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Pandemia de coronavirus

México y Argentina liderarían la distribución de la vacuna en Latinoamérica

La titular del laboratorio a cargo de la investigación adelantó que ambos gobiernos se ocuparían de recolectar los pedidos para garantizar su reparto equitativo. El tándem AMLO-Fernández y la construcción de un eje de soft-power, comercio y multilateralidad.

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Alberto Fernández reunido con el presidente de México. | Twitter López Obrador

Argentina y México, sus gobiernos, se piensan en tándem en lo que hace a la política regional y esta nueva alianza estratégica en torno a una vacuna contra la pandemia que azota al mundo entero vale también leerse en esa clave, aunque el esfuerzo original repose en los privados.  

Después de todo, serían los dos gobiernos los encargados de recibir los pedidos por parte de los otros países una vez que la producción esté en marcha y los que deberían garantizar la distribución equitativa que demandaron en los foros globales. Todo un ensayo de soft power regional.

"México y Argentina están haciendo un eje del bien en América Latina y el Caribe en beneficio de nuestros pueblos", saludó el subsecretario de México para América Latina y el Caribe, Maximiliano Reyes Zuñiga, a las pocas horas del anuncio oficial en su tierra.

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Los contactos entre uno y otro gobierno son frecuentes y, en ocasiones, se manifiestan a través de tuits de algunos de sus interlocutores, como este. Otras veces, las gestiones se mantienen en privado, en diálogos telefónicos o mensajes cruzados entre los cancilleres, Felipe Solá y Marcelo Ebrard. También Solá celebró en redes sociales "que la hermandad con México se traduzca en políticas sociales justas y eficaces".

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A lo largo de los últimos meses, ambos gobiernos se alinearon en el reclamo público e internacional a favor de un acceso universal a medicamentos y una eventual vacuna en el marco de la lucha contra la Covid-19. Lo hicieron ante el G20, por ejemplo, donde los dos estados participan y también en foros de diverso calibre, desde el Grupo de Puebla, Naciones Unidas y un encuentro de cancilleres latinoamericanos con China, en julio pasado, a cumbres sanitarias que incluyeron al Reino Unido, otro vértice en la ecuación que condujo a la investigación de la Universidad de Oxford y la firma AstraZeneca.  

Si bien en Argentina se habló de hasta 250 millones de dosis —acorde a la capacidad que manifestaron los privados—, en la presentación  mexicana, la presidenta y directora general de AstraZeneca, Sylvia Varela, lo elevó a 400 millones. De concretarse ese número, abarcaría casi a la totalidad de la población de Latinoamérica y Caribe, descontando los 210 millones de brasileños ya que ese país tiene su propio acuerdo con Oxford. En su alocución, repitió el mismo concepto de "equidad" que hicieron propios los presidentes Fernández y López Obrador.

Si bien en Argentina se habló de hasta 250 millones de dosis, la presidenta y directora general de AstraZeneca, lo elevó a 400 millones, casi la totalidad de la población de Latinoamérica y Caribe. 

También fue en aquel acto donde se mencionó que los dos gobiernos se ocuparían de distribuir las dosis una vez que se fabriquen en la Argentina y se envasen en el extremo opuesto. Fuentes del Ministerio de Salud de la Nación, en Buenos Aires, prefieren la cautela, aseguran que no se estableció aún esa mecánica.  Tampoco quisieron contestar respecto a las consultas tempranas de países por la vacuna sino que derivaron la pregunta hacia los laboratorios involucrados, al tratarse de un entendimiento privado. Solo recalcaron que la Argentina se reservó poco más de 22 millones de dósis, lo que cubriría a poco menos de la mitad de su población.

En México, Varela nombró a países que " ya levantaron la mano" para manifestar su interés en la vacuna, como El Salvador, Colombia y Chile. "Nos parece una muy buena noticia, que un país latinoamericano tuviera la capacidad de producir esa cantidad de vacunas. Hay que esperar los resultados, porque la vacuna está en fase 3. Hay que ser prudentes", relativizó la subsecretaría de Salud Pública chilena, Paula Daza, al ser interpelada en Televisión Nacional de Chile.

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Esa misma mañana, el canciller mexicano, Ebrard, se había referido a la vacuna que Argentina y su país desarrollarán en conjunto como "una cadena de producción latinoamericana que implica una transferencia de tecnología". Su frase apunta hacia una alianza que se piensa en términos políticos pero también de desarrollo socio-económico. Una mirada en común que empezó a tomar forma en agosto del año pasado y se selló tres meses después, con la primera y única reunión de Alberto Fernández y Andrés Manuel López Obrador, en el viaje del argentino como presidente electo.

Para un ala internacionalista del gobierno de AMLO que fomenta una aproximación al Sur como contrapeso a su histórica dependencia del Norte, el ascenso del Frente de Todos les abrió una oportunidad real. Y para la Argentina, tomar esa mano era esencial ante el giro de Brasil hacia la ultraderecha,  de manera tal de apostar a un eje latinoamericano diferente frente al poder conservador que se extiende por la región. Por supuesto, también hay motivaciones comerciales: México es la segunda economía de Latinoamérica y un mercado tan codiciado como vedado para ciertos productos argentinos, como la carne.

Para un ala del gobierno de AMLO que fomenta una aproximación al Sur, el Frente de Todos les abrió una oportunidad real. Y para la Argentina, tomar esa mano era esencial ante el giro de Brasil

Desde entonces, la alianza se tradujo en acciones concretas, a diverso nivel, tanto en lo privado como en la multilateralidad. Se vio en la Organización de Estados Americanos, en la abstención de ambos en condenas a Venezuela por parte de los países alineados con Estados Unidos y el secretario general de la organización, Luis Almagro —a quien no pudieron desplazar—, así como en la posición conjunta frente a la candidatura de Washington para el Banco Interamericano de Desarrollo. Los dos países reclaman, junto con Costa Rica y Chile, que se postergue la votación de septiembre a marzo de 2021 porque se niegan a ceder ese lugar clave para el financiamiento de la región en la post-pandemia.

Al igual que el gobierno de AMLO se inclinó a favor del nominado argentino para el organismo de crédito, Gustavo Béliz, el presidente Fernández se expresó en público a favor del candidato mexicano para la Organización Mundial del Comercio (OMC), Jesús Seade, subsecretario para América del Norte de la Cancillería mexicana. Lo presentan bajo la necesidad de dotarla de una visión más amplia e inclusiva en un organismo denostado por Estados Unidos y que reclama una reforma en su funcionamiento para aggiornarse al nuevo sistema de comercio.  

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Asimismo, ambos gobiernos apuestan por consolidar la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños  (Celac), bajo la actual presidencia de México, como una alternativa a la Unasur y la OEA. Juntos también se posicionaron a favor de una mayor tolerancia frente al peso de la deuda en esta pandemia, en línea con el Papa Francisco, y en Argentina no olvidan las gestiones de López Obrador frente al CEO de BlackRock, Larry Fink, para ayudar a acercar posiciones en la tensa renegociación con los acreedores privados. Menos aún que haya replicado ese mensaje ante Trump, durante su único viaje a la Casa Blanca. No tuvieron suerte con las jugadas coordinadas en Flacso y Aladi.

Por último, la sintonía política hizo posible que algunas trabas comerciales se relajaran junto con la aparición de nuevas oportunidades bilaterales. Desde el Gobierno destacan las chances para el poroto negro, una economía clave en provincias como Salta y Jujuy, y una conversación que se remonta a 2017 —en el marco de la disputa de México con Estados Unidos por su acuerdo de libre comercio— y la necesidad de diversificarse de aquella nación para la adquisición de un insumo clave en su dieta. No obstante ello, aseveran que el broche final fue una decisión política de AMLO. Lo mismo en el entendimiento para importar, desde Argentina, silobolsas y tecnología para la producción de leche en polvo, a comienzos de año, cuando Solá asistió a la Celac en nombre de Argentina.

MB / DS