El 12 de noviembre, la gimnasta rumana Nadia Comaneci cumple 60 años. Nació en Onesti, Rumania. Su nombre deriva de Nadejde, que significa “esperanza”. Conquistó nueve medallas olímpicas de las cuales 5 fueron de oro.
Fue la primera gimnasta olímpica que obtuvo la calificación perfecta de 10 puntos en la categoría de gimnasia artística en 1976 en los Juegos Olímpicos de Montreal. Obtuvo cuatro medallas de campeona mundial y 12 medallas del campeonato europeo. Ostenta el título de tricampeona del concurso completo individual del campeonato europeo, y bicampeona en la barra de equilibrio.
Toda su historia comenzó cuando el gobierno de Rumania salió, que considera el deporte como política de estado, salió a buscar nuevos talentos. Unos entrenadores fueron a una escuela, en el pueblo de Onesti y le preguntan a un grupo de niñas quien se atreve a hacer la media luna. Nadia contestó “yo”. Desde ese momento comenzó un entrenamiento de seis horas diarias.
La puntuación perfecta se dio por primera vez, en Montreal. Nadia, solo tenía 14 años de edad, terminó de realizar su presentación, miró el cartel del puntero y decía “1.00”; pensó que de a poco iba ir subiendo por lo menos hasta 6 puntos. Se produjeron unos minutos de silencio en el estadio porque el cartel no estaba habilitado para el puntaje de 10.
La puntuación máxima era 9.95 hasta ese momento. Luego estalló la ovación del público cuando el jurado en su conjunto dijo “la puntuación 1.00 es 10”.
Nadia Comaneci deleitó a todos los aficionados con sus giros y con su ritmo, desafiando las reglas de la gravedad. Los Juegos Olímpico de Montreal estaban colmados de 18 mil personas que celebraron la primera calificación de 10 de la historia de la gimnasia.
Nadia Comaneci luego del 10
Así comenzó la historia de la mejor gimnasta de todos los tiempos. Al regresar a Bucarest, el gobierno del dictador Nicolae Ceausescu vio en Nadia un trofeo para exhibir de los dos lados del muro de hierro, es decir del bloque sovietico y del mundo occidental capitalista. Le prepararon un acto oficial de recibimiento. Nadia comenzó su discurso diciendo “Querido camarada Ceaucescu….” leyó en primera persona un discurso preparado en alguna oficina de la burocracia rumana.
Nadia quiso llevar una vida como otros adolescentes, salir a pasear con amigos, pero las exigencias de su entrenador no se lo permitían. El gobierno de Nicolae Ceausescu siguió de cerca su comportamiento y decidió separarla de su entrenador, Béla Károlyi. Vigilada, la gimnasta atravesó una gran depresión y se habló incluso de intentos de suicidio.
En 1978 para el mundial de Estrasburgo, Nadia Comaneci se sintió frustrada y su presentación no fue lo que se esperaba. Después de este fracaso, el gobierno rumano permitió que la joven se reencontrara con su entrenador.
En 1980, durante los Juegos Olímpicos de Moscú, Nadia obtuvo dos medallas de oro, a pesar de haber cometido una equivocación.
En 1981, Nadia viajó a Nueva York con sus entrenadores y una delegación de gimnastas para realizar una exhibición. Allí, sus entrenadores les contaron que ya no regresarían a Rumania. Al regresar a su país, la joven recibió una carta del gobierno donde le informaron que ya no podría salir del país.
En 1984 Nadia Comaneci anunció su retiro, pero los controles sobre ella fueron más fuertes y le impidieron incluso tener vida amorosa.
En una madrugada de noviembre de 1989, cerca de la frontera de Rumania y Hungría un grupo de seis personas atravesaron el bosque a pesar de la nieve y el frío del invierno. Entre ellas estaba Nadia Comaneci quien llevaba una mochila con fotos, recortes y un solo trofeo, el primero. El delegado de la frontera observó los documentos y se detuvo en el de Nadia, que llevaba el apellido Kemenes. Los dejó pasar.
El Occidente capitalista le abrió las puertas. Nadia emigró a Estados Unidos, se casó con Bart Conner y en 2006 dio a luz a su hijo, Dylan Paul. Inauguró una academia de gimnasia, la primera de tantas. Actualmente apoya proyectos para mejorar la vida de los jóvenes a través del deporte.
“El deporte no tiene barreras, no tiene fronteras, simplemente vas y compites, no hay problemas de idiomas y eso te abre muchísimas puertas y muchísimas oportunidades”, dijo Nadia Comaneci. El 25 de diciembre de 1989, Nicolae Ceausescu y su esposa fueron ejecutados por una corte rumana y su muerte transmitida por la televisión de su país.