Asediado por una difícil reelección y un empeoramiento de la crisis monetaria y de deuda, el presidente argentino, Mauricio Macri, intentará persuadir a los acreedores para que le den más tiempo al país para pagarles al tiempo que intenta con dificultad terminar su mandato.
En una conferencia de prensa que se convocó apresuradamente el miércoles por la tarde, los asesores económicos de Macri presentaron una serie de medidas desesperadas para intentar aligerar la carga de deuda del país. El gobierno quiere obligar a los inversores institucionales en letras a corto plazo emitidos en el mercado local a aceptar vencimientos a mayor plazo; pedirán a los tenedores de bonos extranjeros postergar "voluntariamente" sus vencimientos; y solicitarán al Fondo Monetario Internacional retrasar el calendario de pagos en su préstamo récord de US$56.000 millones solo un año después de recibir el rescate.
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Las medidas buscan evitar otro incumplimiento de un país que se ha ganado la reputación de incumplir su deuda reiteradamente durante el último siglo. (En 2001, Argentina golpeó a los acreedores con el mayor incumplimiento en la historia al no respetar el pago de US$95.000 millones en bonos). Y, sin embargo, al obligar a los tenedores de deuda local a aceptar vencimientos a mayor plazo, los funcionarios se están acercando mucho a la definición más amplia de incumplimiento.
"Posponer los pagos puede significar un alivio temporal, pero no cambia el fondo del asunto", dijo Adriana Dupita, analista de Bloomberg Economics. La próxima administración "aún enfrentará enormes pagos de deuda -que ahora se sumarán a los que se pospondrán pronto-, que solo se pueden cumplir con austeridad fiscal y el apoyo del FMI".
En momentos en que la economía se encuentra sumida en una profunda recesión, el peso está en caída libre, la inflación sube y la mayoría de los inversores no están dispuestos a refinanciar la deuda a corto plazo, Macri no tuvo más remedio que tomar medidas drásticas antes de una elección que perderá casi con certeza. Un comicio primario celebrado este mes -que funcionó como una especie de encuesta para las elecciones reales del 27 de octubre- provocó la agudización de una crisis financiera que se ha prolongado por un año al mostrar que Macri, defensor del libre mercado, quedó por detrás del candidato opositor Alberto Fernández por un amplio margen.
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El veredicto de los inversores fue rápido: Las acciones, los bonos y el peso cayeron, lo que hizo que el índice de acciones referencial se desplomara 48% por su valor en dólar en un solo día. Desde entonces, las caídas han seguido acumulándose. Nuevas contracciones esta semana redujeron el precio de los bonos extranjeros de referencia del país a solo 43 centavos de dólar. Ahora muestran un rendimiento de 20%, y los operadores de swaps prevén una probabilidad de 89% de que el país caiga en incumplimiento en los próximos cinco años.
Los bonos argentinos en dólares con vencimiento en 2026 caían el jueves 0,5% a 43,6 centavos por dólar, mientras que las notas que vencen en 2021 bajaban 0,2% a 52,6 centavos por dólar a las 8:29 a.m. en Londres.
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