El contexto de pandemia no detiene un importante debate que se lleva a cabo actualmente en Europa. El mismo tiene como eje lo que se denomina popularmente como “la Tasa Google”, un impuesto sobre aquellos servicios digitales ofrecidos por las grandes empresas tecnológicas -Google, Facebook, Amazon y Netflix, por poner algunos ejemplos- para que estas compañías también tributen en los países donde desarrollan su actividad.
Las naciones que componen la Unión Europea, sobre todo España, Francia e Italia, y la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) intentan que la aplicación del impuesto sea global y se efectivice antes de fin de año. Sin embargo, Estados Unidos pone trabas y Steven Mnuchin, secretario del Tesoro de ese país, envió una carta advirtiendo que pueden tomar represalias.
“Confirmo que he recibido, con mis colegas italiano, español y británico, una carta del secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, que confirma que no quiere continuar las negociaciones en la OCDE sobre una tasa digital”, indicó el ministro de Economía de Francia, Bruno Le Maire, y agregó que tomaban ese gesto como una clara provocación.
De aprobarse “la tasa Google” en Europa, cada país podría poner el impuesto que cree conveniente. Algunos proyectos ya se han dado a conocer como en el caso de España donde se piensa un proyecto de ley para que las multinacionales tecnológicas paguen un 3% de sus ingresos anuales en ese país ya que para obtener sus ganancias utilizan los datos de los usuarios españoles, generan publicidad online y otros servicios de intermediación relacionados.
En el Reino Unido la situación es similar. “Las autoridades apuntarían a las compañías online que obtienen más de 500 millones de euros de ingresos al año en todo el mundo, con un gravamen del 2%”, explicó el argentino Martín Becerra, especialista en medios, políticas, TICs y sociedad.
La discusión sobre los impuestos a las grandes compañías tecnológicas lleva tiempo pero en los últimos meses parece haber logrado un acuerdo global. No solo en Europa sino también en países de otros continentes que buscan tomar medidas similares. “Por eso la decisión de Estados Unidos es una provocación no solo ante quienes en la OCDE han negociado de buena fe, sino ante todos los ciudadanos del planeta que consideran legítimo que los gigantes digitales paguen un impuesto”, concluyó el ministro de economía francés.