Murió Héctor Alterio

El hermoso adiós de Avellaneda a Santomé

Ana María Picchio y un mensaje emotivo en la despedida de su compañero en "La Tregua".

La Tregua Foto: CEDOC Perfil

¿Cómo se pueden juntar el dolor por la muerte con la belleza y la magia? Bueno, hay que leer, nada más, la despedida de Ana María Picchio a Héctor Alterio, que murió este sábado en España, a los 96 años.

El “Flaquito” que reduce toda una historia a la intimidad del vínculo. Y, después del abrazo a la familia, las personas reales que vuelven a ser aquellos personajes; personas reales también, sin necesidad de comillas.

Un recuerdo de Héctor Alterio, cuando vino en 2013: “Soy realista, no nostálgico”

La Tregua”, la película de 1974 que no importa si ganó o no el Oscar, es una historia de muchas cosas: del vínculo con los hijos, de la Buenos Aires lluviosa y melancólica; del agobio espiritual, de la soledad, del hastío por la soledad que parece irreversible hasta que le historia que irrumpe es la historia de amor. Como muchas veces. O como siempre.

Y ese “gag” de la lámpara descompuesta que Santomé, el viudo, intenta encender sin éxito una y otra vez, hasta que por fin la luz se enciende por otro lado, a través del amor de Avellaneda, que tiene un nombre, Laura, como Santomé tiene un Martín, pero como “La Tregua” también es una película sobre personas que son carne de oficina, lo que cuenta es el apellido.

Bueno, se puede espoilear una película de hace 51 años: un apellido vuelve a ser feliz porque se encuentra con el otro. Pero no dura, no dura.

Y así, tanto tiempo después, ”hoy le toca a Avellaneda despedir a Santomé”, como escribió Avellaneda, con la cuenta de  Ana María Picchio, antes del corazoncito roto.

 

LT