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La triste historia de la suegra de la reina Isabel II: fue princesa, Freud le hizo electroshock y vistió como monja

Considerada como una de las princesas más hermosas. Nació totalmente sorda, se casó a los 18 años con Andrés de Grecia, tuvo cinco hijos y vivió una historia digna de una santa.

Alicia de Battenberg
Alicia, la princesa monja. | Wikicommons

Princesa de Grecia y Dinamarca pero con un temple diferente. Alicia de Battenberg, la madre del príncipe Felipe, superó la ficción en su transitar por la Tierra. Dueña de una difícil historia que superó gracias a la fe. Alicia llegó al mundo en el seno del Castillo de Windsor. Algo que no es usual en la realeza y que representaría una pista de lo que ella iba a ser: un ser atípico en un mundo de tiaras y coronas. 

Alicia nació en el más profundo silencio en 1885 y vivió hasta 1969. Su historia se mantuvo oculta muchos años hasta que la serie The Crown la retrató. Era nieta de la reina Victoria y se casó a los 18 años con el príncipe Andrés de Grecia en 1903, con quien tuvo cinco hijos. 

Pero el camino de este matrimonio estuvo atravesado por los conflictos. Durante la Guerra de los Balcanes, la princesa (considerada como una de las más hermosas) se desempeñó como enfermera y llegó a fundar un hospital de campaña para asistir a los enfermos. Por su trabajo recibió la Real Cruz Roja de Reino Unido en 1913. 

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Alicia Battenberg
Considerada una de las princesas más hermosas, decidió llevar los hábitos de monja.

Ya en 1917, Alicia y Andres junto a sus cuatro hijas y Felipe debieron escapar de Grecia en un barco que le envió la corona británica. Fueron trasladados a París donde fueron refugiados y mantenidos con las donaciones de la familia. Su nueva realidad los llevó de un castillo a una pequeña casa que les fue prestada. ¿Le importó eso a Alicia? Para nada, ella repartía la comida que le llegaba con otros refugiados.

Isabel II, la reina que superó todos los récords

Pocos años después la familia pudo retornar a su tierra pero el príncipe Andrés fue acusado por la derrota de su país en la Guerra Greco-Turca lo que generó que tuvieran que volver a escapar hasta 1935. En este contexto y en 1930, Alicia recibió un duro diagnóstico: esquizofrenia paranoide por la cual fue internada en un sanatorio en Suiza. Lo que vino después se asemeja a la tortura. Tratamientos primitivos que ella superó gracias a la fuerza de su fe. 

Alicia de Battenberg
Su retrato, de la colección de cuadros de Felipe.

Sigmund Freud la analizó y dijo que los problemas de la princesa se debían a sus niveles de hormonas y a su total "frustración sexual", razón por la cual le aplicaron rayos X en los ovarios para generarle una menopausia. Además de terapia con electroshock. Alicia logró escapar de este sanatorio y fue a Grecia donde fundó una orden ortodoxa de monjas. En ese momento de su vida ella comenzó a vestirse con los hábitos de monja pero nunca se ordenó formalmente. 

Los hijos de Alicia entre el matrimonio y el internado

En estos años de ausencia de esta madre sus hijos partieron hacia diferentes rumbos. Sus hijas se casaron con nobles alemanes y Felipe fue enviado a un internado. Pasaron décadas para que el príncipe pudiera entender a su madre y a su supuesto abandono ya que Alicia era reacia a contar su historia y mantuvo sus obras de caridad en absoluto silencio. 

Sus trabajos y su orden se estableció en Atenas donde durante la Segunda Guerra Mundial ella ayudó a los refugiados judíos. Fue tal su valía que en su propio hogar ocultó a una viuda y sus dos hijos. Vivía la princesa Alicia a unos metros de donde se encontraba el cuartel de la Gestapo. Alertados los espías la interrogaron pero ella pudo escapar de las acusaciones gracias a su sordera y astucia. 

Alicia de Battenberg
En la serie The Crown revelan a este increíble personaje que la realeza intentó ocultar.

Fue un tiempo de mucha oscuridad. En ese tiempo y en Atenas habían 75 mil judíos de los cuales sobrevivieron sólo 2 mil personas. A pesar de todo, Alicia formó enfermeras y trabajó para auxiliar a los niños creando orfanatos para darles, al menos, una cama dónde descansar. 

Vendió a lo largo de su vida todas sus posesiones y las repartió entre sus proyectos solidarios y los necesitados. En 1967 fue invitada, luego de un golpe militar griego, por Isabel II y Felipe a vivir en el Palacio de Buckingham, en Londres, donde dos años después encontraría la muerte. Pidió esta princesa ser enterrada en el Monte de los Olivos de Jerusalén. Un deseo que se le concedió en 1988. 

Mucho más cerca en el tiempo, en 1994,  Alicia de Battenberg fue honrada con el Justo de las Naciones. Felipe le dedicó estas palabras: “sospecho que nunca se le ocurrió que sus acciones eran especiales. Ella era una persona con una profunda fe y consideraba como una acción totalmente humana ayudar a otros seres humanos en peligro”.