DOMINGO
Radiografía de un pedófilo y cómo enfrentarlos

Enfermos no: delincuentes

La Argentina se estremece hoy con el aluvión de denuncias sobre chicos víctimas de abusos en el fútbol. En Con mi hij@ no, la periodista mexicana Lydia Cacho hace un registro completo del abuso sexual a menores. Sus orígenes, las culturas en las que se ha fomentado y los porqués, los protagonistas, las consecuencias, las formas de afrontarlo y las acciones para contrarrestarlo y combatirlo.

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Pedofilia. Hablar de patología es, una vez más, quitar responsabilidad a los agresores. | #joaquintemes

Ernesto López Portillo, director del Instituto para la Seguridad y la Democracia (Insyde), explica que entre los especialistas se denomina “muro azul” (blue wall) la tendencia que instala a la policía en el centro del sistema de justicia. Los cuerpos policiacos suelen convertirse en un muro, un cerco impenetrable que garantiza un mundo de reglas propias. En las democracias, el sistema de justicia lo conforman jueces, tribunales, fiscales, ministerios públicos, abogados, además de policías. En las sociedades autoritarias, en cambio, los miembros de los cuerpos de seguridad se convierten en la ley.

Los problemas de corrupción policiaca en México son de gran envergadura. En diversos delitos graves como narcotráfico se encuentran implicados altos mandos policíacos y grupos que antes pertenecieron al ejército mexicano, tales como los Zetas. En los últimos casos de secuestro, policías judiciales y federales estaban involucrados con los delincuentes. En casos de pedofilia, en redes locales e internacionales, están involucrados gobernadores que están en funciones, procuradores de justicia, legisladores, sacerdotes, obispos y empresarios.

Por eso, lo ideal es una sociedad tendiente a movilizarse para exigir transparencia y equidad en el sistema de administración e impartición de justicia. Los millones de personas frustradas y molestas por el estado de las cosas en nuestro país, particularmente cuando hablamos de inseguridad e injusticia, en lugar de rabiar, enojarse y maldecir desde su hogar, podrían involucrarse en movimientos sociales para exigir al Estado mexicano que haga efectivos los Objetivos del Milenio de la ONU:

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◆ Todos los niños y todas las niñas tengan acceso a la educación formal.

◆ Ponga todo su empeño, políticas públicas y recursos económicos en abatir la pobreza y coadyuvar a la constru-cción de viviendas de interés social, para abatir la promiscuidad causada por hacinamiento.

◆ Aporte recursos estables y formales a las organizaciones de la sociedad civil que coadyuvan con el Estado para proteger y atender a las víctimas de la violencia intrafamiliar y sexual.

◆ Establezca políticas para fomentar la educación con perspectiva de género que incluya nuevos valores de masculinidad.

◆ Todos los centros de atención a víctimas del país capaciten a sus terapeutas con un mínimo de competencias diagnósticas para atender adecuadamente a las víctimas.

◆ Fortalezca todos los programas educativos privados y públicos, para la prevención de la violencia de género y sexual, y para la promoción de los valores de equidad, con el fin de erradicar todas las formas de discriminación.

◆  Instaure observatorios de violencia que revisen los contenidos que vinculan la violencia, la masculinidad y el sexo en videojuegos y televisión.

 ◆ El Instituto Nacional de las Mujeres cumpla con su mandato y se asegure de que todos los servidores públicos del país hayan recibido capacitación efectiva en perspectiva de género y derechos humanos (incluidos jueces, fiscales y defensores de oficio.

◆Fomente la creación de programas de educación para la paz en escuelas públicas de todo el país, en las cuales niñas y niños, así como el profesorado, aprendan nuevas reglas de convivencia y sepan negociar sus conflictos sin el uso de la violencia.

◆Se asegure de dar a las madres y padres trabajadores acceso seguro a guarderías en sus horas de trabajo, para evitar el abandono de menores forzado por el sistema empresarial.

◆ Se creen más refugios especiales para niñas y niños sobrevivientes de explotación sexual comercial infantil, con modelos de atención especializados.

◆ Fortalezca las políticas para evitar la dependencia económica y patrimonial de las mujeres.

◆ Todas las fiscalías del país cuenten con psicólogas, médicas y victimólogas con especialidad en abuso sexual y en violencia de género.

◆ Se transforme la ley de delincuencia organizada para facilitar la investigación de movimientos de dinero producto de las redes de pedófilos y de pornografía infantil, sin importar que el investigado sea un político, sacerdote, empresario u hombre de poder.

◆ Todos los estados de la República cuenten con ciberpolicía para detectar actividades pedofílicas en internet y páginas de turismo sexual infantil.

◆ Todos los centros comunitarios sean dotados de recursos y especialistas en terapias alternativas para la sanación de menores sobrevivientes de violencia sexual. En los casos en que las víctimas vivan en zonas indígenas, se deberá entrenar a personas de su propia etnia que hablen adecuadamente el idioma.

◆ Se implemente un registro único de pedófilos y pederastas en todos los estados de la República y que puedan tener acceso a él cuerpos policíacos de otros países, para detener a los prófugos o a los reincidentes que se cambian de estado o país una vez que fueron evidenciados y no detenidos.

Por último, lo que nos corresponde como ciudadanas y ciudadanos responsables es buscar y apoyar en nuestra comunidad a las organizaciones que trabajan en prevención y atención a niños, niñas y mujeres. Hacer aportaciones mensuales, convertirnos en madrinas o padrinos de esos programas, trabajar en sus voluntariados.

Todos los días trabajar en nuestro propio hogar para resolver los conflictos sin el uso de la violencia y educar a nuestros hijos e hijas en la congruencia, honestidad y amor a las y los demás. Piénsalo bien: los miles de pedófilos, violadores y secuestradores que tanto daño hacen al país alguna vez fueron niños. Está en nuestras manos detener el círculo vicioso y comenzar un círculo virtuoso de no violencia.

Lo que toda persona debe saber sobre abuso sexual infantil

Claudia Fronjosá Aguilar, psicóloga y sexóloga, experta en atención a víctimas de violencia, nos asegura que no podemos olvidar que en el caso de la violencia sexual, sea cual fuere la forma que ésta adquiera, el motivo no es primordialmente el placer o la satisfacción sexual, sino que está relacionado con el poder, la dominación, el control y la humillación. El sexo es un medio que se utiliza en contra de la persona de quien se abusa. Las estrategias que utilizan los pedófilos y pederastas, así como el nivel de sofisticación que pueden llegar a tener para cooptar, seducir y mantener a las víctimas bajo su control, denotan un acto de voluntad y la capacidad para discernir entre lo correcto e incorrecto y, por tanto, para decidir cometer los abusos. Enmarcar el problema en el ámbito de la patología es, una vez más, quitar responsabilidad a los agresores. No es a causa de la enfermedad que cometen estos actos. Son delincuentes, no enfermos.

Se ha comprobado que los agresores sexuales reinciden y repiten sus conductas a menos que se intervenga para detener los abusos, a pesar de los remordimientos y de la conciencia que puedan tener del mal que generan.

Una de las características de los abusadores suele ser la incapacidad que demuestran para empatizar con las víctimas, contactar las propias emociones y, por lo tanto, ser sensibles a las de otras personas.

Elementos y términos claves

◆ Abusador. Siempre niega el abuso, culpa a la víctima, ha tejido redes sociales que le dan credibilidad y que le ayudan a desestimar el dicho de una niña o niño.

◆ Abuso sexual infantil. La implicación de una o un menor en actividades sexuales en las que puede haber violencia explícita. La persona que abusa tiene alguna relación de poder con su víctima.

◆ Despertar recuerdos. Cuando un niño o una niña revela un abuso, muchas veces despierta el recuerdo del atropello que sufrieron su madre o padre en la infancia. Esto requiere intervención terapéutica, porque puede generar una crisis sistémica. Miles de mujeres han normalizado la violencia y por ello no pudieron detectar el abuso hacia su hija. El miedo a enfrentarlo puede revivir su propio trauma infantil e inmovilizarlas para intervenir adecuadamente. Retraumatizar y culpar a la madre sin elementos es grave e injusto.

Efectos básicos

◆ Desestabiliza la personalidad de la víctima en su etapa de formación. La intensidad de los efectos depende de la edad de la niña o el niño, de la periodicidad del abuso y de la gravedad de los actos sexuales a los que se somete a la víctima.

◆ Embarazo. Por ley, todas las menores de edad tienen derecho al aborto por violación. En los casos en que se fuerza a una púber a tener un hijo de su violador, el trauma es mucho mayor. Cuando el padre biológico es quien la embarazó, las consecuencias de forzar al embarazo y al parto pueden ser catastróficas para la personalidad de la menor.

◆ Evidencia. Casi nunca hay testigos presenciales, es difícil conseguir todas las evidencias físicas que la ley exige. Al validar el relato de la víctima se deben obtener pruebas del daño físico y psicológico. Las lesiones del aparato urogenital deben grabarse con colposcopias y medios especializados, hechas por peritos especialistas, de preferencia del sexo femenino si el abusador fue un hombre. El hecho de que no haya lesiones genitales o anales no debe descalificar el abuso, particularmente cuando la o el menor narra que se le forzó a tener sexo oral u otras formas de abuso no intrusivo genitalmente.

◆ Familia. La familia que descubre el abuso también recibe un impacto secundario del trauma. Es fundamental que se haga al menos una intervención de crisis y se planee cómo actuar y responder a las crisis familiares que puede causar una revelación de abuso sexual. Siempre se debe mantener al abusador lejos de la víctima.

Indicadores psicológicos del abuso

◆ Los síntomas son emotivos, cognitivos y conductuales. Una o un especialista puede aplicar una serie de tests y protocolos que ayudarán a revelar los síndromes típicos del abuso: síndrome de Estocolmo, síndrome de estrés postraumático, disociación, etcétera.

◆ Intervenciones. Nunca te apresures a llevar a tu niña o niño a un médico sin asegurarte de que tenga conocimientos sobre abuso sexual. Si hay presencia de esperma, enfermedades de transmisión sexual o incluso embarazo, será fundamental que sea una o un médico certificado para hacer peritajes judiciales. Esto evitará que tengan que someter a la víctima a reiterados exámenes. En México hay pocos médicos reconocidos por las autoridades judiciales. Todas las procuradurías de justicia deben tener, por ley, un hombre y una mujer especialistas.

◆ Mujeres pedófilas. Las cifras siguen ocultas; sin embargo, se sabe que los efectos de una madre o tía que insiste en mantener a su hijo en su cama (algunas lo hacen hasta entrada la adolescencia), que lo seduce y abusa de él son tan traumáticos como cualquier abuso. Las secuelas que se conocen en hombres adultos que vivieron esa situación van desde la adicción sexual hasta la misoginia. También se conocen casos de adicciones a drogas y alcohol, así como trastornos de alimentación como bulimia y anorexia.

◆ Niñas y niños hipersexuados. Haber vivido una experiencia sexual inadecuada para su etapa de desarrollo, en la cual las necesidades adultas le fueron impuestas, desata un fenómeno fisiológico que está fuera del control de la niña o el niño. El cuerpo de la o el menor reacciona porque está diseñado para sentir. El placer y la descarga de la tensión que implica la actividad sexual se puede convertir en una forma de manejar la ansiedad. También se vuelve una forma de relacionarse, desde una imagen devaluada de sí misma, en donde lo sexual es la moneda de cambio que las víctimas consideran, por el discurso de sus agresores, como lo único que pueden ofrecer.  Con terapia adecuada se puede controlar este fenómeno.

◆ Pederasta. Hombre adulto que abusa sexualmente de niños púberes y adolescentes.

◆ Pedófilo. Persona adulta que abusa sexualmente de niñas y niños menores de 18 años.

Lo peor que puede suceder

Que no se evidencie y que la o el menor no reciba ayuda. Se puede fortalecer el vínculo con el abusador hasta situaciones extremas que pueden comprometer la integridad de la víctima e incluso la del victimario.

◆ Proceso judicial. La o el menor acumula en su memoria todas las ocasiones en que se lo interroga, y desarrolla la sensación de que no se le cree. Antes de decidir si se va a interponer una denuncia, debe planearse quiénes intervendrán y cómo funcionará la red de apoyo a la víctima y a la familia. La o el terapeuta deberá trabajar, paralelamente al proceso judicial, al lado de la víctima. Siempre debemos anteponer el bienestar de la víctima. Conocer los derechos de las víctimas y evidenciar su violación públicamente es fundamental.

Revelación

Revelar el abuso consiste en un proceso muy difícil para la víctima. Las historias no son lineales y en ocasiones parecen poco lógicas. Las niñas y los niños casi nunca mienten sobre el abuso. Se debe hacer un mapeo del abuso bajo supervisión de una persona experta. Los sentimientos que acompañan a la víctima son la culpa, la vergüenza, el miedo y la sensación de la traición a su abusador. Debemos asegurarles a las víctimas que creemos su relato.

Terapias

Psicoterapia y sus diversas corrientes, o psiquiatría y neurología cuando se necesitan medicamentos específicos para ansiedad, depresión o trastornos de química cerebral. Existen terapias alternativas de seguimiento, como yoga, tai-chi, etcétera. Prácticamente todas las víctimas pueden sanar su vida gracias a una intervención adecuada. Las terapias enlistadas en el capítulo “Tipos de terapias de sanación” explican algunas opciones existentes.

Terapias para pedófilos y pederastas

El modelo de intervención denominado Relapse Prevention, de W.D. Pithers y A.S. Gray, es el más moderno implementado en Estados Unidos. Sin embargo, no hay suficiente evidencia de que algún tratamiento sea útil ciento por ciento a largo plazo. Siempre es necesaria la colaboración del pedófilo o pederasta y el deseo de cambiar su comportamiento. Los castigos enlistados en el capítulo “Justicia: crimen y castigo” explican algunas opciones existentes.