Música, pogo y emoción

Wos cerró Noches Capitales con un ritual colectivo a cielo abierto

Ante miles de personas, Wos coronó un año arrasador con un show potente y sensible en el Hipódromo de La Plata.

Wos, en el Hipódromo de La Plata Foto: CZ Comunicación | JC Fotografía

Wos puso el cuerpo —y algo más— para cerrar Noches Capitales el sábado 20 de diciembre en el Hipódromo de La Plata. Fue el último ritual de una temporada extensa, diversa y multitudinaria, que también condensó buena parte de su camino artístico, con una puesta intensa y una relación directa con su público. Valentín Oliva, de 27 años, volvió a demostrar que su carrera no se explica solo por el talento sino por su manera de estar en el mundo.

Desde temprano, el predio comenzó a poblarse de familias, grupos de amigos, chicos y chicas que están creciendo con sus canciones y también de adultos que llegaron acompañados, cruzando generaciones. Entre la multitud hubo videollamadas para compartir el show con quienes no pudieron estar, abrazos, lágrimas, banderas en alto y saltos colectivos. En medio del gentío, un nene de unos nueve años miró a su mamá y le dijo, conmovido: “Mami, gracias por cumplirme este sueño”.

Como parte de las consignas del show, la producción dispuso puntos de recepción de juguetes y alimentos no perecederos para quienes quisieran donar al ingresar al predio. La colecta estuvo destinada a comedores y merenderos de La Poderosa y acompañó la jornada como un gesto coherente con el recorrido del artista, con la mirada puesta en la gente.

Los Auténticos Decadentes y su desborde criollo que cura heridas llegaron a Noches Capitales

A cielo abierto, el show arrancó a las 21.30 con una descarga directa: “Descartable”, “7/8", "Niño gordo” y “Luz delito” encendieron el pogo desde el primer minuto. El Hipódromo se convirtió rápidamente en una masa en movimiento, atravesada por bronca, alegría y catarsis. Con más de 20 canciones, el repertorio fue recorriendo distintos climas sin perder intensidad: “Andrómeda", "Que se mejoren”, “Estímulo”, “Arrancármelo”, fueron coreadas como mantras colectivos.

En escena, Wos estuvo acompañado por su banda: Evlay en guitarra y dirección musical, Natasha Iurcovich en bajo, Chipi Rud en guitarra y Tomi Sainz en batería. Lejos de un rol estático, el grupo desplegó un show intenso e histriónico, con músicos que juegan, saltan y se conectan entre sí y con el público, atentos al clima de cada momento y al pulso de la noche.

Uno de los pasajes más destacados llegó con el uso del telón frontal que cubrió el escenario. Con las pantallas apagadas, se proyectaron imágenes en blanco y negro mientras la banda seguía tocando detrás. El momento tomó otra dimensión durante “Quemarás”, la canción que Wos grabó junto al Indio Solari: la silueta del artista y la de su banda aparecieron reflejadas detrás de la tela, mientras la imagen del Indio se proyectaba al frente. Un cruce visual que unió distintas generaciones y fue recibido con una ovación sostenida.

El show también tuvo espacio para lo inesperado. En pleno set, Wos invitó a Nico Bereciartúa, guitarrista argentino de The Black Crowes, para improvisar un freestyle. “Nos va a acompañar para ver si sale una de esas que se improvisan un poco”, dijo desde el escenario. La intervención conectó de inmediato con la identidad platense: “Dale La Plata, que la noche es espectacular, veo la magia bajando por sus diagonales”, lanzó, desatando la ovación del público. La improvisación recorrió imágenes urbanas y referencias al presente, reforzando el vínculo entre el artista, la ciudad y el clima de la noche.

Nico Bereciartúa

En reiteradas ocasiones, el público hizo oír su voz con el cántico “y ya lo ve, y ya lo ve, el que no salta votó a Milei”, que se coló entre canciones y pogos como parte del clima de la noche. El tramo final fue una seguidilla de clásicos que desató la euforia total: “Canguro”, “Alma dinamita”, el medley de “Pantano” y “Gato negro”, “Fresco” y “Cambiando la piel”. El bis, con “La cochería” y “Púrpura”, cerró el show con pogos sostenidos, aplausos interminables y una entrega absoluta del público.

Wos creció en un entorno atravesado por el arte. Su papá, Alejandro Oliva, es uno de los fundadores de La Bomba de Tiempo; su mamá, Maia Mónaco, es actriz, bailarina y cantante. Valentín estudió en el Mariano Acosta y se formó como actor en la EMAD. Ese cruce de lenguajes aparece de manera constante en su obra: en las letras, en la improvisación, en la puesta en escena y en una estética que atraviesa también las visuales y la merch.

“La carrera de él es una consecuencia de su relación con el mundo”, dijo alguna vez su padre. Una idea que dialoga con lo que expresó su madre al recibir el Premio Konex 2025 en la categoría Urbano, galardón otorgado a Wos: recordó que el género nació en las plazas, entre adolescentes que encontraron un espacio para expresarse, y que creció “como una planta que brota del cemento”. Esa matriz volvió a hacerse visible en La Plata.

El cierre en Noches Capitales llegó en un año marcado por hitos: seis funciones agotadas en el Estadio Obras, colaboraciones con artistas como Ricardo Mollo, Natalia Lafourcade y el Indio Solari. El festival, que a lo largo de esta edición reunió a figuras consagradas y nuevas voces de la música argentina, encontró en esta última noche un punto de encuentro claro entre generaciones y públicos diversos. Una despedida a cielo abierto, intensa y compartida. Fue una gran manera de terminar el año. De sacarse todo de encima, a puro salto.

 

ML