En julio se produjo una fuerte caída en la actividad inmobiliaria rural, de acuerdo con el índice que elabora la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR), que se ubicó en los 36,49 puntos, que representa un retroceso del 17,81% con respecto al mes anterior.
El índice InCAIR refleja la actividad del mercado inmobiliario rural en todo el país, cuya base es de 97,5 puntos, que corresponde en forma histórica a su pico máximo registrado en septiembre del año 2011.
Más gente vende campos por razones familiares y para irse del país.
Según Juan José Madero, presidente de la CAIR, en julio se detuvo una leve tendencia alcista del mercado: “Tuvimos un par de repuntes en los últimos meses, aunque con indicadores por debajo de la mitad del máximo, es decir que había un mercado que estaba buscando un equilibrio sin ser una fiesta”.
En ese contexto, se observaron movimientos de operaciones sobre todo en la franja de valores entre 1 y 3 millones dólares.
Dólar y elecciones
Sin embargo, en julio la actividad retrocedió a los niveles de abril. Madero atribuye el paso atrás a que “volvieron a apretar el cepo al dólar ‘contado con liqui’. Si tenías una ventana chica abierta, cerraron una de las hojas. El empresario que opera con el ‘contado con liqui’ no puede hacerlo en el mercado único de cambios parar importar”.
“A ese balde de arena se agrega que entramos en el período electoral”, señala Madero. “Las decisiones de comprar o vender campos son importantes y hasta afectan a las generaciones siguientes, se proyecta a largo plazo. Las cuestiones financieras afectan más al precio, pero las decisiones de comprar y vender se toman mirando a la Casa Rosada”, agrega.
“Estamos en la zona de influencia de tres meses entre las elecciones y la baja de actividad se estira un poco más. Los operadores estamos acostumbrados porque se da con todos los gobiernos“.
LM