En el Puente Uruguay de Villa Carlos Paz, allí donde la luz suele ser sinónimo de espectáculo y tránsito incesante, una frase breve interrumpe la inercia del paisaje: “Todo está cuidadosamente vacío”. La obra, del artista Cruz Marguett, se instaló en las pantallas LED de este paso neurálgico no sólo como una intervención estética, sino como una señal de alerta política y sensible.
La pieza se presentó originalmente en el marco de la primera Semana de Arte Contemporáneo de Villa Carlos Paz —un evento periférico al Mercado de Arte Contemporáneo (MAC) de Córdoba— y se integra en la investigación de Marguett sobre la palabra como dispositivo capaz de modificar el espacio público.
Un paréntesis en la vidriera turística
La elección del soporte no es aleatoria. Las pantallas LED, habitualmente destinadas a la publicidad y al consumo rápido, se convierten aquí en el vehículo de una pregunta incómoda. Para Marguett, la escritura tiene la potencia de alterar la percepción del entorno, especialmente en un punto de la ciudad que funciona como nexo obligatorio tanto para el turista como para el habitante local. “La obra tiene un tono poético, me interesa cómo la escritura modifica el espacio público. En este caso, termina modificando el paisaje donde se inscribe esta frase”, explica la artista.
Según señala Marguett, en un lugar de tránsito la obra transforma el texto en una experiencia: una fisura que invita a preguntarse qué es aquello que se mantiene prolijamente intacto y qué discursos se neutralizan cuando el orden y el entretenimiento clausuran la posibilidad del pensamiento crítico.
La construcción política del vacío
Lo que la obra propone no es una ausencia accidental, sino un vacío fabricado. El adverbio “cuidadosamente” funciona como el eje de la crítica. Marguett señala una estrategia deliberada detrás de la falta de contenidos profundos, especialmente en contextos donde la cultura queda relegada frente a la lógica del descanso y la vidriera.
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“Ese 'cuidadosamente' tiene que ver con una planificación de este vacío”, sostiene el artista, y vincula esta observación directamente con la realidad local: “En la ciudad sucede que no hay políticas culturales que apoyen el crecimiento de los sujetos culturales y se presta a ser una ciudad de descanso, pero falta una profundidad en políticas culturales. Hay una estrategia detrás de ese vaciamiento”.
Esta mirada no se agota en la geografía de la villa serrana, sino que se extiende como una lectura de la coyuntura nacional. El vaciamiento, según la perspectiva del autor, es un proceso calculado que atraviesa a la sociedad argentina, donde la producción cultural activa cede terreno ante acuerdos tácitos que privilegian una armonía silenciosa y superficial.
Una pausa frente a la vorágine digital
En un presente dominado por la velocidad de las redes sociales y el consumo efímero de imágenes, “Todo está cuidadosamente vacío” actúa como un freno de mano.
La intervención busca que el pensamiento no deje de sentir, abriendo una brecha donde la palabra recupere su carácter de acto vivo.
Marguett plantea que su intención es romper con la dinámica del lenguaje publicitario para generar un momento reflexivo. “Este vaciamiento es calculado y no está dado porque sí. Hoy no tenemos momentos para una pausa, todo son redes sociales”, analiza.
La obra, que aún puede ser visitada, no busca imponer respuestas cerradas, sino activar una pregunta persistente que resuene en el cuerpo y en la ciudad.
En definitiva, se trata de sentar una crítica tanto al paisaje en el que se inscribe como a una sociedad inmersa en la vorágine de no poder frenar.