El fin de semana no dio respiro a los ciudadanos de Sudáfrica y la lluvia dificulta las tareas de rescate de los damnificados por las inundaciones. Ya se confirmaron 400 muertos, decenas de desaparecidos y miles de damnificados.
Las inundaciones comenzaron el fin de semana pasado y la mayor cantidad de víctimas se concentró en la región en torno a Durban, una ciudad portuaria de la provincia de KwaZulu-Natal (KZN), que da al Océano Índico, que sufrió derrumbes y deslizamientos, destruyendo casas y todo a su paso. "Los daños siguen acumulándose con la lluvia de hoy que agrava la situación en las zonas afectadas", lamentó Shawn Herbst, de la empresa de primeros auxilios Netcare 911.
Puseletso Mofokeng, miembro del Instituto Nacional de Meteorología explicó a la AFP que “aunque la lluvia actual es menos abundante, como el suelo ya está saturado de agua, podría haber muchísimas más inundaciones". En medio de esta situación adversa las operaciones de rescate siguen activas.
"Vamos a concentrarnos en las urgencias médicas", aclaró Garrith Jamieson, director de los equipos de rescate. Mientras, el ejército desplegó helicópteros y más de 4.000 policías están trabajando en la zona a seis días de que se inició la catástrofe. "Pasamos de la fase de emergencia a la fase de recuperación centrada en la ayuda humanitaria y el restablecimiento de servicios", detalló Robert McKenzie, uno de los socorristas, a AFP.
El diluvió arrastró porciones enteras de caminos y puentes que dejaron aisladas en algunas zonas de la ciudad a más de 3,5 millones de habitantes. También los hospitales se vieron afectados, lo que agrava la situación en un contexto de fuertes demandas por urgencias.
Tierra arrasada
Son casi 4.000 las viviendas que fueron arrasadas y más 13.000 personas se quedaron sin hogar y, aunque las autoridades prepararon albergues de emergencia, hay personas durmiendo en sillas o en cartones.
Hay zonas en las que no hay agua ni electricidad desde el lunes y mucha gente se vio obligada, ante la desesperación, a sacar agua de las cañerías rotas. Todo esto sumado a que los pocos alimentos que circulan están podridos.
El presidente Cyril Ramaphosa calificó la tragedia como algo "nunca visto" en el país y se declaró el estado de catástrofe, con lo que desbloqueó un paquete de emergencia por 63 millones de euros y el millonario sudafricano Patrice Motsepe, donó 1,9 millones de euros, "al pueblo que sufre".
