AGRO
dólar diferencial

Incertidumbre económica y política: ¿cómo responde el productor agropecuario?

Para el consultor Teo Zorraquín, el “dólar maíz” no es un beneficio para los agricultores que tienen cereal. “Es solo un fogonazo a costa de matar otras actividades”.

Producción de maíz
Producción de maíz | Télam

El consultor de agronegocios y director de Zorraquín y Meneses, Teo Zorraquín, habló ante los micrófonos de Aire de Campo, en Radio Perfil (AM 1190), sobre la situación económica que vive el agro frente al “dólar maíz”.

“Hay que pensar que, con medidas aisladas, con una devaluación a la que no se le pone el título de devaluación, que es lo que acaba de ocurrir por quinta vez, con atraso de tipo de cambio para muchas cosas, con un impuesto a la importación que encarece insumos, que ya están cerrados a precio, que va a ir todo a costo, hoy lo que hay que tener son anticuerpos para saber que te van a volver a cambiar la bocha. Y que hoy te beneficie porque te agarró con maíz y tengas más precio, todos sabemos que no es un beneficio. Es un fogonazo a costa de matar otras actividades”.

Agregó que los productores agrícolas solo pueden apelar a la resiliencia y a esperar un cambio de las condiciones políticas tras las próximas elecciones presidenciales y precisó: “Se alquiló todo lo que se podía alquilar, se va a aplicar la tecnología que se pueda, tras la peor campaña agrícola de años y financieramente la estamos piloteando. Ojalá el clima acompañe, porque es el único lado donde tenemos alguna expectativa positiva”. 

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Para Zorraquín “hay que barajar y dar de nuevo. Si esto fuera una empresa, hay tres o cuatro cosas que hay que hacer: dejar de gastar más de lo que ingresa, recomponer reservas y confianza, cambiar al que administra y pensar que este es un proceso largo de recomposición”. 

Desde que se implementó la medida del dólar maíz, el precio de la tonelada ya subió un 25%.

Si es legal, vender está bien 

Respecto de la oportunidad que el “dólar maíz” les da a los productores que aun cuentan con cereal para vender y hacer una diferencia, como se dio de manera elocuente en la primera semana de vigencia de esta nueva devaluación encubierta, fue categórico. “Si es legal vender es lo que hay que hacer. Los que gerenciamos empresas tenemos una responsabilidad que es sostenerlas vivas dentro del marco de la ley. Vender dentro de ese marco está bien”, enfatizó. 

Pero igualmente aclaró: “Sí, hay que tener en claro cual es el mensaje de largo plazo. No pensemos que esto nos salva. Esto es como un regalo de cumpleaños para algunos y una pésima noticia para otros. Y en algunos casos es la misma persona, porque alguien que produce maíz y además tiene un feedlot, a la mañana está contento y a la tarde, no”.  

En este sentido, Zorraquín explicó que “el rival no es intra cadena. El rival, es el marco general que tiene la Argentina. Estés en el sector agropecuario, en el sector industrial o tengas un kiosco, el rival es el cambio de reglas de juego para la actividad privada. Y esta situación nos hace a todos un poco más pobres”. 

Al mismo tiempo consideró que es muy probable que el 31 de agosto cuando venza la vigencia del “dólar maíz”, la comercialización del cereal -que ahora es fluida con un tipo de cambio atractivo- se vuelva a trabar, porque los productores esperarán a un nuevo período de vigencia de un tipo de cambio diferencial. 

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El estímulo de la caja 

“Ahora vendemos maíz porque conviene vender maíz y no vendemos soja o cebada o girasol. Cuando vos estás a cargo de una empresa, te movés con estímulos. Y lo que te condiciona es la caja. No podés decir ‘no vendo’, si luego tenés compromisos que pagar: contratistas, fertilizantes, impuestos, etcétera. La caja es lo que es restringe o no tus deseos de vender o no vender. Pero lo que se ha hecho hasta ahora es aguantar, esperando la devaluación. Y encima la devaluación ocurre, y uno ve que este gobierno no tiene ninguna forma de llegar con dólares a fin de año y que lo que le dijo el Fondo Monetario es ‘te dejo tranquilo por las PASO’”. 

Y agregó: “La expectativa es quedarse dolarizado con grano, lo más que se pueda, y esperamos el próximo chubasco, viendo la mejor relación insumo-producto. Porque este maíz que los productores están vendiendo, no lo van a usar para irse de vacaciones, sino para ver si pueden comprar fertilizantes en un mercado que está cerrado, o agroquímicos a una mejor relación de precio. Se cayó el 50% la producción del año pasado; cualquier cosa que te sirva es agua en el desierto para poder tratar de llegar a la cosecha fina, primero, y a la gruesa, después”, graficó Zorraquín.  

Respecto de la situación de los fertilizantes, señaló que el producto está en el país. “Lo que pasa es que en el mundo están bajando los precios, acá están subiendo y hace 2 semanas que no venden. Un fosfato monoamónico, que había bajado a 700 y pico hoy pasa los 900 dólares. La urea, que había caído, estaba alrededor de 500 y actualmente está a 650 dólares. Pensemos que parte de esa urea, ya está importada a un precio definido y ahora te ponen un siete y medio por ciento más (de impuestos) retroactivo, si todavía no cerraste la operación, habiendo fijado precio”, explicó. 

Para Zorraquín, este incremento se va a trasladar directamente a los costos de producción, encareciéndose todos los granos. Los fertilizantes son el mayor problema porque es el insumo más caro y porque, una vez que el cultivo está sembrado, es el más relevante para definir el rendimiento potencial.  

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Trigo y cebada, intactos 

Respecto del trigo, señaló que, aunque falta terminar de sembrarse el cultivo en algunas zonas, igualmente van a quedar 300.000 a 400.000 ha menos que la superficie originalmente prevista en todo el país. Precisó que “los cultivos, en general, están viniendo bien, aunque el Niño no llegó todavía. Hubo sí algunas lluvias de mayo, junio y abril que permitieron implantaciones que estaban en duda”.  

Y agregó: “El trigo está bien en la medida que tengamos las lluvias de agosto y septiembre, y podamos aplicar los fertilizantes nitrogenados que aún no se aplicaron. La expectativa de rendimiento, tanto en trigo como en cebada, está intacta. Falta recorrer todavía un largo camino, pero los cultivos están con buena implantación, buena sanidad y solo falta agregar fertilidad, y eso va a depender un poco del clima”.