estados unidos redobla la presión

Máxima tensión: Donald Trump anunció el cierre del espacio aéreo de Venezuela

La medida implica una grave escalada contra el régimen de Nicolás Maduro y el escenario se torna impredecible. Las principales aerolíneas ya habían suspendido sus vuelos a Caracas por advertencia de las fuerzas armadas estadounidenses. El gobierno venezolano lo calificó como una “amenaza colonialista”, y sostuvo que es una “agresión extravagante, ilegal e injustificada contra el pueblo venezolano”. En los últimos días se registró actividad constante de aviones de combate estadounidenses a pocas decenas de kilómetros de la costa venezolana.

Control aéreo. Las fuerzas estadounidenses dominan el espacio aéreo en gran parte del Caribe. Foto: afp

En otro movimiento de presión en la escalada contra el régimen de Nicolás Maduro, el presidente estadounidense Donald Trump advirtió ayer que el espacio aéreo sobre Venezuela debe considerarse como completamente cerrado.

“A todas las aerolíneas, pilotos, narcotraficantes y traficantes de personas, por favor consideren que el espacio aéreo sobre y alrededor de Venezuela está cerrado en su totalidad”, escribió Trump en su red Truth Social sin dar más detalles.

Desde inicios de septiembre, el gobierno de Trump aumentó la presión sobre Venezuela, con un importante despliegue militar en el Caribe que incluye al mayor portaaviones del mundo. El presidente estadounidense afirma que su objetivo es detener el tráfico de drogas desde el país sudamericano, pero pocos dudan de que se trata de un intento por desplazar a Maduro y su entorno. 

Lo más llamativo en esta ocasión es el hecho de que un mandatario extranjero adopte una medida de este tipo sobre un territorio que no está bajo su potestad.

El gobierno chavista reaccionó rápidamente y calificó la advertencia como una “amenaza colonialista”. Sostuvo que es una “agresión extravagante, ilegal e injustificada contra el pueblo venezolano”.

Presión militar. Las tensiones regionales se han intensificado como resultado de la campaña y el aumento militar que la acompaña. 

La administración de Trump está aumentando la presión sobre Venezuela, con un importante despliegue militar en el Caribe que incluye, además de buques de guerra, equipos especiales de soldados de élite.

Washington insiste en lo formal que el objetivo es frenar el narcotráfico. Buscó justificar este argumento señalando que las fuerzas estadounidenses han llevado a cabo ataques contra más de veinte presuntos barcos venezolanos que trafican drogas en el mar Caribe y el océano Pacífico oriental desde principios de septiembre, matando al menos a 83 narcotraficantes.

En ese sentido, y redoblando la apuesta, Trump advirtió a principios de esta semana que habían logrado detener más del 80% del tráfico de estupefacientes por mar, y que los esfuerzos para detener el narcotráfico venezolano “por tierra” comenzarían “muy pronto”.

En los últimos días se ha registrado una actividad constante de aviones de combate estadounidenses a pocas decenas de kilómetros de las costas venezolanas, según sitios web de seguimiento de aeronaves.

República Dominicana, vecino de Venezuela, también otorgó esta semana permiso a Estados Unidos para utilizar instalaciones aeroportuarias como parte de su despliegue, mientras que la nación insular de Trinidad y Tobago, ubicada a solo unos kilómetros de Venezuela, albergó recientemente ejercicios del Cuerpo de Marines de Estados Unidos.

Sin vuelos. Las maniobras y advertencias estadounidenses también provocaron importantes interrupciones en los viajes aéreos hacia y desde Venezuela. La semana pasada, las autoridades de aviación estadounidenses instaron a las aeronaves civiles que operan en el espacio aéreo venezolano a “tener precaución” debido al “empeoramiento de la situación de seguridad y la intensificación de la actividad militar en Venezuela o sus alrededores”.

Esa advertencia llevó a seis aerolíneas que representan gran parte de los viajes en Sudamérica a suspender sus vuelos a Venezuela.

La medida enfureció al gobierno de Maduro, quien decidió prohibir las compañías involucradas: Iberia de España, TAP de Portugal, Avianca de Colombia, Latam de Chile y Brasil, GOL de Brasil y Turkish Airlines. Las acusó de “unirse a las acciones de terrorismo de Estado promovidas por el gobierno de Estados Unidos”.

Maduro, cuya reelección el año pasado fue ampliamente rechazada por la comunidad internacional como fraudulenta, ya que se negó a presentar las actas del escrutinio, sostiene que la operación de Estados Unidos tiene como objetivo secreto derrocarlo.

Ha reaccionado en forma desafiante a la ofensiva norteamericana, organizando ejercicios militares y manifestaciones masivas destinadas a proyectar fuerza y apoyo popular. El jefe chavista también movilizó a todas las tropas del país, reforzó las fronteras y convocó a las milicias.

Una llamada sin resultado. The New York Times informó el viernes que Trump y Maduro habían hablado por teléfono la semana pasada y discutieron una posible reunión en Estados Unidos.

El informe sobre la llamada entre Trump y Maduro se produjo un día después de que el presidente estadounidense dijera que los esfuerzos para detener el narcotráfico venezolano por tierra eran inminentes.

Esa declaración, sumada al cierre del espacio aéreo, hace temer que la situación se complique aún más con Caracas.

El despliegue de una impresionante fuerza naval en el Caribe –incluyendo el portaaviones USS Gerald R. Ford y sus escoltas, junto a aviones F-35– le sirve a Estados Unidos como una plataforma lista para ejecutar ataques de precisión de forma rápida contra supuestos blancos en territorio venezolano. 

Todo apunta a que se trata de una poderosa herramienta de intimidación para provocar una grieta en el chavismo y las Fuerzas Armadas, forzando así  un cambio de régimen desde adentro.

 

 

Las opciones militares que analiza el Pentágono

Las alternativas militares que analiza Estados Unidos, particularmente el sector más conservador de la administración de Donald Trump, se centran en la presión asimétrica, la disuasión y la desestabilización interna, buscando evitar una invasión a gran escala, según trascendió en medios estadounidenses.

Ataques de precisión. Se consideró la posibilidad de lanzar ataques aéreos o navales selectivos contra objetivos clave para degradar la capacidad militar y logística del régimen. 

En paralelo, realizar  “operaciones  encubiertas” (con presunta participación de la CIA) y acciones de inteligencia enfocadas en exacerbar las divisiones dentro del chavismo y las Fuerzas Armadas, con el fin de precipitar un golpe de Estado interno o forzar el exilio de Maduro.

El enfoque de estos ataques no es causar un daño masivo e indiscriminado, sino inhabilitar puntos de control específicos. 

Blancos. Los objetivos que han sido analizados por el Pentágono y los analistas son Bases Aéreas y Navales Clave.

La destrucción o inhabilitación de las principales bases aéreas, como El Libertador (Maracay), y bases navales estratégicas como la de la isla La Orchila. Estos ataques buscan neutralizar la fuerza aérea y la capacidad de respuesta militar venezolana.

El complejo militar Fuerte Tiuna en Caracas, sede del Ministerio de Defensa y principal centro de comando del ejército, sería un blanco crítico para desorganizar la cadena de mando del régimen.