El equipo de energía de Jair Bolsonaro quiere seguir adelante con la venta de los preciados depósitos de crudo brasileño en una subasta que podría dar acceso a las grandes petroleras a un volumen de oro negro superior a todas las reservas probadas de México. Según el plan, se aceptarían ofertas hacia mediados de 2019 para recaudar los miles de millones de dólares necesarios para reducir el creciente déficit presupuestario del país sudamericano, dijo Luciano de Castro, asesor del presidente electo que abandona la facultad de la Universidad de Iowa para unirse al equipo de transición de Bolsonaro. La Administración actual estima que la venta podría recaudar hasta 100.000 millones de reales (US$27.000 millones).
"La subasta aportará recursos valiosos a Brasil y al Gobierno, y ayudará con el déficit fiscal", dijo Castro. El plan confirma que Bolsonaro venderá activos energéticos para recaudar efectivo mientras designa a miembros pro-mercado para su equipo: una diferencia significativa respecto a su postura anterior a favor del control estatal antes de presentar su candidatura. Bolsonaro fue elegido el 28 de octubre tras haber prometido dar la bienvenida a los productores extranjeros, pero su cercanía a los líderes militares nacionalistas planteaba incertidumbre respecto a esas promesas.
Se espera que el Senado vote esta semana un proyecto de ley para autorizar la venta, el cual había quedado paralizado en el Congreso debido a la impredecible carrera presidencial de Brasil. A diferencia de otras subastas de petróleo brasileñas que ofrecen derechos de exploración a áreas de alto riesgo sin garantía de reservas comerciales, esta venta sería para un área donde la estatal Petróleo Brasileiro SA ya ha hecho grandes descubrimientos. La llamada área de transferencia de derechos forma parte de las reservas gigantescas de Brasil en el Océano Atlántico.
El Gobierno transfirió 5.000 millones de barriles de esos depósitos a Petrobras en 2010, pero el regulador de petróleo del país descubrió más tarde que tiene más crudo de lo que se había estimado inicialmente. El excedente que se ofrecería a las grandes petroleras podría ascender a 15.000 millones de barriles. Si dichos volúmenes resultan ser recuperables comercialmente, representaría aproximadamente el doble de las reservas probadas de México o Noruega.
El proyecto de ley que autoriza la venta también tiene como objetivo eliminar la obligación de que Petrobras desarrolle la región en mar ella misma, un legado del Partido de los Trabajadores de izquierda que gobernó Brasil durante 13 años hasta el 2016. El partido, que terminó segundo en las elecciones, considera el petróleo una industria estratégica en la que el control extranjero debe ser limitado.
Castro dijo que mantiene conversaciones diarias con Paulo Guedes, designado para ser ministro de Finanzas de Bolsonaro, y con un grupo de generales reunidos en Brasilia para establecer la agenda del gobierno. Además, comenzará a trabajar con el equipo de transición de Bolsonaro mientras se preparan para asumir el cargo el 1 de enero. Ex teniente de la Fuerza Aérea Brasileña que después se convirtió en académico, Castro dice que se centrará en el programa de energía del nuevo Gobierno a tiempo completo, pero no ha habido una invitación oficial para un puesto en la nueva Administración.