El Museo de Arte Moderno inauguró la muestra Una llamarada pertinaz, que reúne alrededor de 300 obras de más de 120 artistas, pertenecientes a la colección de la institución.
Las piezas que se exhiben fueron reunidas a lo largo de los 62 años de historia del museo por la iniciativa de sus diferentes directores, colaboradores, organizaciones, artistas y amigos que colaboraron de diversas formas para aumentar el acervo de la colección.
Además de las adquisiciones realizadas por los primeros directores -Rafael Squirru, Hugo Parpagnoli y Guillermo Whitelow-, las obras también llegaron a través de donaciones entre las que se destacan las realizadas por el Fondo Nacional de las Artes, la de la colección Ignacio Pirovano, la del artista Alberto Heredia, la de la familia de León Ferrari y la más reciente de Marta MInujín.
"Es una exposición que trata de compartir con el público la historia de esta colección, es decir, contarles a todos cómo es que esta colección se formó, qué es lo que vieron los distintos integrantes de esta historia al recorrer el arte argentino, y qué es lo que los distintos directores y sus equipos consideraron importante para contar esta historia”, expresó Victoria Noorthoorn, directora del museo, durante la presentación de la muestra.
Así, la exposición comienza con el arte concreto argentino de la década de 1940 en una sala en que conviven la modernidad junto a obras que apuntan hacia el arte precolombino, lo que en cierto sentido condensa las diferentes vertientes del arte de nuestro país en la época que miraba a Europa y a América Latina a un mismo tiempo.
Desde ese punto de partida, la muestra hace un recorrido por diversos movimientos hasta llegar a finales del siglo XX.
Con respecto a la colección, durante más de treinta años el MAMBA no adquiríó obra en forma sistemática, pero esa tendencia se revirtió en los últimos cinco años durante los cuales se han hecho varias adquisiciones de importancia.
Nicolás Mastracchio - Pulso
Con la muestra Pulso de Nicolás Mastracchio, curada por Javier Villa, el museo inicia una dinámica en la que la colección del museo entra en diálogo con el arte contemporáneo.
"Lo que me interesa de esto es que sea un espacio para desconectarse de ciertas cosas y encontrar formas diferentes de percibir objetos simples y cotidianos, que no dejan de ser lo que son pero que podemos reinterpretarlos desde una mirada más compleja", explica el artista.
En tanto, Villa señala que al considerar el rol que asume hoy en día la pantalla y la superficialidad de la observación, la obra trata sobre "volver a la idea del ojo cuerpo, es decir, mirar con el cuerpo, cómo se relaciona uno con la imagen con lo auditivo, con lo táctil, expandiendo los sentidos y desde ahí tratar de entender que en la era en que estamos, en que la imagen se ha vuelto un factor de comunicación tan importante, podemos expandir los sentidos sobre esa imagen y abarcarla de un modo mucho más amplio".
El Museo de Arte Moderno
La historia del Museo comenzó en 1956 cuando fue fundado por Rafael Squirru, quien organizaba las muestras en diversos espacios de la ciudad al no contar una sede propia.
Así, las exposiciones se realizaron en el Museo Sívori, el Jardín Botánico, la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos y las Galerías Florida, Bonino o Witcomb, entre otros.
A partir de 1960 funcionó en el Teatro San Martín hasta 1989, año en que pasó a funcionar en el edificio actual.
El edificio fue reinaugurado en julio de este año con mucho más espacio gracias a una obra de ampliación que sumó nuevas salas de exposición, una cafetería y una sala de educación.
Las muestras "Una llamarada pertinaz, la intrépida marcha de la colección del Moderno" y "Pulso" pueden visitarse en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Av. San Juan 350, en San Telmo (CABA), de martes a viernes de 11.00 a 19.00 y sábados, domingos y feriados de 11.00 a 20.00.