos de más; van cambiando y variando con mayor velocidad”, advierte Cormillot.

“Antes surgía una dieta por año, y luego pasó a aparecer una nueva fórmula para adelgazar cada semana. Ahora todos los días escuchamos hablar de distintas combinaciones. Más gente sin idea crea dietas, y cuanto más pintorescas son, más fama obtienen”, se queja.

“Recuerdo que en la década del 70 hubo una que fue un boom, la promocionaba un médico chino que pregonaba tomar todo el día caldos y daba unos masajes en el abdomen para adelgazar. Muchos famosos se atendían con él en Uruguay, y había ferries que salían llenos de pacientes. Luego siguió el furor de la dieta de la luna; también surgió la acupuntura en la oreja, y la última más revolucionaria fue la proteica. Pero es importante aclarar que en el tratamiento de la obesidad no hace falta imponer nada, ni combinaciones raras. Se banalizó mucho el tema, y como todos comen, todos creen tener derecho a hablar sobre qué comer”.

Una de las preocupaciones que señala es que la cantidad de hipertensos aumentó notablemente. En 2005 se registró que el 49% de la población sufría problemas de hipertensión, y actualmente ascendió al 59%. También los cánones de belleza cambiaron a lo largo de las últimas cinco décadas, y Cormillot vivió ese proceso. “Vi los cambios de intereses por querer ser más delgado, y también fui parte de mostrar obesos en la televisión. Siento que fui un gran traductor de conocimiento científico al lenguaje popular, pero una persona sola contra una industria que fomenta negocios con la comida no puede ganar”, dice, y añade: “Logré que millones de personas se preocupen por su salud. Pero no llegué a hacer que se ocupe la mayoría, porque la oferta de productos con grasas, enlatados y alimentos llenos de sodio o ingredientes poco saludables aumenta a la par de las publicidades que motivan el consumo”, finaliza.