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Viajes en el tiempo y algo absurdo

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La historia prueba que nada que alguien haya sido capaz de imaginar, al final no tuvo su concreción material asegurada. Muchas invenciones de Julio Verne así lo demuestran, pero hay más. Las previsiones de Philip Dick están empezando a hacerse realidad: aquella distopía de control mental y de la realidad a través de la influencia invasiva de los medios de comunicación y los aparatos de vigilancia ya no nos parece tan extraña. La Jetée, de Chris Marker, y su sucedáneo inmediato, 12 Monos, de Terry Gilliam, relatan ambas la historia de un experimento de viaje en el tiempo llevado a cabo luego de una guerra atómica, cuando envían al pasado a un individuo para recolectar información sobre un virus devastador, liberado por una organización terrorista, para que extraiga muestras del agente patógeno con el fin de descubrir una cura.
  
Para saber qué pasará en 2030 no hacen falta futurólogos, magos o hechiceros. Por suerte está Noah, el viajero del tiempo enviado por una organización gubernamental secreta para detener una operación de un cartel mexicano de droga, pero que quedó varado en 2018 a causa de un problema tan complejo que ni el mismo Noah se preocupa por explicar. No es una película, no es una serie de televisión. Es lo que sostiene un extraño personaje, sobre cuya veracidad es lícito dudar, que terminó apareciendo en una radio australiana para contar cómo será el mundo del futuro.

Antes que nada, revela que Donald Trump será reelecto. Ocho años en la Casa Blanca para luego dejarle el puesto a... Noah no puede decirlo. Se trata de personas involucradas en un escándalo y no puede decir cosas que puedan influir en los grandes acontecimientos de la historia, so pena de crear una paradoja que destruya el continuum espacio-temporal. Pero después de ellos –esto sí puede decirlo– será presidente Yolanda Renée King, la bisnieta de Martin Kuther King. ¿Y quién es? Por el momento no existe, ni siquiera fue concebida. Pero será presidente de los Estados Unidos en 2030, entre otras cosas gracias a una ley que reducirá la edad mínima para ser presidente.

Noah tiene mucho que decir sobre los nacimientos en el futuro. Será posible hacer modificaciones genéticas a los niños antes de que nazcan. La gente, dice Noah, “podrá diseñar a su propio hijo: color de pelo, piel, ojos, etc.” Noah sabe también quién morirá: Instagram. “No lo usa nadie, es cosa de viejos”. Quedarán vivos Snapchat y Facebook. Los que tengan algún dinero para invertir ya saben dónde hacerlo.

Todos los científicos se irán a vivir a Marte, Estados Unidos entrará en guerra con Corea del Norte y (misterio, misterio) la reina Isabel de Inglaterra morirá. Pensándolo bien, ésta es la previsión más absurda de todas. ¡Cómo va a morir la reina Isabel de Inglaterra? Es absurdo...

De acuerdo, ¿pero cómo hizo Noah para retroceder en el tiempo? “Se trata de una maquinaria similar a una estación espacial: uno se sienta y es expedido, con una sacudida, atrás en el tiempo”. Como si eso no fuera bastante le hicieron tomar una píldora que le impide envejecer: cuando se viaja en el tiempo se acumula tiempo, explica Noah. Más o menos como cuando se espera el 70 en la esquina de Perdriel y avenida Iriarte. Con la diferencia que nosotros a esta acumulación la llamamos “demora”.