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Cannabis y hachís

Se cansaron los hippies: cierran los puestos de drogas de la célebre 'Pusher Street' en Dinamarca

La zona arrancó con los 70, como barrio libertario llamado Christiania, y aún hoy recibe medio millón de turistas por año. La venta de drogas siempre fue "ilegal, pero tolerada", hasta que los vecinos se hartaron por la violencia de las pandillas extranjeras (hubo cuatro crímenes en 3 años), y votaron que los puestos sean desmantelados. Quieren que su calle "vuelva a ser bonita como antes, asociada al arte, la cultura, el teatro".

Se acabó la venta libre de cannabis en la célebre "Pusher Street" danesa, y la policía desmanteló los puestos.
Se acabó la venta libre de cannabis en la célebre "Pusher Street" danesa, y la policía desmanteló los puestos. | AFP

Luego que "el lugar se convirtiera en desagradable y peligroso", con cuatro crímenes en los últimos tres años, la policía danesa irrumpió finalmente este sábado en la célebre "Pusher Street" y empezó a desmantelar los puestos de venta libre de cannabis y hachís en el barrio de Christiania, un sector de Copenhague que fue libertario y creado por los hippies en los años '70, pero que ya cansó a sus vecinos por las escenas de violencia que se suceden entre los traficantes, que ya no son locales sino que irrumpieron bandas internacionales.

Ya el año pasado los vecinos del lugar habían votado que 'Pusher Street' (calle de traficantes), conocida como una atracción turística de la capital danesa por sus decenas de puestos de cannabis y hachís, tenía que cerrarse después de un asesinato, el cuarto en tres años.

Ese crimen fue el límite de la paciencia de la pacífica comunidad de Christiania, que con sus coloridas calles habían "tolerado" durante mucho tiempo esa escena y ahora decían estar "cansados de la violencia de las pandillas".

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"Pusher Street perdió su encanto, era un lugar libre y se deterioró convirtiéndose en un lugar muy poco agradable, los traficantes luchan entre sí y contra la gente, son violentos", lamenta ante la AFP Hulda Mader, devenida en portavoz de los habitantes del barrio. 

Se acabó la venta libre de cannabis en la célebre
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La policía ya había encarado el desmantelamiento de algunos puestos, pero luego resurgían. "Vamos a quitar todas las tiendas de cannabis. Es nuestra primera tarea de este sábado. Luego nos aseguraremos de que la zona esté tranquila", explica Simon Hansen, jefe de la policía de Copenhague. 

Por su parte los habitantes afirmaron que sacarán algunos adoquines de la calle. "Tomaremos adoquines y se los daremos a quien quiera. Será una señal de que 'Pusher Street' está cambiando y ya no será una calle de traficantes", explica Mader.

Esta mujer de 70 años, residente en el barrio desde 1994, cree que lo importante es que la mayoría de los habitantes del barrio, unes miles, apoyen el cambio.

"Su compromiso es crucial", afirma aliviada la alcaldesa de Copenhague, Sophie Haestorp Andersen. "Es la primera vez que se unen y adoptan una postura contra el crimen y la inseguridad que azotan a su vecindario", asegura.

 

"Basta de la tiranía de las pandillas"

En 1971 los hippies crearon la "ciudad libre de Christiania" en un antiguo cuartel abandonado, una comuna que, según sus estatutos, "pertenece a todos y a nadie" y donde cada decisión, todavía hoy, es tomada de forma colegiada.

En este enclave de 34 hectáreas, la venta y el consumo de cannabis era "ilegal pero tolerado", lo que propiciaba el tráfico de drogas y el surgimiento de bandas. "Hace cinco o diez años, los traficantes eran principalmente locales, pero ahora las bandas manejan el mercado de drogas", señala Hansen, el jefe de la policía.

Según la alcaldesa, "durante demasiado tiempo aceptamos que los traficantes vendieran  marihuana y otras drogas, incluso hasta fresas o guisantes recién pelados, tanto a turistas como a habitantes de Copenhague". 

En agosto pasado los habitantes habían bloqueado como protesta durante un día el acceso de los no residentes a la zona, visitada por más de medio millón de turistas cada año, "con la esperanza de liberar a Christiania de la tiranía de las pandillas".

En 2023, la policía, que no facilita cifras sobre las cantidades de droga incautada, detuvo a unas 900 personas en relación con el tráfico de drogas en el barrio.  Con este "nuevo capítulo pretenden limpiar la calle y hacerla bonita", afirma Mader, que vive en una casa grande que comparte con su hijo y su familia. 

"Pintaremos y reconstruiremos los edificios. Queremos estar asociados al arte, la cultura, el teatro, como antes. Un lugar realmente agradable donde la gente viene y se relaja", destaca.

Christiania es también un sitio muy verde, donde se escucha el canto de los pájaros en el camino que sigue las antiguas murallas. Con el ansiado fin del narcotráfico, la comunidad quiere apostar por esta imagen idílica y por su vitalidad artística.

También hay planes para construir alojamientos para unos 300 recién llegados, un proyecto cuyas modalidades aún no fueron ultimadas pero con el que se espera atraer a familias con niños. Actualmente el 25% de la población de Christiania tiene más de 60 años.

 

AFP/HB