No hubo nada típico en la temporada de granos de este año en el Medio Oeste de Estados Unidos, con una excepción: el tamaño de la cosecha de maíz.
El clima inestable provocó el mayor atraso registrado de la siembra, un fuerte dólar perjudicó las exportaciones, la guerra comercial con China golpeó la demanda de la industria del maíz y el etanol y la nevada temprana significó que algunos productores ni siquiera pudieron terminar la cosecha. A pesar de todo, el cultivo fue resistente.
“Terminamos sembrando más de lo que pensábamos”, dijo Heath Barnes, director ejecutivo de Mercer Landmark, una cooperativa agrícola en el centro-oeste de Ohio. “Sembramos en condiciones de campo terribles, y pensamos que la productividad probablemente no sería tan buena. Terminó no siendo mala”.
Los agricultores plantaron 36,4 millones de hectáreas de maíz este año, mucho más de lo que el mercado había esperado después de que un diluvio de primavera provocara retrasos récord. El gran volumen redujo los precios y enfureció a agricultores, quienes pensaron que la cifra había sido exagerada. Los productores estaban tan molestos que el Departamento de Agricultura de EE.UU. se vio obligado a retirar a todo su personal de una gira de cultivos después de que un funcionario del gobierno fuera amenazado. Después de todo, muestras recogidas por exploradores en la gira vindicaron los pronósticos de la agencia.
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Se proyecta que la producción solo será aproximadamente 5% menor que el año anterior, incluso tras las inundaciones que dejaron cantidades récord de tierra inactiva, especialmente en el este del cinturón del maíz donde el suelo húmedo y empapado no permitió la siembra.
La cantidad de hectáreas sin plantar mostró cuán problemática había sido la temporada, pero también fue una señal para que agricultores pudieran regresar a los campos a sembrar más maíz, dijo Seth Meyer, director asociado de la Universidad de Missouri y expresidente de la Junta Mundial de Perspectivas de Agricultura de la USDA.
Los futuros de maíz de marzo cayeron casi 5% este año para negociarse cerca de US$3,88 por bushel el jueves.
Aun así, muchos agricultores no creen en las cifras de la agencia y están frenando la venta. Esperan que los suministros terminen más ajustados de lo previsto, lo que permitiría un repunte de los precios.