PULSEADA CON NACIÓN

Córdoba mueve fichas tras la derrota de Milei y fuerza diálogo con la Casa Rosada

La combinación entre el revés legislativo del oficialismo libertario en Diputados —con participación decisiva de legisladores cordobeses— y la aprobación de una reforma previsional con costo político en la Unicameral fue leída en el Centro Cívico como parte de una misma jugada.

Martin Llaryora en gira por Europa Foto: Cedoc

La semana cerró con una sensación poco habitual en el Centro Cívico, en esta época del año: alivio político en medio de un escenario económico que cada vez suma más complejidades. Mientras en el Congreso nacional el oficialismo libertario sufría una derrota clave, empujada en buena medida por los diputados cordobeses que confluyen en Provincias Unidas, en Córdoba el peronismo lograba aprobar una reforma previsional que el propio gobierno sabía impopular. “Había que mostrar que Córdoba tiene volumen político y que no se la puede seguir ninguneando”, sostuvo una fuente que camina los pasillos del Panal hace mucho tiempo.

Detrás de la maratónica sesión en la Unicameral y de los movimientos sincronizados de los diputados nacionales alineados con Llaryora hubo una decisión política: recuperar iniciativa, ordenar el relato y forzar a Nación a sentarse a negociar “en serio” por los recursos previsionales que la Provincia reclama en la Corte Suprema.

Hoy Córdoba recibe unos $5.000 millones mensuales, una cifra que en el Panal consideran simbólica frente a un déficit estructural mucho mayor. Las estimaciones provinciales hablan de un piso de entre $10.000 y $14.000 millones por mes. El calendario también apremia. En marzo vence el esquema transitorio vigente por orden de la Corte Suprema y la Provincia deberá presentar las auditorías pendientes. “Ahí se define el flujo futuro, más que el stock de deuda”, explican.

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En el gobierno no esconden el fastidio acumulado por el trato inicial del Gobierno nacional. “Arrancaron ninguneando, después terminaron llamando desesperados para que hubiera sesión”, agrega la fuente, respecto a momentos de tensión que se vivieron el miércoles pasado en la Cámara de Diputados, antes de tratar el Presupuesto. 

Ese punto marcó un quiebre. Tras la derrota en Diputados (el bloque de PU se abstuvo en los diez primeros capítulos y votó en contra en el 11, lo que se desencadenó fuertes críticas internas en LLA), aseguran, empezaron a sonar los teléfonos. “Hay otro clima”, dicen. Más diálogo, más escucha y una expectativa moderada de reconstruir un vínculo político funcional, aunque sin ingenuidades. “El mensaje no cambia: vamos a acompañar lo que beneficie a Córdoba. No vamos a arrodillarnos por un ATN. Lo que queremos es una negociación seria”, advierten ante la decisión del gobierno libertario de liberar fondos a las provincias en medio de la discusión por el Presupuesto.

Una apuesta a fondo

En el Panal reconocen que la reforma previsional que llevó adelante el gobierno de Martín Llaryora no deja contentos a todos. “Hoy nos insultan el 100% de los jubilados”, admiten en el gobierno sin rodeos. Sin embargo, el cálculo político es otro: estiman que alrededor de 65 mil pasivos —los que estaban más rezagados— percibirán una mejora concreta, mientras que el esfuerzo recaerá sobre los haberes más altos.

“No hay magia: a los que les sacamos plata no les va a gustar nunca”, reconoce la fuente. Pero insiste en que la ecuación general permite descomprimir un sistema en crisis y construir un discurso que el gobierno pueda sostener sin titubeos. La oposición, en cambio, cuestionó con dureza el proyecto. Juecistas, radicales, izquierda y otros bloques coincidieron en señalar que se trata de un ajuste encubierto y advirtieron sobre el impacto real que tendrá el aumento de aportes. También apuntaron contra la discrecionalidad que tendrá el Ejecutivo en la reglamentación de la ley.

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Sin embargo, la aprobación en la Legislatura fue leída como un punto a favor en la interna política provincial. El oficialismo logró ordenar votos, sumar aliados puntuales y aislar a una oposición que luce fragmentada. También hacen, en el gobierno, una lectura electoral: el clima de época, atravesado por el ajuste nacional, habilitó decisiones que en otros momentos hubieran sido imposibles. “El problema de la Caja es real y la sociedad lo sabe”, señalan.

Con todo, por lo bajo reconocen algo que se analizó post-elecciones de octubre: hay una porción del electorado cordobés que elegiría a Milei en una contienda electoral y a Llaryora en una provincial. En el Panal ven ganancia por todos lados: destacan que “ir copando la agenda” con temas que eran el “caballito de batalla” de los libertarios deja con menos margen a Luis Juez y Rodrigo de Loredo. “En privado se tiran con todo, pero hay que reconocer que en público todavía no rompieron”, señalan. Gabriel Bornoroni, por ahora, espera agazapado y en silencio su turno para ser la alternativa violeta en 2027. Sabe que corre con el caballo del comisario.

En el gobierno provincial creen que la estrategia de ordenar las cuentas y bajar costos del Estado conecta con una demanda social extendida. Apuestan a que una reactivación económica incipiente permita sostener inversión en infraestructura, salud, educación y seguridad, tres áreas que identifican como prioritarias para 2026. Reconocen, sin embargo, que la sociedad está expectante y desconfiada. “La gente quiere hechos, no relato”, admiten.