La trampa de la monoagenda
La oposición parece estar aturdida, sin proyecto político-económico serio de desarrollo. A menudo tomando la agenda ajena para derivar en un “Consenso de Washington” de cabotaje. Así economistas opositores, antes que en cambiar de paradigma, se enfocan en la deuda, “lograr el equilibrio fiscal”, “nuestra reforma laboral”, “reforma tributaria” o “subestimamos la inflación”.
La “reforma laboral”, ajada bandera del neoliberalismo patronal, afirma, contra toda evidencia, que bajar costos recortando derechos de los trabajadores, crea empleo formal. La idea no resiste el análisis de la experiencia local siquiera. Con la legislación laboral flexibilizada en los 90, la desocupación llegó a casi el 22% en 2001. Luego, cuando todas las leyes “flexibilizadoras” fueron modificadas o declaradas inconstitucionales, el desempleo en 2007 bajó al 7%. La dictadura también quitó derechos y a la vez duplicó la desocupación.
Hoy, el sector más informal de la economía es el del empleo doméstico, que es el menos gravoso para los empleadores. La ley Bases también ha fracasado en ese aspecto en el último año. Conclusión: con crecimiento, el empleo crece. Con recesión y ajuste, el desempleo va en alza con independencia de la legislación laboral.
El segundo punto en que acuerdan unos y otros es el equilibrio fiscal. Este es hijo de la actividad económica interna y del resultado de las cuentas externas. El “Consenso Criollo” parece acercarse a la idea neoliberal de que la inflación es causada por el déficit fiscal que alienta la emisión monetaria. La experiencia de los 90 desmiente esta tesis. La recesión y el déficit externo terminaron por liquidar un también cuestionable equilibrio fiscal.
Tampoco una reforma tributaria genera crecimiento inmediato. Unos pretenden bajar los impuestos a los ricos y otros a los pobres, cuando la pregunta es qué hacer para que esa recaudación, apoyada en la actividad y no en la exacción a los sectores formales sea mayor, más justa y sustentable. Además, esta “reforma” contiene la extraña suposición de que se les puede bajar los impuestos a los ricos, por lo tanto, subirlos relativamente a los pobres y conseguir equilibrio fiscal junto con altísimos índices de pobreza y baja histórica del consumo.
Existe, a la vez, una medida tabú que quizás la oposición debería repensar. Esto es, asumir que hay que dejar de manipular el precio del dólar de una vez por todas. La medida maldita que el gobierno libertario no se atreve aplicar, no está en la agenda de la oposición y es resistida por el lobby del dólar barato, es decir, el sector financiero, importador y de servicios.
Un dólar realista y competitivo protege la industria, da rentabilidad al campo, genera superávit comercial, solidifica al sector público y dinamiza el mercado interno a poco de andar, como sucedió desde 2002 en adelante. Así se hace posible el crédito al bajar el componente devaluatorio de la tasa de interés, tendiendo a converger con la internacional. Por último, también quita del medio la idea absurda del “bimonetarismo”. Sin dudas deberán mitigarse los efectos inflacionarios iniciales y superar la oposición de los inicialmente “perjudicados”. Para ello deben liberarse las paritarias. Contrato entre privados que curiosamente el gobierno libertario no admite.
No basta con esto. Además se requieren políticas de fomento de sectores claves que agreguen valor a la producción. Algunas propuestas en este sentido han surgido en estos días.
Sin embargo, el sinceramente cambiario y salarial son imprescindibles para el crecimiento con superávit comercial y equilibrio fiscal sustentable. Esa dinámica hará que los empresarios, hoy sin rentabilidad, no pretendan sostenerla a costa de los trabajadores vía reforma laboral o impositiva más regresiva.
*Director del Centro de Estudios para el Desarrollo.
También te puede interesar
-
La Ley de (Des) Protección de los Glaciares: una reforma regresiva que atenta contra la vida
-
Sergio Miceli y la perspectiva sociológica sobre los intelectuales
-
Dos años de Milei para una transformación reaccionaria
-
Francisco, el Papa que construyó puentes en un mundo de muros
-
El impacto hormonal del estrés de fin de año
-
Villas debajo de la alfombra: expulsar lo que no encaja
-
Cuando Corrientes era angosta
-
La memoria fue creada para la política
-
La estrategia de Trump, el gobierno de Milei y la enseñanza de Perón
-
Caputo, Bausili y la importancia de la "buena calibración"