Juliana compartió una historia en Twitter que se hizo viral porque se trataba de un relato feliz en medio de tantos nubarrones. Ella contó que su mamá fue madre sustituta de 19 niños en Goya, Corrientes y que su casa estuvo llena de historias colmadas de amor, de la mezcla de alegría y dolor cuando tenían que despedirse porque llegaba la noticia de la adopción, pero hizo hincapié en un caso especial.
“El juzgado le daba los niños por unos meses que se convertían en años, hasta que salían en adopción. No cualquier niño, sino los más vulnerables, desnutridos, los bebés recién nacidos”, escribió Juliana Coria en su Twitter. Uno de ellos, Rafa, llegó a la familia de Juliana, “súper desnutrido y con problemas neumológicos. Mis viejos lo llevaron a los mejores especialistas de todo el país y comenzó su tratamiento con muy buenas probabilidades”.
“Un año después, fue adoptado por una familia que no podía tener bebés y continuó su tratamiento. Al tiempo, la mamá adoptiva nos cuenta que llamaba la atención cómo dibujaba para su edad, un prodigio. Hoy nos llegó la invitación de la presentación de su primer libro”, contó.
Gloria de madre sustituta a abuela cuentacuentos
Gloria ahora está jubilada, pero 20 años atrás fue la mamá sustituta de 19 niños, además de criar a sus tres hijas y encontrar tiempo para estudiar abogacía y lograr graduarse. Ella era presidenta de la Casa del niño, en Goya, una institución de menores que ya no existe más. En ese lugar un día conoció a un bebé que necesitaba cuidados más intensivos y decidió consultar al juzgado si podía haber alguna manera legal para que ella lo cuidara en su casa y lo consiguió.
A partir de entonces abrió una posibilidad que se convirtió en una constante los años siguientes. Siempre que había chiquitos que necesitaban algún acompañamiento especial, iban a la casa de Gloria, que contaba con el apoyo de su marido y de sus hijas, el núcleo que sumaba a estos chicos como si fueran de la familia y que quedaba con el corazón feliz y triste al mismo tiempo cuando se iban.
“Ahora formo parte del grupo Abuelas cuentacuentos, que no soy abuela biológicamente, pero tengo todos estos chicos, que a mí me sirven de experiencia.”, cuenta Gloria a PERFIL. “Contamos cuentos en las escuelas o donde lo necesiten, también hago campañas solidarias, ayudamos mucho a una escuela carenciada acá de Goya”, agrega.
De muchos de esos niños que cuidó, perdió el contacto porque era una época anterior a las redes sociales y las adopciones, en todos los casos, implicaron que los niños se fueran a otras ciudades.
“He tenido dos bebés juntos, prematuros, tuve mellizos, todos chiquititos y bueno, yo los tenía como a mis hijas, tenía un moisés al lado de mi cama, compartían mi cama con mi marido, igual que mis hijas cuando eran bebés y después cada vez que había algún chiquito así la jueza me llamaba”, relata.
“Ella me había explicado bien, cómo era que yo no me podía quedar con los chicos y lo tuve muy claro, porque decía 'Dios me dio las hijas que yo tuve, las que quise y no puedo ser egoísta de privarle tener un hijo a alguien, que Dios no se lo dio'”, recuerda. “Me hubiera quedado con todos, porque el dolor del desprendimiento es terrible, me he enfermado varias veces porque los tuve mucho tiempo, pero también feliz por el futuro de ese chico que tenía una familia, las adopciones algunas salieron divinas como la de Rafa otras no tuvieron un final feliz, pero bueno, somos humanos y siempre se cometen errores", reconoce.
Entre esos niños que cuidó hubo algunos que se quedaron hasta tres años en su casa, que llegaron a ir al jardín con sus hijas, que pasaban fiestas y vacaciones juntos y luego debían separarse. Pero Gloria, aunque sintió las ausencias, destaca que lo importante era la felicidad de esos chicos que tenían la posibilidad de construir un hogar definitivo.
La historia de Rafa
“Rafa era un chiquito muy delicado, por problemas de salud, estuvo internado, nosotros tenemos acá un hospital Pediátrico de excelente calidad en Corrientes, él estuvo ahí y cuando sale de ahí me llama la jueza a ver si lo podía tener y hacerme cargo”, cuenta. El pedido era porque, aunque el niño de entonces 7 meses había sido dado de alta, debía continuar con un tratamiento complejo para recuperarse completamente.
“Cuando me lo dieron era un bebito, tenía bajo peso, lloraba y yo me sentaba en un sillón, lo hacía dormir, igual que un bebé nuestro. Me habían dado indicaciones de que coma comida con muchas calorías, pero en pequeñas cantidades porque era muy chiquito y recuperó su peso”, recuerda.
El día que lo adoptaron, Gloria le entregó todas las fotos que tenían juntos para que lo acompañara su historia. “Me quedé con algunas copias, pero ellos se llevaban al final sus álbumes con sus fotos para completar su historia y bueno, los padres de Rafael son un matrimonio espectacular, lo criaron muy muy bien a Rafael”. “Desde chiquito tuvo esas condiciones de dibujar, me acuerdo de que venían a casa y la mamá me decía ‘dale un papel con un lápiz para que dibuje’ porque era su entretenimiento y llamaba la atención cómo dibujaba”, enfatiza.
Cuando recibió la invitación por la presentación del libro Rosita escrito por Martita Castro e ilustrado por Rafael Dabrowski, su corazón pegó un salto. “Cuando la madre me contó, fue una gran emoción, es una cosa hermosa”.
El 4 de mayo tanto Gloria como su hija que vive en Goya viajarán a La Rural para acompañar a Rafa en este momento y celebrarán juntos que ese niño de 7 meses, cuyas condiciones eran muy adversas, ahora es un ilustrador que no se olvida del cariño recibido por su madre y hermanas sustitutas.
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