cuatro ejes de la disputa porteña de hoy

Los Macri arriesgan su hegemonía y la del PRO en más de 20 años de triunfos

Historia. Desde 2003 Macri y su partido ganan las elecciones porteñas. Foto: NA

Mauricio Macri debutó en política en 2003. En ese momento el sello se llamaba Compromiso para el Cambio. Aún el ya fallecido publicista Ernesto Savaglio no había pensado en la sigla PRO en amarillo, que debutaría años más tarde. Esa campaña lo llevó como candidato a jefe de Gobierno y a Horacio Rodríguez Larreta como vicejefe. Ganó en primera vuelta, pero no le alcanzó para el balotaje con Aníbal Ibarra, apoyado por Néstor Kirchner y por Elisa Carrió. Desde esa oportunidad que Macri y sus dirigentes no pierden una sola elección local. Ni una (descontando que hubo boleta corta en 2011 sin candidato a presidente). La vara se había puesto tan alta que en 2021 la boleta que llevó a María Eugenia Vidal como diputada nacional sacó el 48% y fue criticada internamente por no llegar al 50%.

Hoy el escenario es completamente distinto. La lucha por mantener la hegemonía amarilla en la Ciudad luce muy compleja. La peor elección que recuerde el partido fue la de 2009, cuando Gabriela Michetti dejó la vicejefatura para encabezar la boleta a diputada y sacó el 31%. Hoy cualquier funcionario porteño firmaría 31 puntos.

Con todo, el expresidente y su primo, el jefe de Gobierno, se involucraron todo lo que pudieron para que la lista que encabeza Silvia Lospennato sea competitiva: actos, entrevistas conjuntas, territorio. Todo. Por ello la elección de hoy podría ser una bisagra en la historia del PRO, para bien o para mal.

Con tres anomalías que dificultan el escenario. La primera es que Larreta jugará por fuera. Y aunque en los últimos quince días hubo un esfuerzo denodado para sacarle el mote amarillo, sus 16 años gobernando –mitad como jefe de Gabinete porteño y la otra mitad como líder capitalino– son difíciles de borrar. Es decir, un candidato amarillo por fuera del color.

En segundo lugar, la aparición de un espacio de derecha que no existía con fuerza en la Ciudad y que, además, gobierna la Casa Rosada: los libertarios. En 2021 y en 2023 este espacio no fue mayoritario a nivel local. Pero preauguraba una dificultad extra.

Y en tercer lugar, una decisión del PRO: dejar afuera a sus aliados de Juntos por el Cambio, en especial la UCR, la Coalición Cívica y Confianza Pública, de Graciela Ocaña, que van con sus propias ofertas electorales. Aunque la política no es matemática, el PRO siempre intentó cobijar a otros espacios frentistas. En especial con Larreta como jefe comunal.

Como bonus track, una cuestión conceptual: si en diciembre Jorge Macri desdobló las elecciones porteñas de las nacionales para municipalizar, eso suponía que los índices de aprobación de la gestión eran muy buenos. La campaña, aunque se nacionalizó por parte de La Libertad Avanza, en el capítulo de discusión porteña tanto Leandro Santoro como Larreta nunca dejaron de criticar agudamente la gestión en tres ejes: basura, tránsito y seguridad. Los libertarios en redes sociales se hicieron un picnic con estos temas. Aunque, a diferencia de otras épocas, esta vez hubo una gran movida de respuesta de parte del PRO como no se veía desde los años en que Marcos Peña había generado una masa crítica muy fuerte en redes sociales.