La inequidad salta a la vista de inmediato y en todos los planos. En materia de esperanza de vida, en Argentina, las mujeres cisgénero viven en promedio 77 años. En cambio, las mujeres trans tienen una expectativa de vida de 37 años, según un informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec). Y con respecto al acceso al empleo formal, la desigualdad continúa. El 80% de esta población no consigue acceder a un trabajo formal, frente al 35,9% que corresponde al promedio poblacional de informalidad laboral en el país.
Por otra parte, en el estudio de Cippec, el 54% de las encuestadas afirmó que se le negó un trabajo por pertenecer al colectivo trans. Los números hablan de una dura realidad que obedece a los bajos niveles educativos alcanzados y a la barrera del estigma y la discriminación.
Para más del 70% de las mujeres trans y travestis, la prostitución es su principal fuente de ingresos, aunque de estas personas el 87% dejaría de hacerlo si tuviese otra posibilidad, según el reporte La revolución de las mariposas del Ministerio Público de la Defensa de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Dicha investigación indica que casi el 70% de las encuestadas nunca fue a una entrevista laboral luego de asumir su identidad de género.
Si hablamos de normativa, a mitad del año pasado se promulgó la Ley de Promoción del Acceso al Empleo Formal, con asesoramiento de la comunidad, que establece medidas de acción positiva orientadas a lograr la efectiva inclusión laboral de las personas travestis, transexuales y transgénero para promover la igualdad real de oportunidades. La normativa garantiza un mínimo del 1% de la dotación de la administración pública a personas de dicho colectivo. Su aprobación fue un momento impactante que, entre otras cosas, impulsó el interés de las personas TTNB en terminar sus estudios.
En lo que respecta al sector privado, no existe una ley de cupo laboral trans. Sin embargo, la iniciativa, junto con el impulso de otras medidas destinadas a la población trans, generó un mayor interés por parte de las compañías en sumar talentos de esta comunidad a sus equipos de trabajo.
Por otra parte, existe un proyecto de ley de reparación histórica trans que busca garantizar ingresos de al menos una Pensión Universal para Adultos Mayores. Es una de las mayores deudas que el colectivo reclama al Gobierno.
De todas maneras, lo que debemos buscar no es un cupo mínimo ni un número obligatorio de contrataciones. Entendemos que las personas trans son talentosas y aportan un diferencial a contratadores públicos y privados. Los datos demuestran que las empresas percibidas como diversas tienen un 93% más de probabilidades de lograr un desempeño superior, según datos de la consultora McKinsey.
Las empresas y el Estado tienen la obligación de formarse para acompañar y valorar la diversidad sexual. Esto suma valor a la persona contratada, a su familia, al negocio de la empresa y a la sociedad en conjunto.
En este sentido, la iniciativa Transformar la Mirada (TLM), presentada esta semana, busca cambiar la perspectiva profesional sobre las personas travestis, trans y no binarias (TTNB). Eso se logra al valorar sus talentos, capacidades y experiencias para favorecer su integración al tejido social y, en particular, impulsar su incorporación a puestos de trabajo formal.
Apelando a la idea de visibilizar lo real, el proyecto retrata a personas TTNB en escenas cotidianas en diferentes espacios de trabajo formales y reales. En la web de Transformar la Mirada, se cuentan sus historias en primera persona para reflejar cómo estos talentos se integran a sus empleos.
La iniciativa propone además que, a través de la misma web, cualquier persona TTNB pueda registrarse en la base de datos de Mocha Celis para cargar su CV, y toda empresa que esté buscando abrir su cupo trans o acceder a capacitaciones pueda también inscribirse en esta.
Este proyecto está impulsado por la agencia de cambio, creatividad, producción integral y comunicación de triple impacto Sunshine Lab; la Mocha Celis, asociación civil que se dedica a promover la igualdad social de las personas travesti, trans y no binarias de manera integral; y la agencia de comunicación multidimensional Grupo Muchnik; y también forman parte del equipo representantes y activistas LGTBIQ+. La iniciativa, además, cuenta con el apoyo de las empresas Natura, Avon y Newsan.
Generar un impacto positivo en la sociedad e inspirar un cambio hacia una mirada inclusiva, diversa y justa para todas las personas es posible. Las organizaciones pueden recibir acompañamiento a la hora de contratar y trabajar con personas TTNB. Lo que resta es la voluntad de transformarse y abrirse a una oportunidad poco percibida.
* Por Sol Abadi, fundadora de Sunshine Lab; Manu Mireles, secretaria general de Mocha Celis; y Laura Muchnik, presidenta y fundadora de Grupo Muchnik.