Cada año que pasa, Nueva York sorprende con algo nuevo. Uno de los tips que cualquier viajero aprecia es cuál es el hotel que mejor combina la fórmula precio-calidad. Y en esa dirección, la Gran Manzana también tiene algo para decir.
En el año 2017, asomó una nueva cadena local, Moxy, que va camino de ser el mejor recomendado boca-en-boca de Manhattan. Y tiene sus motivos para no defraudar.
La empresa –versión millennial de Marriot International- desembarcó en Manhattan con dos hoteles boutique: el Moxy Times Square y el Moxy East Village.
El primero es un edificio de 15 pisos ubicado en el 485 de la 7º Avenida, en pleno Garment District. Sin embargo, el lugar no es nuevo y tiene su historia.
Nueva York y el sueño americano
El inmueble centenario del actual Moxy Times Square fue construido por la cadena Mill Hotels, en 1907.
Darius Ogden Mills quería entonces un hotel casi exclusivamente para hombres que llegaban a Nueva York persiguiendo su sueño americano. La mayoría de sus huéspedes eran obreros y casi esclusivamente hombres: mecánicos, taxistas, camioneros, imprenteros, mozos y empleados de hoteles próximos. La vecindad con el barrio de los teatros y la zona comercial, convertía al lugar en una bagatela para las industrias que necesitaban cubrir alojamiento para sus empleados.
Y así funcionó hasta 1954, cuando fue vendido y el sitio devino un mix de oficinas, depósito e incluso showroom para los empresarios de la industria de diseño. Así las cosas, en 2014, cuando el distrito de diseño dejó de ser la meca de las compras, se puso otra vez a la venta y la inmobiliaria Lightsone compró el predio para transformarlo en lo que vemos hoy.
Nueva York al rescate
A diferencia de otros hoteles de calidad, al Moxy no le sobra ni le falta nada. La estadía en cualquiera de las dos propiedades neoyorquinas de la cadena asegura ciertas cosas básicas:
- todo lo que se precisa de un hotel, pero en el espacio justo;
- cuartos con onda y buen gusto, pero siempre en estilo retro con mezcla de arquitectura “casual” de loft;
- espacios absolutamente silenciosos (no se filtra ningún ruido del exterior);
- un precio accesible –US$ 139 la noche- que no significa sacrificar personalidad y confort. En cualquiera de los dos versiones neoyorkinas del Moxy (Times Square, East Village), esa cama con sábanas de 100% lino egipcio es mejor que la propia; las almohadas, la espuma que estaban esperando las vértebras; la ducha, un manantial; los ventanales industriales de pared a pared, un balcón al barrio; y no habrá nada que reclamar por algo prometido que falte.
- Tanto en East Village (112 E 11th St.) como en Times Square (485th Ave), se pone un pie en dos centros neurálgicos de Manhattan, impagable en cuanto a ahorro de costos y tiempo perdido en traslados.
“Una alternativa energética a la típica experiencia de hotel”, dice el mensaje personalizado de bienvenida que espera en la pantalla Led del cuarto. Y es cierto, hay una energía especial desde la entrada.
Lejos de los hoteles que exigen que sus huéspedes sigan una cadena rígida de rituales, acá el concepto es diferente: para empezar, no hay maleteros, ni ascensoristas, ni mostrador para conserjes; sólo kioscos de check-in check-out. "Relax don't do it" es el cartel de neón que indica dónde están los ascensores que, sin botonera, se accionan con una tarjeta magnética antes de subir.
Nueva York, hoteles sorprendentes
Aunque a simple vista no lo parezca, la propiedad de Times Square es enorme: 612 habitaciones diseñadas por Yabu Pushelberg y todas diferentes, pero con constantes: baños y duchas amplias, mobiliario “flexible”, wi-fi “furiosamente” veloz y acceso gratuito a cuentas privadas de plataformas streaming.
A pesar de ser un hotel boutique, el Moxy tiene la onda de un YMCA. Hay varios espacios para compartir con otros –si se quiere-, con espíritu co-working, flippers, rockola y juegos de mesa, amén de una considerable biblioteca.
Todo en el Moxy huele a nuevo pero remite a otras décadas y a un estilo “cozy” descontracturado. Por ejemplo: espejos antiguos, pero con un mensaje alentador escrito a mano, para ponerse las pilas apenas uno se lava la cara en la mañana.
A modo de plus, Blind Barber, una peluquería muy conocida de Nueva York, tiene un local en Moxy Times Square (tip para los viajeros ejecutivos).
Y para los que se tientan a cualquier hora, hay un Bar, pero sobre todo un lobby-bar con el servicio de comidas y bebidas de Tao Group Hospitality’s. Café d’Avignon Popup también opera dentro del predio.
Nueva York: el mayor rooftop en un hotel
Si de hedonismo se trata, el Moxy Times Square se hizo famoso en todo Nueva York por tener el mayor rooftop bar (bar en la terraza) de la ciudad, abierto durante todo el año, a contrapelo de todos los pronósticos meteorológicos.
A la hora de los cócteles nocturnos –¡los estadounidenses los aman!- el Moxy ofrece el Magic Hour, pero no hay entrada libre. Por seguridad, hay bastante control para ingresar, aun cuando te hospedes en el hotel (solo con reservas vía moxytimessquare.com).
Una vez adentro, te das cuenta porqué el Magic Hour del Moxy Time Square se hizo tan famoso.
Hay varios espacios independientes entre sí, indoor / outdoor, pero la gran sorpesa es un carrousel adornado con flores del piso al techo, en donde los comensales se sientan a comer, sacarse selfies y girar sin fin, mientras los mozos toman apurados sus pedidos, antes de que los clientes se desvanezcan y tengan que esperar a que completen la vuelta.
Con toda la escena iluminada de violeta y con el Empire State Building delante de los ojos, el skyline púrpura de Manhtattan resulta insuperable; esa es la Magic Hour. Y termina de cerrar por qué Condé Nast Traveler distinguió al hotel incluyéndolo en sus selectas listas de los años 2020 y 2021.
Pasado beat en Nueva York
El Moxy de East Village es otra historia, un templo pagano en un terreno que fue granja en el siglo XVII y cuna de la contracultura estadounidense en varias oleadas el activismo LGBTQ+, furioso rock ‘n’ roll , arte rebelde y varias generaciones de inmigrantes irlandeses, alemanes, polacos, ucranianos y portorriquenses, cuyas huellas culturas pueden aún hoy trazarse en una caminata por este barrio del downtown.
A pasitos del Soho (al sur) y de Greenwich Village (al oeste) esta versión del Moxy replica en 286 cuartos las bondades de su colega del Times Square: espacios de co-working; esmerados amenities; servicios tecno; un lounge subterráneo, Little Sister; otro rooftop para todas las estaciones del año, The Ready; un restaurant con menú mediterráneo -francés del chef Jason Hall, Cathédrale; y también sus propias sucurslaes del Alphabet Bar, en el lobby, y el Café d’Avignon Popup.
Apenas más nuevito que el anterior -se inauguró el 12 de septiembre del 2019-, replica todos los tips del encanto de East Village, actual sede de músicos, artistas y estudiantes- pero con perlitas y prosapia que encandilan:
- se encuentra justo enfrente del Webster Hall, un templo de la música, y a tres cuadras de Union Square y la New York University;
- el hotel es un himno al reciclaje y la reutilización. Todo en él remite a diferentes tópicos culturales:
- la Generación Beat de los 50 (Jack Kerouac, Allen Ginsberg, Jonathan Larson);
- la cultura hippie y el Hare Krishnas de los ‘60;
- las superestrellas de Andy Warhol y la cultura rock de los ‘70s (Patti Smith, alking Heads, The Ramones, Madonna);
- su version de rooftop también es desafiante: con pared verde que puede escalarse y un mapa de todo el barrio sobre uno de los muros.
- Modernos pero a la vez con onda retro (los teléfonos son antiguos, ¡pero funcionan!), los cuartos tiene una obra de arte de Xan Padrón que reproduce escenas callejeras del barrio, y suman los detalles “como en casa”. ¿Un ejemplo? Las mesitas rebatibles para comer acostado en la cama –como cuando tu mamá te llevaba el desayuno-.
- Tienen una colección impecable de discos de vinilo y te dejan escucharlos. Además, una biblioteca con volúmenes de la librería Strand, el epicentro impreso de la cultura indie del barrio.
- Es pet-friendly y el gimnasio está abierto 24 horas –no necesitás correr para llegar. Alquilan bicicletas para recorrer el barrio.
Cómo llegar a Nueva York
Desde Córdoba, la compañía Copa Airlines tiene 4 vuelos semanales a Panamá; desde Mendoza, 7 semanales; desde Buenos Aires, 3 vuelos diarios; y 5 más desde Rosario. La aerolínea de bandera panameña anunciará en breve cuándo retomará la ruta aérea desde Salta, como sucedía antes de la pandemia.
Para llegar a Nueva York desde la ciudad de Panamá hay 3 conexiones diarias hacia el aeropuerto JFK.
Todas las combinaciones desde Argentina tienen la opción de stop over por un plazo de siete días, sin cargos adicionales.