Quienes disfrutamos de las milongas queremos conocer cómo son en diferentes lugares… sus costumbres, su gente, el intercambio cultural nos van enriqueciendo con los años.
Yo he recorrido varias milongas dentro de mi país, pero no había tenido la experiencia de bailar en el exterior, y esto se hizo realidad cuando nos fuimos de vacaciones con mi pareja, bailarín de tango también, a recorrer algunas ciudades europeas en mayo del 2019: Madrid, Barcelona, París, Brujas y Amsterdam. Por supuesto que antes de partir conseguimos información sobre algunos sitios web donde buscar milongas de cada ciudad y además recibimos sugerencias de amigos que ya habían ido.
Sinceramente, nos llevamos hermosos recuerdos de cada una de las milongas que hemos visitado…todas reflejaban el respeto por nuestro Tango Argentino, desde la manera de disponer las mesas vestidas, decorar con pinturas y cuadros acordes a la ocasión, la vestimenta adecuada de los bailarines, tandas musicales de nuestras orquestas típicas y también orquestas nuevas que escuchamos a diario en milongas porteñas; sus organizadores nos han recibido cálidamente al saber que éramos porteños y en varias ocasiones, hasta nos han puesto algunas chacareras para que bailemos también y así compartamos nuestra otra danza madre con el resto del mundo. Encontramos organizadores y disc jockeys de todo el mundo y, por supuesto, también argentinos. Ellos mismos, en algunos casos, nos llevaron a visitar otras milongas, con el orgullo de que conozcamos su manera de compartir nuestra música en Europa.
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¿Qué decir del bailarín europeo? A pesar de que en la mayoría de los casos no entienden las letras de nuestros tangos, disfrutan de las melodías, pero principalmente del abrazo. Danza única si las hay, en ésta te abrazas con otra persona durante tres minutos, aun sin conocerla pero disfrutando en común la música y la danza.
Así y todo nos hemos sorprendido gratamente con algunas curiosidades de las milongas europeas. En primer lugar, ni bien salíamos a bailar como pareja en la primera tanda ya se daban cuenta de que éramos Argentinos, por nuestro abrazo bien cerrado, por poner el corazón en cada tango. Ese es el sentir que nos identifica como argentinos.
En segundo lugar, habiendo pasado la primera tanda, tanto mujeres como hombres se nos acercaban invitándonos a bailar la siguiente, algo para nada habitual en nuestro país, que tiene sus protocolos para sacar a bailar. Si estás sentado en pareja, no es habitual que un hombre o una mujer te saquen a bailar. Y si el hombre invita a la mujer a bailar, es con un cabeceo; también puede suceder que la mujer mire a un hombre desde su mesa y, si éste asiente, salen a bailar a la pista.
Esto fue muy diferente y halagador para nosotros, ya que no hay bailarín o bailarina en el mundo que no quiera disfrutar de un abrazo milonguero argentino.
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También nos sorprendió el horario de las milongas, que, al ser europeas, pensamos que terminaban demasiado temprano. Por suerte, no fue así…de hecho, nosotros generalmente íbamos hasta la dirección indicada en subte y después volvíamos en taxi, ya que los subtes a la 1:30 hs ya no funcionan. En cada ciudad, nuestro recorrido milonguero fue de 2 a 3 milongas, salvo en Brujas, en la que no hemos ido a ninguna, por habernos quedado sólo una noche.
Agradecimiento infinito a todas las milongas que nos recibieron tan cálidamente:
- En Madrid: Bien Pulenta, En Re menor, La Romántica.
- En Barcelona: Arrabal Práctica, Milonga El Desbande, Milonga del Angel, La Pantera Milonga.
- En París: La Tanguedia de París, Milonga Activistas del Tango;
- En Amsterdam: De Plantage, Milonga Los locos del Yuyo…
Los organizadores, disc jockeys, y bailarines nos han hecho sentir parte de su propuesta. Volvimos con el corazón lleno de nuestro tango y con la emoción de saber que en un primer piso, en un bar, en un subsuelo de alguna ciudad europea, se están abrazando decenas de parejas y disfrutando nuestra música, haciéndola propia.
¡Gracias a la vida que me ha dado tango!
*Fb Gaby Rebolini
Profesora de salsa y folklore