La National Geographic Society (NGS) difundió que, tras décadas de evaluar los estudios presentados por sus propios integrantes, “reconoce” el Océano Austral como el quinto océano del mundo. El anuncio tiene vigencia en los anales del organismo a partir del 8 de junio de 2021, el Día Mundial de los Océanos.
La organización bajó así el martillo sobre un tema muy controvertido, que archiva en segundo plano vericuetos jurisdiccionales.
“Cualquiera que haya estado en ese sitio tendrá dificultades para explicar qué tiene de fascinante, pero todos estarán de acuerdo en que los glaciares son más azules, el aire es más frío, las montañas son más intimidantes y los paisajes son más cautivadores que en cualquier otro lugar al que puedas ir”, dijo a modo de justificación Seth Sykora-Bodie, científico marino de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en Inglés) y explorador de National Geographic.
Hasta el presente, National Geographic Society sólo incluía cuatro océanos en los mapas que ha venido dibujando desde 1915, con tal minuciosidad y detalle que incluso fueron tomados como oficiales por el gobierno de Estados Unidos, cuando la falta de recursos estatales había disminuido la inversión en cartografía. A partir de ahora, todos los mapas de National Geographic Society señalarán el Atlántico, el Pacífico, el Índico, el Ártico y el Austral como los océanos del planeta.
“Océano Austral”, gracias a James Cook
Fue el navegante británico James Cook quien, entre 1772 y 1775, bautizó Southern Ocean (Océano Austral) las aguas que rodean el Polo Antártico. En 1777, Cook publicó “Voyage towards the South Pole and Round the World” y allí acuñó el nombre del Mar Circumpolar Austral (como siguen denominándolo otros estudiosos de la región).
Ese texto precoz convirtió en noticia toda la información que llegaba desde estos confines, entre otras razones por la riqueza marítima de la región, repleta de focas y ballenas que proveían aceites de enorme valor comercial en Europa. El interés petrolero sería muy posterior.
Ya en 1928, el Océano Austral fue reconocido como tal por la Organización Hidrográfica Internacional (OHI), que lo situaba alrededor de la Antártida pero decía que sus límites eran “terrestres”: América del Sur, África, Australia y la Isla Broughton (Nueva Zelanda).
El detalle de los límites terrestres del Océano Austral enumeraba al Cabo de Hornos (Chile), el Cabo de las Agujas (Africa), la costa sur de Australia comprendida entre el Cabo Leeuwin y el cabo Sureste en Tasmania, la costa del Estrecho de Bass y la isla Broughton antes de “unirse” nuevamente con el Cabo de Hornos.
Sin embargo, no todos sus miembros estaban de acuerdo y para poner fin a la controversia literalmente lo borraron del mapa y el presunto Océano Austral perdió esta designación en 1953.
Algunos no se quedaron callados e hicieron oír sus quejas desde entonces. En 1999, la Junta de Nombres Geográficos de EEUU adoptó unilateralmente el término Océano Austral, que sólo regía para algunos científicos, sin consenso internacional.
Las autoridades cartográficas australianas por su parte, nunca dudaron en definir el Océano Austral como la totalidad del cuerpo de agua entre la Antártida y las costas del sur de Australia y Nueva Zelanda. Y así lo indican los mapas que los chicos de esa región estudian en las escuelas.
La Organización Hidrográfica International aún no se pronunció al respecto, pero se mantiene su punto de partida tradicional: hay un único océano en la Tierra y es global.
Dueños de tierras y océanos
Inevitablemente, la pregunta por la cantidad de los océanos remite a otra: ¿cuántos son los continentes? O mejor dicho: ¿a quiénes pertenecen?
Si los continentes se definen como “grandes cantidades de tierra separadas por océanos”, habría cinco continentes, como grafican los cinco círculos del logotipo de los Juegos Olímpicos: América, Europa, Africa, Asia y Oceanía. ¿Y la Antártida? A la luz de esa definición también es un continente. Entonces son 6, no 5.
Sin embargo, hay otro problema: Europa y Asia no están separadas por océanos sino por los Montes Urales. Podríamos reformular el quinto continente como Eurasia, el que se extiende desde Islandia/Portugal hasta Japón.
Sin embargo, si los Montes Urales no dividen continentes, sería incorrecto afirmar que el Canal de Suez divide África de Asia, ya que tampoco es un océano. Además es artificial; antes de su construcción, sencillamente no existía.
¿Deberíamos formular un tal continente “Eurafrasia”? En él vive el 86,33 % de la población mundial sobre el 57% del territorio disponible en el planeta Tierra. Retrocedimos varios casilleros: entonces serían cuatro los continentes….
¿América o Norteamérica?
Ahora bien, es sabido que el ciudadano estadounidense de a pie habla de América como “Norteamérica”; es decir, lo considera un “continente” separado del resto de la masa terrestre con que continúa hacia el polo sur.
Para algunos geógrafos, América del Norte y América Central son un solo bloque dividido de América del Sur por Darién, una zona selvática, pantanosa e impenetrable que nunca se abrió para que la comunicación terrestre entre ambos subcontinentes sea posible. Tal es así, que la famosa Panamericana se interrumpe en esta región.
Se dice –pero no es enteramente cierto- que en la década del 50, fue precisamente la NGS quien bautizó Tapón del Darien a este territorio salvaje que “comparten” Panamá y Colombia. Por su geografía enmarañada y compleja quedó aparentemente afuera de sus relevamientos expedicionarios y sendos países no pusieron suficiente empeño para tornar accesible un territorio inexpugnable.
Así planteado, el Tapón del Darien dificulta el intercambio comercial entre dos bloques del mismo continente que, si se piensa bien, en términos geopolíticos deberían reencontrarse.
Y si a alguien en algún momento se le ocurriera “destapar” el Tapón del Darien, siempre estará el Canal de Panamá, que como el Canal de Suez, fue construido ex profeso por las grandes potencias y que, a pesar de que no es un océano ni encaja en la definición que deslinda continentes en el diccionario, bien podría ser perdonado, como sucedió con el de Suez, entre Asia y África.
Tal vez los continentes pronto sean 8, si se decide darle categoría de continente a "Zelandia", que se habría desmembrado hace 60 millones de años del bloque integrado por Oceanía y Antártida. Zelandia es casi todo agua: mide casi la mitad de Europa, pero solo 6% del conjunto (Nueva Zelanda y Nueva Caledonia) emerge del agua.
Océanos y mapa cultural
Si se mira la historia cultural de todos estos bloques, la tijera de las diferencias culturales impone sus propios criterios sobre todos los otros diseños continentales. Eso hace que Africa, Asia y Europa deban estar separados.
Desde luego, si España, Portugal y Francia hubieran triunfado en su conquista del norte africano, sería otra la cartografía continental.
Igual que con Islandia, geográficamente sobre la cordillera Mesoatlántica y casi más cerca de Estados Unidos que de Europa, pero siempre “próxima” a la cultura de los territorios noreuropeos y escandinavos.
Y todo esto sin mencionar que Tasmania y Nueva Guinea se ponen bajo el ala de Australia en la puja por ser considerados un continente per se. Gran problema plantearían Fiji y Tonga que están más próximas a Zelandia (que no las reclama), pero que deberían jurisdiccionalmente “saltearla” para tal vez pertenecer al futuro continente Australiano. Y si la cuenta no nos falla, ya estaríamos por los 9 continentes.
Países de dos continentes
La isla de Nueva Guinea también plantea un problema: la comparten dos países, Indonesia y Papúa Nueva Guinea, que pertenecen a dos continentes diferentes –Asia y Oceanía- que, una vez más, no están separados por un oceáno sino por una línea terrestre.
De ese modo, Indonesia es el caso de un país que tiene su territorio dividido entre dos continentes, igual que Egipto (el Monte Sinaí), Turquía (Estambul), España (Ceuta, Melilla y las Islas Canarias están en territorio continental africano), Estados Unidos (Hawai pertenece a Oceanía), Chile (la Isla de Pascua pertenece a Oceanía) e incluso Dinamarca que si bien es de Europa, posee la mayor isla del mundo, Groenlandia, emplazada en continente americano.
Con todo, nadie supera a Francia el mayor país transcontinental del mundo, con territorios en Europa, América (Antillas Francesas, Guayana), Oceanía (Polinesia), Africa (Mayotte, Reunion), sin contar su reclamo territorial en la Antártida, igual que Chile, Argentina y Gran Bretaña.
Se trate de tierras u océanos, si una definición tiene tantas excepiones, sin duda resulta arbitraria.
National Geographic Society
National Geographic Society es un organismo sin fines de lucro que fue creado en 1888 por un abogado estadounidense que también manejaba negocios financieros.
Gardiner Greene Hubbard -de él se trata- fue tanto el primer presidente de NGS como de la compañía de telefonía Bell (su hija se casó con el británico Alexander Bell), empresa que también co-fundó Hubbard, tanto como la revista Science.
Desde sus albores, la revista The National Geographic Magazine, que se publica ininterrumpidamente desde entonces, se instaló como su producto emblemático.
Con coberturas periodísticas en lugares de difícil acceso, una detallada cartografía, fotografías a color casi antes que otros sellos editoriales, productos infantiles y traducción a numerosas lenguas (incluidos el japonés y el árabe), sus productos ganaron fama y prestigio y rentabilidad.
Actualmente, la organización cuenta con unos 6 millones de suscriptores en todo el mundo, además de un canal de televisión que luego fue comprado por la cadena FOX y ahora opera Disney.
La sociedad patrocinó y financió algunos proyectos científicos resonantes como las investigaciones en el Machu Pichu, los primeros vuelos al Polo Sur y al Polo Norte, la exploración submarina de Jacques-Yves Cousteau, los “gorilas en la niebla” ruandesa de Dian Fossey y los chimpancés de Jane Goodall, entre varios otros.
El slogan actual de NGS, hoy una empresa multimediática con sede central en Washington, reza “el poder de la ciencia, la exploración, la educación y el relato para iluminar y proteger la maravilla del mundo”.