Hace dos años una conmovedora imagen comenzó a circular por internet. En ella aparecía Josh Marshall con su hijo Gabriel y contaba que se había tatuado una cicatriz en la cabeza similar a la del pequeño, quien había sido operado para extirparle un tumor en el cerebro.
Su emotivo accionar se volvió viral y miles de personas compartieron la foto, aplaudiendo al padre, que buscaba que su hijo se sintiera mejor al ver que no era el único que tenía una marca así.
Pero la historia no tuvo un desenlace feliz. Josh dio a conocer en su cuenta en facebook que el nene de 9 años falleció, luego de que el cáncer reapareciera. “Murió tranquilo en mis brazos, junto a su familia”, precisó al diario local The Hutchinson News.
“Tengo el corazón roto, no solo estoy perdiendo a mi hijo, sino a mi mejor amigo”, había escrito horas antes del deceso, en su cuenta de Facebook, en la que solía compartir actualizaciones sobre el estado de salud del menor, que había empeorado en los últimos meses.