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Liniers, el próximo “foco mantero” que podría estallar

Con más de 900 puestos de venta ilegal, el barrio del oeste porteño pasó a ser el primer centro comercial con mayor cantidad de manteros. El futuro. Galería de fotos

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Manteros en Liniers. | Camila Melgarejo
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires logró desalojar a los manteros de Once y llegar a un acuerdo (bajo el cual les darán un subsidio de $11.700 por dos meses, y una capacitación para reinsertarse en el mercado laboral). Así, el barrio porteño de Balvanera dejó de concentrar la mayor cantidad de puestos de venta ilegal de la capital. Pero el problema está lejos de solucionarse para toda la Ciudad.

Consultados por Perfil, desde la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) aseguran que Liniers pasó a ser ahora el primer centro comercial con mayor cantidad de "manteros". Y agregan que "obviamente" muchos de los manteros desplazados de Once que no se acoplen al plan gubernamental "van a ir para allá". 

Liniers tiene hoy más de 900 puestos informales, distribuidos en la Avenida Rivadavia y las calles Ibarrola, Cuzco, Ramón Falcón, Viedma y José León Suárez. La ubicación de estos puestos, algunos de gran magnitud, transforma a las veredas en lugares intransitables. También se distribuyen alrededor del ferrocarril y en torno al andén; por lo que los peatones no pueden caminar con libertad.

A pesar de que los puestos se repiten, a veces en la misma calle, los productos comercializados son diversos. A la indumentaria, juguetes, bijouterie, calzado y marroquinería, entre otros, se le suma la oferta de comida que forman el gran abanico de propuestas que hay.

“Los puestos no son solo manteros, también son de los negocios que sacan afuera”, explica a Perfil Ana, mantera que trabaja en Liniers hace ocho años. "En todas las cuadras se repite lo mismo, no son muchos manteros", agregó. Los dueños y trabajadores de los locales consultados por este tema prefirieron no hacer declaraciones a este portal.

Los manteros de Liniers están divididos en cuanto a la posible incorporación de sus “compañeros de Once” al barrio. Varios expresaron su descontento: Gladys Gutiérrez afirma que “va a haber un problema si vienen los de Once porque ya están instalados los que fueron desalojados de la Avenida Avellaneda”. Y agrega que “antes eran pocos y ahora mayormente son todos de Avellaneda”.

En cambio María, que hace ocho años que trabaja en Liniers, está de acuerdo con que los manteros de Once vayan al barrio porque afirma que con ese trabajo muchas personas mantienen a su familia. “Todos necesitamos trabajar, no discrimino a nadie, todos somos seres humanos y necesitamos trabajar; todos tenemos a nuestras familias”, sentenció en diálogo con este portal.

Yanina está en el barrio hace poco. Cree que el reclamo realizado en Once es legítimo. Sabe que "hubo mucha confusión porque se vio claramente que hay gente que es la que necesita trabajar, y también hubo gente que vio esto como una oportunidad". "Mucha gente que quedó fuera de Avellaneda, y no eran de Once, lo vieron como una oportunidad y se anotaron. Así como también mucha gente quedó afuera", opinó.

Desde el CAME resaltaron que si el programa de incentivo propuesto para Once resulta exitoso, se podría aplicar incluso a nivel nacional porque “se generaría toda una nueva metodología para combatir este flagelo”. Y Aseguraron que podrán “dividir las aguas entre aquel que es mafia y el que realmente tiene una crisis social, que hay que atender no solamente como Estado sino también como parte privada”.

Ana sabe que es ilegal ocupar el espacio público, pero afirma que si les dicen que se “achiquen”, ellos lo harán. “Creo que la mayoría de mis compañeras acá no están como en Once para hacer problemas, si nos hablan nosotros hablamos; no somos personas agresivas”, expresó a Perfil.

Aún así desde el Ministerio de Ambiente y Espacio Público aún no determinaron los próximos pasos a seguir en cuanto al destino de Liniers, pero aseguran que “cualquier situación que esté interviniendo en el uso del espacio público, en la circulación del espacio público, se plantea desde la ilegalidad”.