Fuera De cuadro

Entre la vida y la muerte

De Chirico. Retrato (premonitorio) de Guillaume Apollinaire. Foto: cedoc

Apollinaire, poeta y proselitista del cubismo, fue el espíritu vivo de la vanguardia parisina en vísperas de la Primera Guerra Mundial, incursionando en hazañas desde la pornografía hasta el fomento del robo de arte. Amigo cercano de Picasso, acuñó el término “surrealismo” para describir el ballet Parade. Para Picasso y otros pioneros del arte moderno, la muerte de Apollinaire marcó el final de un gran período de experimentación.

   Sin embargo, para Giorgio De Chirico, Apollinaire murió antes: ni en 1917, cuando lo hirieron en la cabeza y fue operado ni cuando yacía agonizante de gripe española, la gran epidemia con la que arrancó el siglo, en París en noviembre de 1918, mientras escuchaba a una multitud afuera gritar “A bas Guillaume” (Abajo Guillermo) Se referían al Kaiser Wilhelm, pero parecía una última crueldad para el poeta que había sido gravemente herido en la guerra, pero moriría un poco después.

   En 1914 pintó la silueta de Apollinaire con lo que parece una diana dibujada en su cráneo. En el cuadro está el perfil inconfundible del poeta: con su nariz desgarbada y su cara arrugada. Está congelado en algún lugar entre la vida y la muerte: un hombre de piedra, un busto de mármol con anteojos negros, ciego y vidente, profético. Como el mismo pintor que anticipa su muerte. En este “retrato premo-nitorio”, el poeta ve o engendra visiones de conjunciones imposibles: los moldes de un pez y un caparazón sobre una arquitectura renacentista no resuelta, y la silueta de un hombre sobre cuya cabeza se ha dibujado un círculo blanco.