A las 9 de la mañana de este lunes, en audiencia a puertas cerradas, se dará lectura al veredicto en el juicio a dos sacerdotes y un jardinero acusados por abusos sexuales contra chicos sordos e hipoacúsicos en el Instituto Provolo de la provincia de Mendoza.
Los curas Horacio Corbacho (59 años), Nicola Corradi, director del Próvolo de Verona de 1970 a 1997 (83), y el jardinero Armando Gómez (57), procesados por "abuso sexual con acceso carnal agravado por la guarda y la convivencia preexistente con menores, en concurso real con corrupción de menores", podrían recibir una pena de entre 10 y 50 años de prisión. Sus víctimas tenía entre 4 y 17 años al momento de los hechos.
Los casos de abuso sexual sucedieron en centros educativos gestionados por el Instituto Provolo —vinculado a la Iglesia- en las ciudades argentinas de La Plata y Mendoza. Dicho Instituto fue fundado en la ciudad de Verona (Italia) en 1895 y en sus centros se encargó de la educación de chicos sordomudos o con dificultades de expresión.
En la década de 1980, surgió una ola de denuncias de abuso sexual a menores por parte de los religiosos. Muchos de ellos fueron enviados a la Argentina, entre ellos Corradi. Por ello, Carlos Lombardi, abogado de la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico de Argentina, asegura que "es imposible que [la Iglesia mendocina] desconociera el nombre de los sacerdotes, sobre todo el de Corradi, y por lo menos los hechos que se produjeron en Italia, porque su normativa canónica así lo exige".
El Instituto Próvolo fue cerrado en noviembre de 2016 tras las denuncias de los abusos cometidos contra unos 230 niños y niñas, de las cuales sólo 20 declararon en la causa.
Un reportaje del semanario italiano L'Espresso de 2009 incluye macabros testimonios de exalumnos del Provolo que fueron forzados a actos de sodomía y tocamientos por parte de los sacerdotes. Los problemas de comunicación les dificultaban denunciar los hechos. Las violaciones se dieron entre los años 50 y los 80 y se estima en al menos un centenar las víctimas. Sin embargo, en el país europeo las acciones judiciales están "prescritas", dijo Lombardi.
"El Vaticano sabía de esta historia porque el Papa Francisco nombró una comisión en 2013 para ver estos temas. Pero no llegó a ningún lado porque el sistema de encubrimiento de la Iglesia Católica permanece intacto", explicó el abogado.
En 2008, una madre de una víctima abusada por sacerdotes del Instituto Provolo de La Plata radicó una denuncia ante la Justicia, causa que finalmente fue archivada. Para Lombardi, esto "demuestra la responsabilidad de cierto sector de la magistratura judicial en el ocultamiento de estos hechos". El expediente fue abierto nuevamente y hay un sumario en curso para determinar los motivos por los cuales se tomó la decisión.
El referente de la Red de Supervivientes enfatizó en que hay una "triple responsabilidad": del propio Instituto Provolo, del Arzobispado de Mendoza y del Estado. "Si hay un organismo de supervisión de los establecimientos privados religiosos, hay una negligencia en cuanto a no haber detectado los signos de abuso de los menores", indicó.
Testimonios durante el juicio
Una veintena de denuncias pesan sobre la causa mendocina contra los sacerdotes del Instituto Provolo, cuyas víctimas son sordomudos o discapacitados que asistieron a esa entidad. A lo largo de los 49 días que duró el juicio, uno de los testigos sostuvo ante los jueces del tribunal, que Gómez lo tocó en sus partes íntimas y afirmó que fue abusado sexualmente por una persona que quedó desligada del expediente al ser declarada ininmputable. El testigo, que fue alumno del establecimiento entre 1997 y 2008, también relató que otro alumno dormía los fines de semana en la habitación de Corradi, aunque no pudo precisar si fue abusado.
En segundo término prestó testimonio la pareja del testigo anterior, quien estuvo en el Próvolo entre los años 2006 y 2008, cuando fue expulsada. Declaró que aunque ella no sufrió los abusos, aseguró que si tiene conocimiento que a su hermana le pegaban y también sospecha que era violada. Sostuvo que dedujo esto por los cambios de comportamiento y humor, pero que también vio una vez una de sus prendas de ropa interior con rastros de semen. Además, declaró que su padre vio a un chico con los pantalones bajos y sangrando y dio testimonio del maltrato a que sometía la monja Kosaka Kumiko a los chicos y que una cocinera le pidió que no comente nada.
Por el Próvolo, escuela gratuita para niños sordos e hipoacúsicos dirigida por la Iglesia católica, pasaron cientos de alumnos, muchos de ellos provenientes de familias humildes y que regresaban a sus casas solo durante los fines de semana.
La religiosa de origen japonés identificaba a los golpes a los niños más sumisos —los que se quejaban menos— para remitirlos a los curas, que luego abusaban sexualmente de ellos. Una vez consumada la violación, se encargaba de esconder las evidencias. Los testimonios de las víctimas indican que Kumiko también participaba activamente de las vejaciones. "Con sus golpes lograba entender el nivel de vulnerabilidad de los menores. Si el nivel de vulnerabilidad era muy alto, terminaban siendo sometidos sexualmente. Después hay testimonios de que ella participaba como cómplice", dijo el abogado Sergio Salinas, vicepresidente de la ONG de defensa a los derechos humanos Xumek, una de las partes en el proceso judicial.
Los acusados:
- Horacio Hugo Corbacho Blanck, cura de 59 años, está detenido en la penitenciaría acusado por 16 hechos: 3 abuso sexual con acceso carnal y gravemente ultrajante; 7 abuso sexual con acceso carnal; 4 abuso sexual simple; 1 abuso sexual gravemente ultrajante y 1 por corrupción de menores.
- Nicola Bruno Corradi Soliman, cura de 83 años, se encuentra detenido con prisión domiciliaria acusado en 6 hechos: 2 de abuso sexual gravemente ultrajante; 1 abuso sexual con acceso carnal y gravemente ultrajante; 1 abuso sexual con acceso carnal y 2 que involucran corrupción de menores. El hombre ingresó a los Tribunales en silla de ruedas. Corradi llegó a Argentina en 1970 proveniente del Próvolo de Verona, Italia, y se hizo cargo de la institución, primero en La Plata y luego, en 1998, en Mendoza, donde lo detuvieron preventivamente el 26 de noviembre de 2016.
- Armando Ramón Gómez Bravo, exempleado del Próvolo y de 48 años, se encuentra detenido acusado también en 6 hechos: 1 abuso sexual simple; 1 abuso sexual gravemente ultrajante; 2 de corrupción de menores y otros 2 de abuso sexual con acceso carnal y gravemente ultrajante.
- Un condenado. En un juicio abreviado en 2018, el exmonaguillo Jorge Bordón, ahora de 50 años, fue condenado a 10 años de cárcel tras confesar abusos sexuales contra cinco víctimas en el centro educativo. Asimismo, hay aparte catorce imputados que serán objeto de otros dos procesos judiciales.
D.S.