La polémica en torno a la prestación de servicios de Uber en el país sigue sumando capítulos. Al debate que se viene dando desde su desembarco en Buenos Aires en 2016 esta última semana el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) envió una orden a las telefónicas para bloquear el acceso de los usuarios.
Pero además, el Sindicato de Choferes Particulares de la Capital Federal decidió sumar a sus filas a los conductores que trabajan para Uber, al considerar que los conductores de la aplicación se encontrarían bajo relación de dependencia con la multinacional del transporte de pasajeros en autos particulares. Ya se sumaron 180.
“El sindicato apunta a encuadrar a esos trabajadores dentro de las leyes argentinas para que los protejan y a su vez, es una manera de intimar a Uber para que regularice su situación en el país. Sabemos que por el solo hecho de que los choferes le facturen a la aplicación ya existe una relación de dependencia”, aseguró Andrea Aranda, secretaria general del sindicato. “El chofer de Uber hace su trabajo, pero también es la víctima de una situación que lo supera. Los conductores hacen sus viajes y reportan a Uber que, a pesar de llamarlos socios, en realidad son sus empleadores”, agregó.
“Son choferes que, además de trabajar con esa aplicación, son remiseros habilitados ya que no podemos sumar trabajadores en negro o precarizados. Están bajo el convenio colectivo de trabajo 709/15, que regula la actividad. Es una forma de proteger a estos trabajadores hasta que la aplicación regularice su situación”, aseguró Aranda, cuyo sindicato cuenta con unos 3 mil afiliados. En este sentido, la delegada gremial señala las diferentes agresiones que sufrieron quienes manejan autos para la aplicación por parte de grupos de taxistas que se oponen al funcionamiento de la app (ver aparte).
Desde Uber, en tanto, señalaron a PERFIL que “ante la amenaza a la fuente de ingresos que supone el bloqueo y la escalada de agresiones, que supera las 450 denuncias realizadas, es posible que los socios conductores busquen una forma de hacerse oír”.
Se intensifican los escraches
Roturas de parabrisas y lunetas, pedradas y ácido en los capots forman parte de la andanada de agresiones que sufren a diario los conductores de Uber por parte de los taxistas porteños. El conflicto afecta tanto a los conductores que trabajan con la aplicación y a los miles de usuarios que prefieren los servicios de la aplicación por sobre otras apps y taxis.
“Nos están cazando como animales”, es la frase más repetida entre los socios conductores de la app ante la ola de violencia. La mecánica empleada por los taxistas consiste en pedir viajes a la aplicación y una vez reconocida la unidad encerrarla y hasta hacer detener al conductor.
A principios del mes pasado, un hombre de 79 años fue brutalmente agredido por taxistas que lo confundieron con un chofer de Uber, mientras llevaba a sus nietas camino a la escuela.
