Tucumán acaba de sellar un acuerdo con sus provincias vecinas para abrir sus fronteras como bloque argentino norteño a los turistas que elijan la región para pasar sus vacaciones. El acuerdo está en vigencia desde el 1º de julio y permite a los norteños ingresar y circular por toda la región sólo con la inscripción en la aplicación cuidar. Quienes provengan de otras provincias, deberán presentar un PCR negativo.
Para circular por Argentina, todos deberán tramitar, además, un permiso de circulación en https://www.argentina.gob.ar/circular/turismo, usar siempre barbijo, llevar alcohol en gel de uso personal. Deben, además, respetar los protocolos sanitarios vigentes en medios de transporte, alojamientos y sitios turísticos, con la reducción del aforo en cada caso y la intensificación de la desinfección en cada sitio.
Tucumán, por San Javier y las Yungas
Apenas uno sale del centro de San Miguel de Tucumán, un recorrido sinuoso de 100 curvas por la vegetación tropical de la Ruta Provincial 338 desemboca en el cerro San Javier. El premio será un paseo por las yungas que unen las localidades de Yerba Buena, Villa Nougués, San Pablo, El Siambón, Raco y El Cadillal, el deestino favorito de los mismos tucumanos, gracias a las actividades en torno al dique Celestino Gelsi. Y por todas partes, senderismo, cabalgatas y vuelos en parapente.
Las Yungas, tal como se denomina al bosque andino y selva de montaña a lo largo del flanco oriental de los Andes centrales, es el segundo sitio de mayor biodiversidad de Argentina tras la Selva Misionera. Se la considera, en realidad, una ecorregión global que se extiende desde el mismísimo norte de Perú, hasta Colombia y Venezuela, baja hacia Bolivia y alcanza el norte de nuestro país. Toda la zona es montañosa brumosa, tropical y muy lluviosa. Es un bioma esencial para hidratar Sudamérica con la humedad que proviene de sus selvas e irriga la cuenca amazónica y la cuenca del Plata.
En alto contraste con la región seca que la rodea, las Yungas son un paisaje cada vez más atractivo para el turismo en busca de encuentros cercanos con el yaguareté, el zorro de monte, en hurón e incluso el zorro colorado, entre un centenar de especies de aves registradas, por solo mencionar algo de su fauna autóctona.
Tafí del Valle
El recorrido por la Ruta Provincial 307, también saliendo desde la Capital de San Miguel de Tucumán, sirve para entender qué se quiere decir cuando se habla de las bellezas del país. Selva tupida y ascendente en una montaña que nunca deja de subir, un manto exuberante por todos los costados hasta alcanzar alguno de los encantadores pueblos del valle calchaquí. Pero antes, Tafí del Valle.
Esta villa turística nació apenas en 1977 para ofrecer descanso y comodidades rumbo a los Valles Calchaquíes. Joven, pero ancestral a la vez, todo en ella habla de la historia precolombina y mucho más si se llega hasta El Mollar, a 15 kilómetros, donde funciona el Museo Arqueológico a cielo abierto Los Menhires. Allí están los famosos monolitos, unas quinientas piedras talladas de hasta tres metros de altura, una incógnita que lleva hasta los primeros pobladores del lugar.
Para el turismo aventura, ahí está el dique La Angostura, con deportes acuáticos, senderismo e incluso un recorrido urbano con la ruta de los artesanos.
La región de Tafí del Valle también es el acceso a las estancias jesuíticas: Las Tacanas, Las Carreras y La Banda, que hoy es Monumento Histórico Nacional. En la histórica Estancia Los Cuartos se puede hacer una visita guiada hacia el pasado, “Museo Experiencia: Un Viaje a 1910”. En Las Carreras también funciona un hotel boutique.
¿Qué hacer para ganarse la simpatía de los lugareños? Muy fácil: probar los quesos tafinistos, el producto estrella del lugar, que ya compite con las clásicas empanadas tucumanas.
Cabalgar las cumbres Calchaquíes
Tucumán tiene tantas alternativas de senderismo que se está convirtiendo en una capital del senderismo por excelencia. Para cada aptitud física, hay un recorrido a medida: muy suaves, por terrenos escabrosos, con subidas, con bajadas, para perder el aliento… lo que todos comparten es una buena experiencia en un paisaje inolvidable.
Según Jerónimo Critto un pionero del turismo rural en Tafi del Valle, para conocer la región, en cambio, lo ideal son las cabalgatas: “Pueden ser de dos horas y media hasta cinco días”, dice. Asegura que a caballo se puede acceder por las cumbres calchaquíes. La clásica “Cabalgata al cielo es como cabalgar entre las nubes”, describe Critto y agrega que “La más extensa permite llegar de a caballo hasta San José de Chasquivil, donde se descansa dos jornadas en Las Queñuas, una estancia de dos siglos, ubicada entre los cerros”. Jerónimo es un referente de la actividad y desde “El Puesto”, antigua construcción de campo que perteneció a su familia y le da el nombre a su emprendimiento, ofrece propuestas imperdibles para descubrir las cumbres que rodean a Tafí del Valle.
Mítica Ruta 40
El tramo tucumano de la emblemática Ruta 40 engarza la historia nacional con la cultura ancestral, la Ruta del Vino con el sitio arqueológico de la Ciudad Sagrada de los Quilmes.
En sólo 41 kilómetros de travesía, se encuentra una increíble concentración de sitios arqueológicos, emprendimientos productivos de gran porte y la única bodega comunitaria: Los Amaicha.
Otra historia de trasplante y amor a esta tierra es la que se percibe en la Finca Albarossa, propiedad de la familia italiana Sapini que se enamoró del terruño tucumano y se instaló aquí, en 2010, a hacer su América del siglo XXI. Ya cultivaron120 hectáreas con cepas Malbec, Cabernet Franc y Torrontés, cultivan olivos y abrieron un hotel boutique al pie del cerro La Mina (4762 msnm), todo eso en el kilómetro 4282 de la RN 40.
Desde Ampimpa, El Pichao, Amaicha del Valle, El Bañado, Talapazo, Quilmes y Colalao del Valle o a los propios Quilmes que mantienen hoy su asentamiento, son parte de esta propuesta a los pies de las cumbres calchaquíes. Cada pueblo, un pedazo de la historia. Por otra parte, los artesanos del valle integran la Ruta del Artesano, ellos invitan a visitar sus talleres y conocer sus obras.
La historia de América y la cultura es lo que el viajero percibe cuando une cada pueblo y sus habitantes en la Ruta 40.
Se vaya en travesías 4x4, cabalgatas, o practicando senderismo, todos los caminos llevan literalmente al cielo: a tan solo 24 kilómetros de la Ruta Nacional 40, está Ampimpa, en donde el Observatorio Astronómico Ampimpa recibe visitas diurnas y nocturnas, organiza, campamentos científicos, viajes educativos y safaris fotográficos (4 días, con transporte, alojamiento y pensión completa, $ 65.000, se puede pagar en cuotas).
Vacaciones para volver a la naturaleza? Sí, claro, esa es la idea. Llevar ropa de montaña, buen abrigo, mantas livianas y una vianda para comer algo rápido en un pic-nic improvisado sobre los valles, con vista a los cerros y cerca de los cóndores.
