No solo la economía y la cotidaneidad social se vieron alteradas de forma abrupta por la nueva velocidad que imprimió la pandemia a cambios que, en muchos casos, ya transitaban una evolución natural. También la comunicación política, la forma de pensar las estrategias de aproximación al ciudadano —un potencial elector— y, en definitiva, el juego político en las democracias ya no son los mismos ni lo serán en el horizonte del día después a la Covid-19, según lo explicó el consultor ecuatoriano, estratega político y profesor del posgrado en la Escuela de Graduados en Gerencia Politica de la George Washington university, Jaime Durán Barba.
El estratega cerró una semana de seminario virtual de la Universidad Andina Simón Bolívar en el que reconocidos especialistas reflexionaron sobre la tecnología y los cambios que se avecinan en el ámbito de la comunicación política en las crisis y el futuro cercano. Categórico, Durán Barba enfatizó en descartar la idea de la manipulación si lo que se busca es el éxito de una campaña política: “No hay control. Ya no hay control —subrayó—. Cuando el presidente manda un mensaje, la gente oye lo que quiere, hace lo que quiere y termina generándose un mensaje que ya no está controlado. Más que pensar lo que dice el presidente, se requiere pensar qué va a entender la gente y cómo lo va a reproducir."
Como ejemplo, el ex director de CLACSO en su nación rememoró un episodio del actual mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y un gato negro, durante un acto proselitista en Morelos. Contó que el felino se paseó por el escenario, captado por las cámaras de los miles de celulares presentes y relegó al candidato a un segundo plano. Toda la conversación pública posterior giró en torno a la superstición de cara a las elecciones y del discurso de AMLO poco trascendió. “La gente le da la importancia a lo que le da la gana, no a lo que el politico quiere", comentó.
Las transformaciones en el diálogo entre dirigentes y dirigidos forman parte de una cadena de cambios en la conectividad de las sociedades que precede a la pandemia si bien semanas de confinamiento e interacciones digitales tendrán su efectos, apuntó Durán Barba. De hecho, a lo largo de su disertación de casi una hora y media, incuyendo preguntas, recorrió los impactos de la tecnología sobre el control del mensaje por parte de un emisor. De los primeros teléfonos, que quebraron “la jaula del macho alfa”, a la radio —“música y discurso”, en las imágenes compartidas del brasileño Getúlio Vargas y la samba o el peronismo con Gardel y Goyeneche— y, luego la televisión, la revolución de la imagen, “mucho mas compleja que la comunicación de la voz”, indicó.
Con un fragmento del histórico debate presidencial de 1960 entre John F Kennedy y Richard Nixon, Durán Barba marcó un momento de quiebre en las estrategias de comunicación política, y el impacto diferenciado entre quienes lo siguieron en la pantalla —dieron ganador al joven senador demócrata— y los que lo siguieron por radio —apoyaron la solidez del mensaje del vicepresidente republicano, de aspecto más desaliñado y abatido—. Lo que dejó en claro la influencia de la observación sobre el modo como se percibe la realidad, según el consultor.
“Algunos pensaron que es superficial pero no es tan cierto. Soy partidario fanático de la escritura. Escribo en Perfil todas las semanas y solo escribiendo se puede pensar, pero lo que comunican las imágenes es mucho más integral que las palabras", manifestó el estratega político. “La gente, con mirar, sabe más que si le contaran algo. Los contextos comunican mas que los textos. Dónde está el candidato. Quiénes lo rodean. El señor dice que le preocupan los pobres pero siempre que lo vemos esta en una fiesta en una embajada”, resaltó. Aspectos como la iluminación, la vestimenta, los gestos, que hasta 1960 no se ponderaban, pasaron a ser parte troncal de cualquier presentación electoral. “En televisión, las palabras son el 10 o 12 por ciento del mensaje”, zanjó Duran Barba.
La siguiente revolución se desarrolló con las computadoras, explicó luego. Un impacto que aún no se deja mensurar, que será “descomunal” tras la pandemia, vaticinó el autor de “Mujer Sexualidad internet y politica”, de próxima segunda edición. De aquel trabajo post campaña mexicana en 2003, junto a Santiago Nieto, rescató el estudio sobre tres fenómenos que explotarían en los años siguientes: el rol de la mujer, el efecto de las tecnologías y la irrupción de los outsiders, desplazando a los políticos tradicionales que “ya no tienen espacio en ningún lado”.
"La gente, con mirar, sabe más que si le contaran algo. Los contextos comunican mas que los textos. Dónde está el candidato. Quiénes lo rodean.”
Abdalá Bucaram, en Ecuador. Alberto Fujimori, en Perú. Hugo Chávez, en Venezuela. También otro ecuatoriano, Rafael Correa, más cercano en el tiempo. Y en estos días, el estadounidense Donald Trump y el brasileño Jair Bolsonaro. “Antisistemas” y “antipartidistas”, los describió. “Hay una crisis total en el mundo de las instituciones propias de la revolución industrial: los partidos, los sindicatos y las sociedades intermedias —enumeró. Los que quieran sobrevivir deberán replantearse las cosas y algunos van a desaparecer”.
La acumulación de la información, cada vez más accesible, y los nuevos canales de comunicación, que diluyeron las jerarquías y las categorías sociales, redefiniendo el modo de relacionamiento de las personas, tuvieron también su eco en la edificación de liderazgos. De los antiguos líderes verticales, con títulos y cierto velo monumental, la política transitó a la horizontalidad, definió Durán Barba. De pronto, el doctor Jose Maria Velasco Ibarra y el general Juan Domingo Perón, dieron paso a “(Lenín) Moreno, Cristina, Mauricio, tratados de tú, porque los ven cercanos, se los ve cercanos en la television y se ha desmitificado el viejo poder”.
Lo que también se quebró fue el papel de las personas en la recepción y resignificación del mensaje. “La gente, en los ultimos años, ha dejado de aceptar el consumo pasivo de ideas o bienes. Quiere participar. El nuevo poder para movilizarse pretende que cada persona haga algo, no sea un objeto sino un sujeto en la campaña. La gente no está votando al que entiende sino alguien en quien confía”, opinó el estratega. Al borrarse las fronteras físicas y sociales, los nuevos liderazgos político implican entender” y las campañas se montan sobre la base de diferenciar qué tipo de voto se persigue: el positivo, el negativo, el voto temor o el pragmático.
Los ejemplos de sus propios trabajos y campañas en las que colaboró, que compartió con la audiencia virtual, daban cuenta de esta teoría aplicada en la práctica. Spots como el de “La bofetada”, en la pugna legislativa de Francisco de Narváez, en 2009, en Argentina. O las visitas de Mauricio Macri a ciudadanos, ya como Presidente de la Nación. También la experiencia junto a Marina Silva, en la elección presidencial de 2010 en la que cosecharon casi el 20 por ciento de los votos en Brasil. En todos esos casos, puntualizó Durán Barba, se trató de exhibir un mensaje “espontáneo, transparente y no manipular a la gente, porque no se puede manipular a la gente, es muy mala idea hacerlo”.
Por último, el consultor pronosticó que la erupción de los movimientos ciudadanos autoconvocados a través de las redes sociales, sin liderazgos definidos, como los que se vieron en Francia, en Chile, mismo en Ecuador, se multiplicarán en la pos pandemia. Reacciones que no son nuevas en el marco de un mundo cada vez más hiperconectado pero que siguen representando todo un desafío para la dirigencia política porque “caotizan las sociedades”, sostuvo Durán Barba.
