Miles de personas participaron este viernes de la "Marcha de las Velas" en La Matanza, una movilización organizada para reclamar más seguridad en ese distrito del oeste del conurbano, pidiendo justicia tras el asesinato del kiosquero Roberto Sabo. La concentración fue un edificio de la Municipalidad de La Matanza totalmente vallado y cercado mediante un imponente despliegue policial, que incluyó a unos 1700 efectivos de diversas áreas de la fuerza.
A la asistieron vecinos de las distintas localidades matanceras, incluso llegaron ciudadanos de lugares vecinos y hasta de la ciudad de Buenos Aires, todo en un marco de protesta pácifica y sin incidentes. Tanto el edificio comunal como la plaza de San Justo, incluyendo la comisaría de San Justo y la Delegación de Investigaciones, habían sido rodeados por vallas, tras las cuales se alinearon los policías, de policías de distintas divisiones de la Policía local.
Los vecinos autoconvocados de La Matanza hbaían citado a la manifestación a partir de las 19:00, bajo la consigna "Queremos vivir sin miedo". Los organizadores convocaron a los residentes de las 15 localidades que conforman el partido de La Matanza a participar "sin banderas políticas".
No obstante, durante la manifestación se escucharon fuertes reclamos de distinta índole que tuvieron al intendente local, Fernando Espinoza, como uno de los principales blancos.
Muchos de los manifestantes se habían ubicado frente a la Iglesia de San Justo, ya que era imposible ingresar a la plaza. La protesta no había sido avalada por los familiares de Sabo ante el temor de que se produzcan disturbios, lo que finalmente no ocurrió.
No obstante, durante la manifestación se escuchaban fuertes reclamos de distinta índole que tuvieron al intendente local, Fernando Espinoza, como uno de los principales blancos. Las vallas colocadas por la policía fueron llenadas con papeles con consignas, que apuntaban los reclamos, en muchos casos de familiares de víctimas de la inseguridad.
"Jamás se ocupan de la gente que pagan impuesto. Es lamentable que se sigan perdiendo vidas", decía una mujer que perdió su hijo, asesinado por delincuentes. "Nos están matando por nada, por unas zapatillas, por un celular. Mirá ahora cuántos policías que hay", expresó otro vecino.
La bronca detonó con el asesinato de Roberto Sabo, quien fue ultimado de cuatro balazos durante un robo, el domingo pasado, en su local situado Avenida de Mayo al 800, en plena zona comercial de Ramos Mejía. Por el crimen se encuentra detenido un hombre de 29 años llamado Leandro Suárez y su novia, una adolescente de 15, que habría actuado como cómplice.
Un día después del crimen se produjeron disturbios frente a la comisaría de Ramos Mejía, en los que policías arrojaron gases lacrimógenos contra los manifestantes.
NA/HB