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Marcelo Birmajer: “Hay aspectos del nazismo que el kirchnerismo asumió como propios”

El escritor participó del Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes de la Escuela de Comunicación. Críticas a la “festichola” en Olivos. Los delitos de Alberto Fernández y José López. Por qué Macri puede liderar la oposición. Y el rechazo al fenómeno Milei.

ENTREVISTA A MARCELO BIRMAJER 20211119
ENTREVISTA A MARCELO BIRMAJER | Captura de pantalla

Marcelo Birmajer participó de una conferencia de prensa virtual organizada por estudiantes de periodismo de la Escuela de Comunicación en la que dudó de la convocatoria al diálogo que hizo el oficialismo después de las elecciones. “Nada de lo que haga el Gobierno tiene el menor nivel de confiabilidad”, destacó.

El escritor, guionista y periodista también se refirió a la supueta relación entre el kirchnerismo y el nazismo. “Utilizar algún aspecto del nazismo no es ser el nazismo, pero no se puede negar que hay aspectos del fascismo y del nazismo que el kirchnerismo ha asumido como propios, sin haberse convertido en nazis”, sostuvo Birmajer en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.

—¿Qué opina de la lectura triunfal que el Gobierno hizo sobre el resultado de las elecciones?

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—Hay una frase de Churchill que dice: “En la derrota, determinación”. Pero para eso, hace falta reconocer la derrota. El que no reconoce la derrota, no puede ser determinado porque no la reconoce. En la victoria: indulgencia y generosidad. Ser generoso con el derrotado, siempre y cuando esté dispuesto a dialogar. El Gobierno hizo exactamente lo contrario. Fue derrotado y actúa con la petulancia con la que no tendría que haber actuado ni aun habiendo salido victorioso. No es determinado, es petulante en una derrota que vende como victoria. Si el resultado no hubiese estado mediado por las PASO, hubiese sido un oficialismo que ganó en 2019 con 14 puntos y perdió en 2021 por 1,5 puntos la provincia de Buenos Aires, pero por 8 puntos en todo el país. Es una derrota indiscutible. Si fuera la final del Mundial, un equipo le gana al otro 1-0. Los perdedores están llorando y los ganadores dando la vuelta olímpica. Ese es el hecho fáctico. Ahora, incluso en la derrota, puede ocurrir que uno lo tome con menos dramatismo y no llore, pero siempre lo correcto es ir a darle la mano al rival y felicitarlo por su triunfo.

—¿Qué piensa del llamado al diálogo que hizo el Frente de Todos?

Creo que nada de lo que haga el Gobierno tiene el menor nivel de confiabilidad. Haciendo una pregunta retórica: ¿alguien dialogaría con José López? Es el hombre que todos vimos robando 9 millones de dólares y depositándolos en la puerta de un falso convento junto a una metralleta verdadera. Vamos a suponer que después de ese episodio López nos convocara a un diálogo para definir el destino del país, ¿aceptaríamos el diálogo? Yo no. Supongamos que Lázaro Báez nos convoca a un diálogo para definir el destino del país en el country donde está ahora, no sé si en libertad condicional o libertad a secas. Yo no iría a ese diálogo.

—José López y Lázaro Báez fueron condenados por la justicia. ¿Por qué motivo usted no aceptaría a un diálogo con Alberto Fernández?

—Por lo que hizo el Presidente, la festichola de Olivos, fue una perversión deliberada. Es decir, encerrar a todo un país para aportarle intensidad a su festejo, decirle a su novia que él podía festejar mientras encerraba a cuarenta millones de personas y le impedía a los parientes de moribundos despedir a sus seres queridos, analfabetizaba a los chicos deliberadamente, todo para aportarle mayor celebridad a su festichola. Ese evento lo elimina como interlocutor válido. No es una persona cuya palabra pueda tener consecuencias prácticas en el destino del país. Eso para mí es un hecho. No es hábil para dialogar, pero el problema institucional es que es el presidente de la nación. El Presidente se convirtió en un delincuente como José López. No es una sospecha: su delito fue flagrante. Dijo que eran idiotas los que pretendían ir a visitar a un pariente moribundo, los que pretendían llevar a su hijo moribundo al hospital, esos eran idiotas. Mientras nos mostró a todos cómo activaba una festichola en Olivos, donde había una niña, la cual supuestamente si asistía al colegio corría riesgo de muerte, sin embargo, él sin ningún barbijo, sin ninguna protección la llevó a una fiesta. A una fiesta donde había más adultos que los que permitía el protocolo y sin ningún tipo de protección. Considero que esa persona no está capacitada para ser presidente de la nación y tampoco para dialogar, pero es el Presidente En ese limbo en que nos dejó su delito, tenemos que buscar una salida creativa que respete las instituciones.

—¿Son comparables en gravedad, el supuesto delito de Alberto Fernández y el delito de José López?

Para mí es peor el delito cometido por Alberto Fernández, porque López robó dinero, que es un delito clásico caracterizado por las leyes y que tiene una consecuencia penal. Lo del Presidente fue algo novedoso y que atenta contra lo que nos reconcilia como seres humanos, pensemos lo que pensemos. Yo creo que lo de López es rehabilitable. Lo del Presidente no. Encerrar a una persona que quería llevar a su hijo a un tratamiento oncológico, llamarlo idiota, negar la existencia de esa tragedia, como hizo en un reportaje mientras celebraba innecesariamente en Olivos, fiesta que, además, nos la hizo ver a todos, es un delito peor que el de robar. No tengo dudas.

—¿Qué piensa del fenómeno de Javier Milei?

Creo que la política y los destinos de un país son mucho más que su economía. Te doy un ejemplo bien explícito: Si Milei me garantizara que va a bajar la pobreza, va a controlar la inflación, va a abrir el comercio exterior y va a aumentar la ocupación activa de los trabajadores, pero todos los días cuando salgo de mi casa me dijera pelotudo, yo no lo votaría. Si me dice: “Te piso en silla de ruedas” como presidente yo no lo votaría. Y no es apta la excusa de que él habla en las redes. Él era candidato a diputado cuando decía eso. Para los que lo van a votar y para los que no lo van a votar. Más importante aún, para los que no lo van a votar. El ganador tiene que tener un modo de convivencia preparado para los que no lo votaron. A los que lo votaron quizás les gusta que los insulten, pero a mí no. No me parece legítimo, en el sistema democrático, que se debata con insultos. Puede haber un exabrupto, nadie está exento, pero no esa terminología calculada y como formando parte de su sex appeal el insultar. Como ocurrió cuando discutió con Larreta, que después se excusó con que estaba en redes, como si las redes hoy no fueran más vistas que los programas televisivos o los diarios.

—¿Qué análisis hace del tipo de actos que realiza Avanza Libertad?

—La ceremonia con que se presenta frente a sus simpatizantes también me inquieta. El pogo, la exacerbación y la exhibición de fuerza física, son para un recital, e incluso a veces esos recitales salen mal, como le pasó al señor Solari en Olavarría. Para mí la calma y, más aún, para un político, es una obligación. Ni Churchill en los momentos más definitorios de la cultura occidental del Siglo XX empezó a saltar. Sus discursos estaban dados con energía pero con templanza y había una situación mucho más grave que la que hoy vivimos. Mucho más grave. A mí no me gustan los llamados a la violencia gestual. Me parecen muy preocupantes y no alcanzan todas las ideas económicas del mundo para reemplazar eso o para ocultarlo.

—¿Qué opinión le merece el regreso de 678?

678 es como parte de la naturaleza del kirchnerismo. No lo pueden retener. Escribí en una de mis novelas, que la transpiración es uno de los líquidos que los adultos no aprendimos a retener. Eso es lo que les pasa con 678. Ellos necesitan perseguir. Está en su ADN pueden contenerse por dos años como mucho, pero tarde o temprano se les escapa. 678 era una máquina de persecución, no era un programa periodístico, sino un escrache mediático. Era un aparato cebado con tal o cual persona y que utilizaba el mecanismo que utilizaba Goebbels en el nazismo y no pueden apartarse de eso. Hay algo muy importante con las comparaciones que debe tenerse en cuenta: utilizar algún aspecto del nazismo no es ser el nazismo, pero no se puede negar que hay aspectos del fascismo y del nazismo que el kirchnerismo ha asumido como propios, sin haberse convertido en nazis. Sí, en algunos sentidos, en fascistas de baja intensidad. Ya que me perdí en este ejemplo, una breve digresión: Yo creo que Milagro Sala sí fue fascista a secas. Es un ejemplo de fascismo equiparable al de Mussolini. El caso de Milagro Sala fue como un exceso del kirchnerismo. Pero 678 es una máquina de persecución que no les va a servir para nada. Vuelven de una manera marginal pero más importante que la conveniencia es la pulsión y la compulsión.

—¿Qué aspectos del nazismo retoma el kirchnerismo?

 —Mentir hasta que se crea que algo es verdadero. La puesta en efigies de periodistas disidentes e invitar a chicos para escupirlos. Eso era parte del andamiaje kirchnerista que celebraba 678. Confluía el juicio que organizó Bonafini en Plaza de Mayo contra los periodistas que no coincidían con el régimen. Esos son aspectos nazifascistas. Que los niños sean adoctrinados para escupir a los periodistas que piensan distinto, son indudablemente aspectos nazifascistas.

—Hay una gran diferencia entre conductas autoritarias y el Holocausto y el asesinato de millones de judíos. ¿Ratifica esa relación que hace entre nazismo y kirchnerismo?

—Sí, la ratifico. Siempre diferenciando, del genocidio incluso de la Segunda Guerra y de ciertos aspectos del nazismo. Es decir, repetir aspectos goebbelianos no significa repetir la experiencia completa del nazismo. Doy un ejemplo, sabiendo que me estoy ensuciando las manos con un tema que siempre corre riesgo de banalización. Un ejemplo geopolítico directamente relacionado, es la puesta en escena nazifascista de la pegatina de efigies de periodistas para luego llevar a niños a escupirlas. Ese acto, más relacionado con el tipo de persecución goebbeliana y stalinista, tiene además, una relación directa con nuestra alianza con la República Islámica de Irán. Hay una continuidad sustancial, no de una faceta exclusivamente propagandística, sino sustancial con el nazismo, en la República Islámica de Irán. Ese país se propone el exterminio del pueblo y del Estado judío, el exterminio de los homosexuales y la eliminación de la libertad de culto y expresión en el mundo. Se lo propone, es parte de su objetivo declamado. Aplicar la sharia en el mundo. Ahí hay una continuidad directa del nazismo. En el kirchnerismo no hay aspectos que no incluyan ningún tipo de propuesta genocida en absoluto. Hay un entramado que finalmente lo lleva a aliarse con la República Islámica de Irán y dejar impunes a los sospechosos de la masacre de la AMIA. Han hecho un memorándum para dejar impunes a los sospechosos de la masacre y ahí las cosas se vuelven más flexibles.

—¿Mauricio Macri pueda volver a liderar la oposición?

Definitivamente, sí. También pienso que Alberto Fernández puede ser reelegido. También pienso que José López puede ser propuesto como diputado por el kirchnerismo. Y Boudou también. No hay nada que no exista, dice uno de mis cuentos. Políticamente factible sí, también. Macri fue el político que exitosamente pudo interrumpir el ciclo kirchnerista que parecía indetenible. Eso es un gran mérito y tuvo la mejor política internacional que haya tenido la Argentina desde el retorno de la democracia, en mi opinión. Fracasó económicamente y ese fracaso es un lastre muy duro de sobrellevar para volver a presentarse.

Facundo Manes declaró que la coalición opositora va a tener que ser liderada por el radicalismo. ¿Qué piensa al respecto?

Para eso existen las PASO. En estos dos años, supongo que habrá discusiones políticas pero los liderazgos no se declaman. O surgen espontáneamente o se votan. Me parece que lo de Manes es una declamación. No es una descripción, sino una expresión de deseo. No se puede imponer, sino que debe surgir espontáneamente.

—Agradecemos su participación en el Ciclo de Entrevistas de Perfil Educación y lo invitamos a realizar un comentario final para cerrar el reportaje.

Ante todo quiero agradecerles la invitación y para cerrar una breve reflexión. Dios suele hacer el chiste malo de darnos una vocación para la que no tenemos talento, pero algunas veces nos concede el milagro de darnos una vocación con la que podemos convivir. Mi vocación actual es contar cuentos. Un millón de gracias. Los espero en mi show de cuentos y canciones que realizaré hoy en Rosario: “Birmajer se hace cuento en vivo”, hoy lunes a las 21, cuando estaré presentándome en el Teatro Broadway.

Por María Gabriela Maidana, Gustavo Zandonadi y Gustavo Winkler
Estudiantes de Periodismo de Perfil Educación en la Escuela de Comunicación