El 18 de noviembre se cumplen 43 años del mayor suicidio colectivo de la historia, en el que más de 900 personas perdieron la vida en la tragedia de Jonestown, el nombre de la agrupación religiosa con la que se identificó la masacre de 1978, en Guyana y que Metro-Goldwyn-Mayer y Leonardo Di Caprio llevarán al cine.
"Acabemos con esto ya. Acabemos con esta agonía". Esas fueron las palabras textuales de Jim Jones, un pastor evangélico que se dedicaba a predicar sobre la igualdad social y racial, el líder de la masacre.
Según Laura Johnston Kohl (ex miembro del grupo): "No fue un suicidio masivo. La gente no dijo 'quiero hacerlo. Fue un asesinato en masa". Laura Johnston Kohl fue una de las sobrevivientes de la masacre y para ella se trató de un crimen mucho más grave.
Laura Johnston Kohl sobrevivió gracias a que, a fines de octubre, Jones le pidió moverse a Georgetown, la capital de Guyana, para trabajar en la sede de la iglesia.
Jim Jones fundó el Templo del Pueblo en su ciudad natal Indianápolis, estado de Indiana, en 1956, con la idea de amalgamar el ideal socialista de aquellos años con una comunidad donde no existieran fronteras de raza o nacionalidad.
Diez años más tarde, trasladó la comunidad a en Redwood Valley, en el norte de California y en 1975, Jones cambió de rumbo hacia Guyana, una ex colonia británica ubicada al lado de Venezuela, donde decidió fundar una agrupación de personas en la que se viviera el ideal forjado en el interior del Templo del Pueblo. Eligió este lugar ya que allí se hablaba inglés y no iba a generar problemas con la inmigración de las personas que quisieran unirse al proyecto.
El proyecto aparentemente funcionaba ya que más de 900 personas se mudaron desde California y construyeron sus casas; los que allí vivían la describían como "un paraíso socialista".
Al principio todo era color de rosas, pero pronto tuvieron problemas de abastecimiento agrícola (cultivaban lo que comían y trabajaban todo el día bajo el sol abrasador del Trópico). Además, algunos familiares de los miembros de la comunidad, que vivían en Estados Unidos, comenzaron a hacer denuncias por privación ilegítima de la libertad de sus seres queridos. El congresista californiano Leo Ryan comenzó a seguir el caso de cerca y anunció una visita a Guyana. Por esa razón, Laura Johnston había sido trasladada a Georgetown, a 240 km de la comunidad, para recibirlo.
En mayo de 1978, Deborah Layton Blakey se escapó de la secta de Georgetown y se refugió en la embajada estadounidense. En la sede diplomática le pidieron hacer una declaración jurada sobre lo que había relatado y detallando el motivo del pedido de asilo político en el extranjero.
En el texto habló sobre el "control tiránico" del Jim Jones, quien daba sermones en altavoces durante horas, hablaba de teorías de la conspiración del gobierno estadounidense contra la comunidad y diciendo que había habido varios desertores. Dijo además que en la comunidad no había suficiente comida ni siquiera para los menores y que había varios enfermos, sobre todo con diarrea.
El pastor mesiánico de a poco fue cambiando su personalidad hasta convertirse en una persona impredecible, con cambios de humor e incluso déspota. De acuerdo al relato de las investigaciones revelado por el FBI, Jones creó lo que llamaba “las noches blancas", en las que se simulaban suicidios con cianuro y otras sustancias.
"Durante estas noches blancas, Jones le daba a sus seguidores cuatro opciones: huir a la Unión Soviética, cometer un 'suicidio revolucionario', quedarse en Jonestown para luchar contra los invasores o huir hacia la selva", reveló el informe del FBI. Ese accionar fue calificado como de "lavado de cerebro".
Leo Ryan arribó al lugar en noviembre, acompañado de algunos familiares que habían solicitado ayuda y de periodistas para documentar el viaje. Al principio, Jones no quiso recibirlos, pero tuvo que aceptarlo y les hizo recorrer las zonas del complejo que podrían dejarles una mejor impresión.
En la delegación estaba un cronista del periódico Washington Post, Charles Krause, quien luego contó: "Contrariamente a lo que los familiares preocupados nos habían dicho, ahí nadie parecía morir de hambre... todos parecían bastante saludables".
Al final de ese día, Ryan y el grupo de visitantes pasó la noche fuera del complejo y al día siguiente permanecieron un rato más. Según Krause, durante esas horas allí, una docena de miembros de la comunidad se acercaban a pedir que los llevaran con ellos a Estados Unidos, que querían regresar.
Les respondieron que verían cómo proceder. La delegación fue a tomar el avión de regreso a su país y camino al aeropuerto un grupo de hombres armados del Templo del Pueblo les tendió una emboscada y comenzó a disparar sobre ellos. Murieron cinco personas, y el congresista Leo Ryan fue uno de ellos.
Mientras esto sucedía, el mesiánico Jim Jones reunió a todos los integrantes de la comunidad y reiteró que las amenazas al paraíso eran reales. “Hay que hacer una revolución de muerte", les dijo en estado de delirio.
"Por el amor a Dios, ha llegado el momento de terminar con esto", agregó, según se escucha en las grabaciones rescatadas por el FBI, durante la investigación.
Y luego lanzó la frase premonitoria de la muerte: "Hemos obtenido todo lo que hemos querido de este mundo. Hemos tenido una buena vida y hemos sido amados", sentenció. “Acabemos con esto ya. Acabemos con esta agonía".
918 personas cayeron muertas dentro de un enorme espacio de madera y sus alrededores. Los obligó a beber un ponche al que había agregado cianuro, un envenenamiento sumamente doloroso que hizo que, al ingerirlo, las víctimas gritaran de dolor.
A Jim Jones se lo encontró muerto, pero no había sido por el cianuro, sino por el disparo de una escopeta. El culto religioso nacido al calor de los movimientos contraculturales en Estados Unidos había encontrado su fin trágico.