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Pandemia de coronavirus

Bloomberg advierte que América Latina no está preparada para el ataque del virus

Durante semanas, mientras el pánico se apoderaba del mundo por la propagación del coronavirus, América Latina parecía en gran medida ilesa.

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Ciudad de Buenos Aires en cuarentena por el coronavirus | Néstor Grassi

Durante semanas, mientras el pánico se apoderaba del mundo por la pandemia del coronavirus, América Latina parecía en gran medida ilesa. Los supermercados tenían inventario, los autobuses aún se llenaban y, hasta hace unos días, los presidentes de México y Brasil se mezclaban descaradamente con grandes multitudes.

Ahora, a medida que las infecciones aumentan en la región, está surgiendo un panorama que podría ayudar a explicar por qué el virus fue tan lento en establecerse aquí y cómo podría ser la devastación una vez que ocurra. Profesionales médicos advierten que la velocidad y la amplitud de la pandemia podrían ser diferentes a las que se han visto hasta ahora en Asia o Europa, porque América Latina no está preparada en absoluto.

"Nuestra atención de salud pública ya es precaria", dijo Vivian Avelino-Silva, infectóloga e investigadora de la Universidad de Sao Paulo. "Si Europa, que no tiene los mismos problemas, está luchando por contener la tragedia, ¿qué podemos esperar aquí?".

Ella tiene razones para estar preocupada. América Latina es la región más desigual del mundo, donde más de un tercio de su población vive en la pobreza. En México, hay menos de 1,4 camas de hospital por cada 1.000 personas, la cifra más baja entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. En Brasil, son cada vez más los informes de residentes pobres que sufren quemaduras químicas debido a desinfectantes para manos mal elaborados. Y, en Venezuela, médicos y hospitales a menudo ni siquiera tienen agua corriente para lavar.

El viernes 20 de marzo, América Latina tenía más de 2.300 casos confirmados de la enfermedad respiratoria, un aumento de casi 10 veces respecto a la semana anterior, y 22 muertes reportadas. La primera infección fue reportada a fines de febrero, cuando un hombre de 61 años regresó a Brasil desde Italia y se enfermó.

Hasta hace aproximadamente una semana, todos los casos parecían seguir un patrón similar: los enfermos eran acomodados de la jet-set que se habían contagiado en otro lugar y habían traído el virus a casa. El director ejecutivo del fabricante de tequila José Cuervo formó parte de un brote en México después de viajes de esquí a Vail, Colorado. Una elegante boda en la playa al norte de Brasil se convirtió en un epicentro para un grupo de influencers de Instagram. Una empleada de servicio en Sao Paulo bromeó diciendo que los brasileños pobres ahora se cambiaban de andén en la calle cuando veían a una persona rica caminar cerca a ellos.

Además, también están los miembros de la delegación del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que fueron a Florida y cuyas pruebas resultaron positivas. El viaje, que incluyó una cena del 29 de febrero con Donald Trump en Mar-a-Lago, está relacionado con más de una docena de casos, y miembros del Gobierno, incluido el principal funcionario de seguridad de Brasil, ahora están aislados (las pruebas de Bolsonaro hasta ahora ha dado negativo).

Entre los Gobiernos regionales, la respuesta a la pandemia se ha dividido entre negadores y hacedores. Mientras que Argentina, Perú e incluso Venezuela se han apresurado a ejecutar la cuarentena, las cosas siguen casi común y corriente en México y Brasil, las potencias de América Latina por tamaño, poder económico y cantidad de población.

Bolsonaro asistió a manifestaciones públicas el domingo pasado en Brasilia, donde chocó puños con partidarios y sacó selfies con sus teléfonos móviles. El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, llegó a una concurrida conferencia sobre petróleo el miércoles y saludó a otros asistentes con el beso tradicional en la mejilla. Eso fue después de un festival de música de dos días en Ciudad de México encabezado por Guns N ’Roses.

"¿Cómo permitimos un concierto con 70.000 personas durante el fin de semana?", preguntó la senadora de la oposición Josefina Vázquez Mota a un alto funcionario de salud en una audiencia el martes. "¿Cómo se supone que no debemos estar aterrorizados cuando vemos lo que está sucediendo en Italia y España?".

Médicos de toda la región advierten que una vez que el virus comience a propagarse libremente en las comunidades más pobres, algunas de las cuales no tienen agua o alcantarillado, podría provocar una crisis humanitaria. Ariel Izcovich, médico de medicina interna en el Hospital Alemán de Buenos Aires, dijo que el centro privado donde trabaja puede manejar una avalancha de casos, pero el sistema de salud pública probablemente colapsaría.

"Eso es universal para toda América Latina", dijo.

Incluso antes de la crisis del coronavirus, las economías latinoamericanas estaban en dificultades. Argentina está al borde de su noveno default y la inflación supera el 50%. Brasil no ha podido impulsar el crecimiento desde un escándalo de corrupción masiva. México ya estaba lidiando con una escasez de medicamentos y suministros médicos. Y, Venezuela se encuentra en medio de una recesión de siete años que ha subyugado a la economía y la vida cotidiana.

Economistas de Bank of America ahora pronostican que América Latina se contraerá 1,6% en 2020, con las recesiones más profundas en México, donde el crecimiento puede retroceder un 4,5%, y Venezuela, con una contracción de 20%.

Ninguno de los Gobiernos está en condiciones de acudir al rescate con ayuda fiscal si fuera necesario.

Susan Martins, una viuda de 36 años y madre de dos hijos en Brasil, dijo que las autocuarentenas en la mayoría de los vecindarios son imposibles. Los brasileños, como la mayoría de los latinoamericanos, son más sociables en su día a día, y no es raro que varias generaciones de una familia vivan bajo un mismo techo. Además, Martins pregunta, ¿qué se supone que deben hacer todos los niños? "Los niños ricos tienen videojuegos y padres que pueden llevarlos al parque", dijo. "Los niños pobres no tienen nada, así que salen a jugar".