La familia es lo primero y si hay que potenciar el negocio de uno de sus integrantes, todos se unen. Un hecho que no debería llamar la atención. Pero en este caso sí: porque involucra a personajes de la familia presidencial. Y la cuestión se resume así: Juliana Awada posa sonriente delante de la obra que es de su ex marido Bruno Barbier, quien la entregó a la dealer María Calcaterra, que es hija de Angelo Calcaterra, primo y socio de su marido Mauricio Macri, y además uno de los involucrados en la Causas de los Cuadernos, comprador de Iecsa, la firma de Macri y participante entre otros del megaproyecto suspendido soterramiento del Sarmiento.
Así como se dio en otros ámbitos, esta vez fue ArteBA2019 el espacio que permitió la endogamia corporativa Awada, Barbier, Macri y Calcaterra. Es decir, "familia, arte y negocio" unidas en una operación que redituó dividendos para todos. Brindis con champagne, dólares para Barbier y Calcaterra y quizá, una nueva cartera de marca francesa para la primera dama. Y definitivamente "con una familia tan mancomunada" todos felices y contentos.
La obra. Esta vez la endogamia corporativo-familiar giró en torno a una obra sin nombre del artista argentino Jorge de la Vega (1930-1971) cuya venta logró marcar un récord en debut de ArteBA2019: US$ 1.300.000 que pagó, como dicen en estos casos, un coleccionista de bajo perfil. Nombre que sería interesante conocer para completar esta película pero como son tres los que están en danza, por ahora, se evitará publicar. Eduardo Costantini no es uno de ellos aunque se mostró interesado. Muy interesado. Incluso hizo una oferta para sumar esta obra a "Rompecabezas" que él exhibe en el Malba desde su apertura. La de Costantini -Rompecabezas- también es en blanco y negro- y son un grupo de paneles que se pueden montar de diferentes formas.
Intrigas y rumores. La obra que Barbier vendió en US$ 1,3 millones es una sola pieza de grandes dimensiones que, entre los rumores que corrieron en la feria, demandaron toda una logística adicional para sacarla de su casa de Barrio Parque. También hubo otro rumor que maximizó el reflejo de discreción del belga Barbier. Y es que la venta esta obra es parte del desprendimiento de la mayoría de sus bienes que en Argentina porque, instalado con su mujer en Europa, su familia retendrá en el país los campos y quizá la casa de Cachi (Salta) que sus padres se construyeron hace unos años cuando ese destino adquirió categoría de destino premium.
Y todos contentos... El otro rumor grafica un poco el lado B de ARTE BA. Para algunos integrantes del "círculo rojo" la apertura de la misma es como la alfombra roja de los Martín Fierro para la familia televisiva. Y como en esa ceremonia mediática los abrazos y felicitaciones se cruzan con las envidias y los celos, esos mismos sentimientos se dan en ArteBa desde el minuto uno. En la primera, todo gira en torno a una estatuilla; en la segunda, en torno a lo único que importa en una feria, vender. Amparados en dos palabras -¡Qué casualidad!- se construye el rumor que, probablemente se confirme al final de ArteBA. Y es el siguiente: las obras del argentino Jorge de la Vega disponibles en el mercado son pocas, mucho menos similares a la que Barbier poseía. Por eso, cuando sale una a la venta es poco probable que dure poco en el catálogo del dealer a cargo. Ergo, dicen, la obra en cuestión ya se habría vendido antes de la apertura oficial de ArteBA2019 pero informarlo en la inauguración era un negocio que convenía a todos. Esto es, Barbier, quien hizo caja y genera interés para ver qué más tiene a la venta; María Calcaterra, quien reposicionó su discreto espacio de arte -sólo se ingresa con cita previa, mucho más después de los problemas legales de su padre-, y sobre todo su catálogo de obras disponibles; y ArteBA, una publicidad que potencia el motor de la feria: vender, vender, vender. Y finalmente el comprador...tranquilo mientras no se haga público su nombre. Por ahora.
