El paso del huracán Ian dejó a Florida, Carolina del Norte y del Sur sumidas en el pesar y la destrucción. Los fuertes vientos y la tormenta, considerada como una de las más potentes que haya afectado al territorio continental de Estados Unidos, generó millones de dólares en pérdidas y, lo que es peor, un número desconocido hasta el momento de muertos.
Ahora Ian se está debilitando a ciclón post-tropical. Sin embargo, el Centro Nacional de Huracanes ha declarado que la amenaza de mareas de tempestad, inundaciones repentinas y vientos fuertes continúa.
La tormenta golpeó la costa del Golfo de Florida el miércoles, convirtiendo las ciudades de la playa en zonas de desastre, antes de alcanzar velocidades de viento de 85 mph (140 kph) mientras golpeaba la costa de Georgetown, al norte de la histórica ciudad de Charleston en Carolina del Sur el viernes, consignó Noticias Argentinas.
Las carreteras quedaron inundadas y bloqueadas por los árboles, mientras que varios muelles resultaron dañados. Alrededor de 1,9 millones de hogares y empresas estaban sin electricidad en las Carolinas y Florida a las 21:30 hora del este (01:30 GMT), según el sitio web de seguimiento PowerOutage.us.
Tanto el número de víctimas como los costos de las reparaciones siguen sin estar claros, pero cuando Florida entraba en su tercer día después del primer impacto de Ian, la magnitud de los daños se hacía evidente.
Se ha informado de al menos 21 muertes, dijo Kevin Guthrie, director de la División de Gestión de Emergencias del estado, en una sesión informativa matutina el viernes, subrayando que algunas de ellas seguían sin confirmarse. Unas 10.000 personas estaban en paradero desconocido, dijo, pero muchas de ellas probablemente estaban en refugios o sin energía eléctrica.
"Esas casas más antiguas que no son tan fuertes construidas, fueron arrastradas al mar", dijo el gobernador Ron DeSantis.
En tanto, las aseguradoras se preparan para un golpe de entre 28.000 y 47.000 millones de dólares, en lo que podría ser la tormenta más costosa de Florida desde el huracán Andrew en 1992, según la empresa estadounidense de datos y análisis de propiedades CoreLogic.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ya ha aprobado una declaración de catástrofe, poniendo recursos federales a disposición de los condados afectados por la tormenta. "Estamos empezando a ver la magnitud de la destrucción. Es probable que esté entre las peores... de la historia del país", expresó.