Espiritualidad

IomKipur: Día de perdón y reconciliación

Ser mejores personas y generar cambios positivos es el propósito del llamado a la reflexión que implica eesta celebración judía. “La nobleza ética significa generosidad” sostiene el autor.

Rosh Hashaná Año Nuevo Judío 2025. Foto: Gentileza Menora org

IomKipur (conocido en español como “Día del Perdón”) se celebra el 10 del mes hebreo de Tishrí. Este año 2025, comienza poco antes de la puesta de sol del miércoles 1 de octubre y termina poco después del anochecer del jueves 2 de octubre. Es un día de ayuno, abstinencia y arrepentimiento, con el objetivo de desconectarse de la excesiva inmersión en asuntos materiales que nos absorben durante todo el año, para la subsistencia, y evaluar y meditar para proyectar un nuevo año como mejores personas y generar cambios positivos tanto a nivel individual como colectivo.

IomKipur es una oportunidad para que cada persona se enfrente a sí misma con honestidad. No basta con abstenerse de lo material; la esencia de esta jornada es detenernos a reflexionar críticamente sobre nuestra conducta, reconocer nuestras faltas y asumir la responsabilidad de cambiarlas.

Es un día de ayuno, abstinencia y arrepentimiento, con el objetivo de desconectarse de la excesiva inmersión en asuntos materiales"

De acuerdo a las enseñanzas de los sabios judíos, la espiritualidad no consiste en rituales vacíos, sino en la capacidad de transformar el corazón y la relación con los demás. La espiritualidad propia no es más que la búsqueda del bienestar del prójimo porque la nobleza ética significa generosidad, respeto, dominio de los impulsos y sensibilidad hacia la vida humana. Los ritos, como el ayuno, son caminos que nos ayudan a despertar, pero el objetivo verdadero es elevarnos mediante la reconciliación.

Las transgresiones entre la persona y otro compañero no son expiadas hasta que cada uno se reconcilie con aquel a quien dañó u ofendió"

Los ritos auténticos son valiosos cuando conducen a la espiritualidad, pero nunca deben convertirse en un fin en sí mismos. Por ello, IomKipur expía las transgresiones entre la persona y Dios, pero las transgresiones entre la persona y su compañero no son expiadas hasta que la persona se reconcilie con aquel a quien dañó u ofendió.

Por ello, la reconciliación es el eje de IomKipur. No hay expiación sin paz con el prójimo. Pedir perdón, concederlo y reparar los daños cometidos es el acto más elevado que podemos ofrecer en este día sagrado. Solo así el ayuno y la plegaria adquieren sentido, cuando nos conducen a un cambio real en nuestra vida y en nuestros vínculos.

IomKipur nos llama, entonces, a la valentía de mirarnos con honestidad, a la humildad de pedir perdón y a la grandeza de perdonar. Esa es la verdadera nobleza de espíritu: la que construye puentes de reconciliación y abre un camino hacia un futuro más justo y más humano.