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ACUERDO CON EL FMI

Renuncia de Máximo Kirchner: las diez razones de una crisis anunciada

Las claves para entender la crisis interna que provocó el líder de La Cámpora al renunciar a la jefatura del bloque oficialista en Diputados.

Alberto Fernández y Máximo Kirchner
Alberto Fernández y Máximo Kirchner | cedoc

La renuncia de Máximo Kirchner, la diferencia de muchos del kirchnerismo con respecto al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que anunció Alberto Fernández, tiene diez puntos clave que desatan una nueva crisis, que ya estaba anunciada. 

1. Una desavenencia irremediable. Lo que sucedió es un nuevo episodio, quizás el más rotundo, de una fisura anunciada desde que CFK ungió a AF como candidato presidencial. Era la táctica acertada para ganar la elección, y era una estrategia nefasta para gobernar. Por más disimulos, ambos se detestaban desde hacía tiempo. Ante las presiones permanentes que conlleva gobernar, la sociedad iba a resentirse, si no a romperse, lo que en este momento está en juego.

2. Recalculando el análisis. Los que se sorprenden ahora por el giro de los acontecimientos cayeron en un error de apreciación: atribuirle todo el poder a CFK, convirtiéndolo a AF en un mero apéndice de ella. Pasaron por alto que si la vicepresidenta era la jefa política del espacio, el presidente tenía la lapicera, lo que significa que dominaba los resortes clave del poder burocrático, algo que se subestimó, probablemente por un espejismo, alimentado por la aparente subordinación de AF para mantener la unidad del FdT, acaso su logro político más relevante hasta acá.

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3. Cuestiones de estado. La relación con el FMI, un organismo burocrático es, por su misma naturaleza, también de carácter burocrático. Corresponde al campo de Alberto. Forma parte de la administración económica del país y de sus las relaciones exteriores. Constituye, centralmente, una cuestión de Estado, lo que significa que está por encima de los intereses partidarios, siempre que el país no quiera convertirse en un paria internacional, algo que ningún gobierno democrático, peronista o no peronista, promovió en los últimos 40 años.

4. Burocracia mata populismo. Habría que agregar, para terminar de configurar el conflicto: los procesos burocráticos tienen cronogramas y se basan en requisitos técnicos, mientras que la política de mala calidad que practican los populismos es ideológica, retórica y atemporal. En algún momento, que es el presente, debían chocar ambas lógicas. Ahora la cuestión es cómo podría evolucionar la situación y cuáles serían los supuestos de esa evolución. Para eso nos centraremos en los tres protagonistas principales: el albertismo, CFK y MK representando a los sectores K más radicalizados.

5. Albertismo. Tiene el objetivo de la reelección del presidente y cree que puede lograrlo si él controla la situación, mantiene unida la coalición, cierra con el FMI, se recupera la economía y prevalece ante CFK. Cualquiera de estas condiciones que no se cumpla puede hacer naufragar el proyecto. Se le oponen la realidad económica, la oposición, los K y su débil imagen pública. Muchas adversidades para arrancar, pero el albertismo cree que se lo puede intentar.

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6. CFK. Nunca arriará sus banderas, eso en el plano retórico. No le dirá a sus seguidores que hay que aceptar y cumplir el acuerdo con el FMI. Sin embargo, eso no conduce causalmente a que rompa el FdT. Lo que ella necesita es una coartada, porque romper reforzaría su debilidad. ¿Cómo puede conseguirla? Moviendo a Máximo, canalizando a través de él la protesta. Ella se reservará los lineamientos de la acción, recordando posiblemente otra que vez el responsable de todo es AF y que el FMI es contrario a los intereses populares. Matices, guerrilla, pero no guerra abierta. Y a esperar, secretamente, que el presidente fracase.

7. Máximo Kirchner. Con su renuncia contiene a los radicalizados e inicia su carrera a la presidencia, para competir con AF. Aspira a la herencia de sangre. Pero tampoco rompe, teatraliza diferencias con su madre, protesta sin responsabilidades de gobierno. Otra vez: matices y guerrilla. Pero sin fracturar su coalición. Y a esperar, como su progenitora, que AF tropiece. Madre e hijo dejan de ser kirchneristas,  a partir de ahora serán leninistas: cuanto peor, mejor.

8. Escenarios más probables. a) es factible un realineamiento legislativo para votar el acuerdo con el FMI: albertismo + oposición + gobernadores vs kirchnerismo duro + izquierda. Saldría aprobado con menos consenso, pero el FMI lo aceptaría, ya descontó que hasta dentro de dos años la sensatez a la que se puede aspirar es escasa: bajar algo el déficit fiscal, disminuir un poco la emisión, recomponer algo las reservas; b) ninguno romperá la coalición a la que pertenece porque carecería de chances en 2023; c) CFK tiene la partida perdida, lo suyo es solo cuestión de tiempo.   

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9. La crisis de liderazgo. La renuncia de MK es un capítulo más de la fragmentación de los liderazgos que empezó con la caída de Macri a partir de la crisis del otoño de 2018. La política argentina aun debe ser pasada en limpio: el amperímetro mediático lo mueven Cristina y Macri. que tienen fuerte rechazo, mientras que HRL, Facundo Manes, Diego Santilli y algunos pocos más (entre los que sueña estar AF) son los que pueden aspirar a los votos.

10. Las PASO y el FMI. Si como suponemos nadie romperá, pero sí habrá una campaña interna y externa dura y despiadada de acá en adelante (siempre que el FMI asegure un poquito de tranquilidad), entonces todo conduce a una resolución por medio de las PASO presidenciales. Los políticos argentinos son incapaces de ponerse de acuerdo. Para suplirlo, el FMI diseña el programa económico y las PASO resuelven el problema político. Algo es algo.