Ni relanzamiento ni recambios, Alberto Fernández habla de reordenamiento. Por estas horas, el Presidente ensaya una salida a la crisis económica e interna que atraviesa su gestión. Admite que en la etapa final de su mandato debe lograr un cambio de expectativa y recuperar la iniciativa política si aún se ilusiona con un 2023 para él o para cualquier otro candidato del peronismo.
Martín Guzmán se queda. Ese es el plan de Alberto Fernández. El ministro de Economía ahora debe hacerse cargo del plan que trazó y defenderlo. En algo coincide con el kirchnerismo: debe “poner la jeta”, tal como describió un hombre cercano al Presidente al rol que tiene que asumir el funcionario. Ya dio el primer paso y dijo que gobernará con funcionarios “alineados”, además de decir que necesita apoyo político. Hoy solo lo tiene por parte del Presidente.
La vice lleva un mes esperando a que los convoquen a ser parte de la toma de decisiones
“Los ministerios son verticales, se gobierna de arriba hacia abajo”, es la frase que disparan desde la Quinta de Olivos. Esta es la primera etapa del reordenamiento que busca Fernández. Y agregan: “Al que no le guste y le moleste, se va”.
Hablan de una recuperación de la iniciativa política de todos los ministerios. Detallan que el jefe de Gabinete, Juan Manzur, buscará mostrar el protagonismo que intentó tener tras su desembarco en el Gobierno rearmando las reuniones de gabinete y levantando el perfil en los medios, pero también que cada funcionario se haga cargo “de sus quilombos”. “Así como Guzmán se va a empezar a hacer cargo de su ministerio, que Martín Soria se haga cargo de los quilombos de Justicia y así con todos”, dicen en la intimidad presidencial.
La disputa latente es por las tarifas. El kirchnerismo rechaza el aumento que quiere implementar Guzmán. En principio piden que si avanza con los incrementos, sea él quien presida las audiencias para la actualización de los montos de luz y gas, pero harán un intento más para que los aumentos que planteó el ministro de Economía ante el Fondo Monetario Internacional no se concreten.
En las últimas horas, la Casa Rosada dio por ganada la discusión al lograr que el secretario de Energía oficialice la convocatoria a las audiencias. Darío Martínez fue puesto allí por Máximo Kirchner, pero respondió a las órdenes del Presidente de avanzar con la convocatoria a audiencias. El funcionario hace equilibrio porque tiene aspiraciones como candidato a gobernador en Neuquén en donde tiene disputas con Oscar Parrilli.
La voz que se alza en contra es la del subsecretario, Federico Basualdo, a quien en el Gobierno aseguran que “neutralizaron”. En el entorno del Presidente suelen hablar bien de Martínez y reconocen que es un cuadro técnico con el que el jefe de Estado se siente cómodo trabajando, pero tildan de “pibito militante que no sabe de lo que habla” a Basualdo. Definición jugada: fue defendido y sostenido por la vicepresidenta cuando el ministro de Economía lo había dado afuera de su gabinete.
“Martínez no se ordena con Alberto y Basualdo no es un militante, controla casi toda la política energética y es un cuadro técnico que se referencia en CFK”, responden desde el Instituto Patria quizás como preámbulo de un conflicto que escalará en las próximas horas.
Para la vicepresidenta, el tiempo corre y eso no es bueno. Lleva un mes insistiendo en que el Presidente debe convocarla para definir un nuevo rumbo del Gobierno convencida de que su sector debe ser parte de la toma de decisiones. ¿Hasta cuándo estará dispuesta a esperar?
Alberto Fernández y Cristina Kirchner nunca coincidieron en los tiempos. Los días previos al cierre de listas de 2021 se encontraron para definir los candidatos. La ex jefa de Estado le planteó la estrategia de Máximo: que sean los dirigentes de una nueva generación y representantes de todos los sectores los candidatos. Santiago Cafiero, Luana Volnovich, Carlos Bianco y Malena Galmarini debían encabezar la lista. El Presidente no estaba de acuerdo aunque prometió resolverlo en las horas siguientes. El kirchnerismo no le dio tiempo y pocas horas después, cuando ya Fernández estaba dispuesto a aceptar esta boleta, Máximo Kirchner cambió de estrategia y definió que los candidatos fuesen Victoria Tolosa Paz y Daniel Gollan.
También se movieron a destiempo tras la derrota electoral. En otro encuentro, CFK le dijo que debían producirse cambios en el gabinete. Fernández coincidía y se tomaría su tiempo para pensar en el relanzamiento. La vicepresidenta se fue de la Quinta de Olivos convencida que serían de inmediato, pero al ver que no se producían envió una carta y apuró los movimientos con la presentación de renuncias públicas de sus funcionarios. Los cambios se hicieron, pero los suyos nunca dejaron sus lugares.
Ahora Fernández prefiere evitar esos encuentros y moverse con autonomía. No solo no coinciden en los tiempos, también en el entorno del Presidente admiten que las charlas deben ser con un escribano de por medio, ya que cada uno se va con una idea distinta de lo que sucede en ellas.
El tercer socio del Frente de Todos, Sergio Massa, vio a Fernández por última vez hace una semana y asegura que en momentos como estos prefiere “no presionar”. Cree que hace falta un poder político alineado a un programa económico y solo dará su opinión cuando el Presidente se la pida.
La decisión de Fernández de reordenar el equipo y evitar los cambios tiene su desafío más fuerte en el área económica. El Presidente explica que la etapa de la pandemia y la deuda se cerraron y ahora se abre la de la puja distributiva. Allí cree que puede estar puesto el cambio de expectativa de su gobierno. “La expectativa que produce un cambio de ministro te la pueden dar también resultados económicos y lanzamiento de medidas”, dicen en su entorno. También creen que desde allí se puede recuperar la iniciativa política, siempre y cuando, el kirchnerismo se lo permita. Alberto Fernández insiste que cada vez que pudo “asomar la cabeza” fue este sector el que no se lo permitió.
Reaparición oficial
El último acto fue el 8 de abril. El nacimiento de su hijo Francisco, el fin de semana largo y la evaluación de cómo salir de la crisis económica y política llevaron a Alberto Fernández a mantener una agenda alejada de la actividad pública. Sin los cambios que muchos esperaban para Semana Santa, el Presidente se volverá a mostrar este lunes cuando reciba a su par de Ecuador, Guillermo Lasso.
Después de la firma de la firma de convenios y la suscripción de una declaración conjunta, ambos se presentarán en una conferencia de prensa en donde la consulta sobre los cambios de gabinete podría volver a colarse en la agenda.