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Emilio Monzó: "Podemos pensar en una gran PASO con Schiaretti, Kicillof y algún gobernador"

El diputado de Provincias Unidas participó del Ciclo de Entrevistas organizado por la Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA). Los errores de Provincias Unidas. El lugar que debe ocupar el centro en el Congreso que se viene. Y las críticas a la intolerancia de Milei.

emilio monzo ciclo de entrevistas usba Foto: USBA

—Usted fue presidente de la Cámara de Diputados durante la presidencia de Mauricio Macri. ¿Qué evaluación le merece el actual desempeño de Martín Menem?

Martín Menem es presidente de la Cámara de Diputados, pero de un espacio político que fue prácticamente disruptivo a la hora de llegar al poder. Nosotros teníamos un espacio político más compacto, con experiencia parlamentaria, con cuadros políticos que provenían del radicalismo, que también tenían mucha expertise en el manejo de la Cámara de Diputados y en el Senado. Y eso me permitió, prácticamente, ejercer la presidencia sin tener una preocupación absoluta sobre lo que pasara en el recinto. En el caso de Martín Menem, tiene que asumir la conducción de la Cámara o arbitrar el recinto, pero a su vez tiene que conducir su propio espacio. El otro diferencial es que este gobierno, una vez obtenida la Ley Bases, hizo un esfuerzo permanente por perder aliados. Nosotros eso sí lo trabajamos todo el tiempo. Cultivamos las alianzas durante los cuatro años que me tocó presidir. Y eso implicó que durante, te diría, dos años y un poco más, nosotros no perdiéramos una sola votación. Este gobierno ha perdido no solo los aliados del comienzo, sino que también perdió su propio socio. Perdió socios del Partido Radical que trabajaban o que participaban de las ideas de Milei y luego la derrota con o el triunfo frente al PRO en la capital federal también tuvo consecuencias con sus socios. Terminó un gobierno que comenzó con 150, 160 votos, terminó peleando el tercio sobre el fin del mandato. Es decir, son todos contextos que no justifican nada, pero para comprender que las situaciones eran totalmente distintas entre las que le toca presidir a Martín Menem y la que me tocó presidir a mí. 

—¿Cree que los espacios de centro presentarán un límite a las políticas que proponga Javier Milei?

Somos los árbitros y nunca nos va bien. A nosotros nos insultan de los dos lados. Nos toca ese rol por justamente estar en la mesura, en el medio de equilibrar. Hoy los antagonismos tienen mucha más repercusión electoral que la mesura, que el consenso, que el diálogo. Hoy el disenso, el insulto y todas esas herramientas más electorales que de gobierno, tienen más preponderancia a la hora de una elección, pero lamentablemente luego comienzan a gestionar con las mismas herramientas. Entonces, el nuevo bloque que se conformará y que calculo que serán entre 20 y 30 diputados nacionales en el centro, que son más, ¿no?, porque hay mucho peronismo que también se acerca a ese lugar, sí va a ser el equilibrio, como ha sido estos dos años. Dependen de ellos que salgan las nuevas reformas, si es que las presentan en los próximos meses, y si van a ser ellos el equilibrio para no poner el límite. Y si pensamos que las reformas son buenas para el país, seguramente habrá un apoyo al Gobierno. 

Emilio Monzó participó del Ciclo de Entrevistas de estudiantes del Posgrado en Periodismo de Investigación de la USBA.

—¿Qué lectura hace del resultado electoral de Provincias Unidas y cómo imagina a ese espacio para 2027?

Hoy nosotros tenemos un problema de demanda, más que de oferta. Las ofertas electorales fueron Tayana y no sé quién era la chica que lo acompañaba, y del otro lado Espert. Cuando tenés una forma de ser de consenso, de diálogo, de comprender principalmente al otro, es muy difícil que puedas aparentar ser una figura política antagónica. Tenés que ser un actor y generar un avatar político para tener un resultado electoral, cosa que es muy difícil para los que representamos a Provincias Unidas. La dispersión es uno de los problemas que tiene hoy la juventud, la adolescencia, la falta de atención. Y entonces, esta gran cantidad de información, en esta economía de la atención, para lograr yo o cualquiera que el elector preste atención, apelamos a las emociones negativas, y ahí es donde estamos liquidados los del medio. Cuando comienza el insulto a ser el protagonista, cuando empieza a ser el show, el espectáculo que uno ve, la verdad, en el Congreso ya casi no tenemos participación porque se ha convertido en un programa de chismes donde las diputadas nacionales, y aparte, son de su propio espacio, no se incomoda ni siquiera el presidente de la Cámara, que se firman, se gritan, se insultan. El propio Milei, haciendo un recital en el momento que estaba pidiendo un apoyo de Estados Unidos y gritando como un loco arriba de un escenario. Bueno, parece que todo esto que genera una tensión en la sociedad es mucho más efectivo, eficiente y eficaz, para generar la atención del elector y luego esa atención convertirse en un apoyo o no, porque esto es de suma cero a la hora de la elección. Los que estamos en una posición más con propuestas y con esta forma de ser, se nos está complicando y mucho participar en las elecciones en Argentina.

—¿Cuál fue el error de Provincias Unidas?

El país estaba parcelado por provincias y el efecto que nacionalizó, increíblemente, la elección porque fue más un voto reactivo y desde el temor, fue la elección de septiembre en la provincia de Buenos Aires. Pero sí hay un común denominador, porque podes decir que la oferta electoral de Randazzo, de Stolbizer y la mía era una oferta menor y que no tuvo impacto en la sociedad, pero la oferta de Schiaretti era Schiaretti, era el exgobernador, y me animo a decirte el mejor gobernador que tuvo la provincia de Córdoba. Sin embargo, le ganó una persona que ni siquiera lo conocen los cordobeses, que se apellida Roca. Un Roca y un Pellegrini en Santa Fe, casi que pareciera que fuera un chiste los nombres que buscaron para poner en una u otra provincia, pero ambos, Roca y Pellegrini, ganaron.
Creo que el temor al pasado hizo que los cordobeses lo apoyaran a una persona desconocida, votaron el color (violeta) sin saber a quién estaban votando. Pero la sociedad eligió votar por gente desconocida, ni siquiera había una estrategia. La estrategia fue el temor. Trump dijo que si no apoyaban a Milei, dejaba de ayudar a la Argentina. ¿Ustedes creen que eso no tuvo un impacto? Tuvo un impacto en el electorado.

—¿La oposición actual todavía tiene capacidad de reorganización?

Fenómenos como Trump, Bolsonaro, Javier Milei acá, son fenómenos de una sociedad occidental donde la democracia está en crisis, donde están en discusión las instituciones con las cuales nos hemos formado todos nosotros. La república, las instituciones, la división del poder. La demanda de los jóvenes, la ansiedad por las soluciones inmediatas, todo también producto de las redes sociales, hacen que se desprestigien con razones porque quieren soluciones mucho más rápido. La lentitud que tienen los órganos que estamos acostumbrados nosotros a defender. Creo que hay una crisis de la Revolución Francesa, de los productos de la Ilustración, y que seguramente se van a repensar corrientes ideológicas, y que por ahí el gobierno abarca en alguna parte, de romper con las intermediaciones. Estamos en un momento de transición a nivel mundial. Los partidos no están bien vistos. Está mucho mejor vista una persona de manera individual que un partido que piensa, que tiene una ideología, que tiene una formación, que hace discusiones dentro del lugar. Hoy se ve mucho mejor una persona que surge de las redes, de los medios de comunicación, casi outsider, y me cuesta pensar, desde mi parte, una salida de todo esto. Lo que no veo es una organización, pero parece que las organizaciones hoy no rinden.

—¿Se habla en Provincias Unidas de la posibilidad de convocar a una PASO ampliada entre, por ejemplo, Schiaretti y el kirhnerismo representado, quizá, por Axel Kicillof?

—No se habla, pero sería una de las salidas. Ahí han dado con la tecla. Podemos pensar en una gran PASO de la oposición, con Schiaretti, Kicillof y algún gobernador. Y la verdad es que eso permitiría una unidad de toda la oposición, o de gran parte de ella. Seguramente, va a surgir algo muy transversal. Esta campaña fue más testimonial que una alternativa política. Un testimonio del peronismo más ortodoxo, la lista de Cristina. Un testimonio del mileísmo más ortodoxo con la figura de Espert. Y así se conformaron las listas en esta de medio término. Pero la elección ejecutiva, la alternativa política, seguramente se va a tocar en el centro, porque el secreto del balotaje es justamente que te lleves una parte del centro. El que junte unas PASO como las que acabas de describir, seguramente, va a tener muchas posibilidades de ser una alternativa al gobierno actual. 

—¿Cómo interpretas el ausentismo, que es el tercer participante, y viene aumentando cada vez más?

La desafección ciudadana tiene que ver con todo lo que habíamos hablado anteriormente. La gente está cada vez más desencantada con la política en general; no es algo exclusivo de aquí, sino a nivel mundial. Es impresionante cómo la participación es cada vez menor en el mundo y también va a desmejorar. Si la participación es menor, desmejorará la calidad de los dirigentes políticos que nos representan, y eso es un círculo vicioso que hace que la gente se aleje aún más. Cada vez es más difícil ingresar a la política si no tienes el cuero duro, porque se ha convertido en un espectáculo. Cuando entras, lo que menos se habla es de propuestas públicas, lo que se habla es el insulto, la agresión al otro. Hoy nos conducen las consultoras, no los políticos, y eso es terrible. El dirigente político tiene cada vez menos participación en una campaña política. Los consultores tienen preparado para las últimas campañas, en los últimos días de campaña, la destrucción del adversario a través de las redes. La verdad es relativa, y si no buscamos verdades, es muy difícil hacer política, aunque sean subjetivas o desde tu punto de vista. La moral de cada político hoy tiene que ser totalmente laxa en campaña y hacer lo que te piden los consultores, porque ellos tienen analizada, a través de la inteligencia artificial y mediante los algoritmos, la opinión pública. Hoy el problema de Occidente y la democracia es que la opinión pública es manipulable. Todos somos manipulables. Y nos tratan, nos llevan como un ganado para un lado y para el otro, y nos meten en burbujas, donde el eco y el sesgo de confirmaciones es permanente.

—Le agradecemos su participación en este Ciclo de Entrevistas con estudiantes de la Universidad del Sur de Buenos Aires y, le damos la posibilidad de cerrar la entrevista con un comentario final.

No bajen los brazos. A mí me cuesta mucho porque me veo un poco fuera de este esquema que acabo de describir. Me alegro que haya estudiantes y que se preocupen por esto. Creo que hay que apelar al pensamiento crítico, a la reflexión. Las redes sociales nos tienen atrapados. Hay que salir de esa dinámica, hay que educar al soberano, hay que reeducar al soberano con respecto al manejo de las redes. Esta exposición y desnudarnos todos los días frente a las plataformas genera, son causa de consecuencias muy graves hoy para Occidente. 
 

Por María Luz Carone y María Cristina Geninazzi
Posgrado en Periodismo de Investigación
Universidad del Sur de Buenos Aires