Techos de cristal, pisos pegajosos y escaleras rotas
Un informe elaborado por ONU Mujeres y la CEPAL analiza factores como el nivel de ingresos, empleo, acceso a un trabajo formal e incluso las decisiones sobre maternidad de las mujeres argentinas. En porcentajes, muestra cómo estos tres escenarios las condicionan.
La trayectoria laboral y educativa de las mujeres –condicionada por otros factores, como el nivel socioeconómico y las brechas de género– es determinante para la toma de decisiones autónomas, como la edad de la maternidad.
El segundo boletín de temas de género en Argentina publicado en conjunto entre la ONU y la CEPAL analiza las posibilidades de las mujeres del país en base a tres categorías de análisis: los pisos pegajosos (las barreras para avanzar en el empleo y que mantienen a las mujeres en puestos más bajos, informales o peor remunerados), las escaleras rotas (las trayectorias laborales interrumpidas por diferentes factores que impiden el progreso) y los techos de cristal (las barreras invisibles que imposibilitan llegar a los puestos más altos de decisión).
El estudio analiza, en estos tres contextos, los principales indicadores de la desigualdad de género en Argentina. El escenario de pisos pegajosos, “por donde transitan las mujeres con bajo nivel educativo (hasta primaria completa) y escasos ingresos en el hogar”, explican, tiene las siguientes características: el 38 % de las mujeres de 19 años son madres (a los 29 años el 85 %), el 18% vive en hogares monomarentales, la participación laboral alcanza al 42,8% (20 puntos porcentuales por debajo de los hombres), el 16% están desempleadas y el 29% subempleadas por insuficiencia horaria. De este grupo, el 58% trabaja en el sector privado, el 11 % en el sector público y el 28 % por cuenta propia. El 69%, por su parte, se desempeña en empleos asalariados pero informales.
De este grupo de mujeres el 38% trabaja en el servicio doméstico (un sector altamente precarizado y que, por su demanda horaria, limita las posibilidades de seguir estudiando o buscando oportunidades laborales) y el 18% no posee ingresos propios, lo que dificulta la toma de decisiones autónomas. El informe entiende por autonomía a “la capacidad de las personas para tomar decisiones libres e informadas sobre sus vidas, de manera de poder ser y hacer en función de sus propias aspiraciones y deseos en el contexto que las hace posibles”.
En el escenario de techos de cristal, prosigue el estudio, se encuentran “las mujeres que cuentan con un mínimo nivel de educación terciaria (incompleta y completa) y que habitan en hogares de altos ingresos”. En este grupo, advierte el documento, las brechas con los hombres son menores, pero se mantienen. En comparación con el anterior contexto, las mujeres que lograron cierto avance laboral postergan la maternidad: a los 29 años solo el 40% son madres, mientras este porcentaje asciende al 80% a partir de los 42 años. La postergación de la maternidad, sin embargo, no hace más que retrasar la menor participación que tarde o temprano tendrán en el mercado laboral: “el nivel más alto de dedicación a las tareas remuneradas (en torno a 7 horas diarias) se registra entre los 30 y 44 años. Al tener menos descendencia, la curva se reduce casi inmediatamente y vuelve a elevarse a los 65 años por el cuidado de nietos/as u otros”, señala el estudio.
Entre las particularidades de este grupo el informe identifica que el nivel educativo de las mujeres es significativamente superior al de los varones. “Por estratos de ingresos, el 56% de las mujeres del quintil más alto posee un nivel educativo elevado en relación con el 49 % de los varones en su misma situación”, aunque perciben un 13% menos de ingresos. En este segmento el 32% son asalariadas en el sector público y el 47 % en el sector privado. En tanto, el 23 % trabaja en enseñanza, el 15 % se ocupa en servicios financieros, de alquiler y empresariales, el 14 % en servicios sociales y de salud y el 11 % en la administración pública, defensa y seguridad social.
En el plano de las escaleras rotas, y en relación con la maternidad, “el comportamiento es similar al del escenario de pisos pegajosos”, relata el documento. En este caso, el porcentaje de mujeres que son madres a los 29 años es un tanto menor (80%). La situación de quienes lograron cierto progreso laboral o de estudios pero que debieron interrumpirlo se caracteriza por los siguientes indicadores: la participación laboral llega al 50%, la brecha de ingresos promedio respecto a los varones es del 11%, el desempleo asciende al 7% y el subempleo al 15%. La mayoría (el 60%) son asalariadas privadas y el 15% trabaja en el sector público. “Según la rama de actividad, las mujeres trabajan en comercio (25 %), servicio doméstico (20 %), industria (11 %), hoteles y restaurantes (6 %) y otros servicios comunitarios, sociales y particulares (9 %)”.
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