El candidato presidencial de extrema derecha de Brasil, Jair Bolsonaro, dijo que no apoyaba ninguna dictadura militar, mientras que su rival de izquierdas prometía que su gobierno continuaría con las investigaciones de corrupción.
El ex capitán del Ejército y Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores, proporcionaron más detalles de sus planes de gobierno y trataron de abordar sus puntos débiles en distintas entrevistas con medios locales el jueves por la noche. Bolsonaro aún se está recuperando de un apuñalamiento y continúa siguiendo consejos médicos de no enfrentarse a Haddad en un debate.
Sobre política económica, Bolsonaro descartó adoptar el plan de reforma de pensiones actualmente en el Congreso y, aunque expresó su apoyo a las privatizaciones, descartó la venta de empresas estatales que generan energía. Por su parte, Haddad dijo que no consideraría poner a la venta las principales empresas estatales de Brasil. También indicó que quiere que un economista o un empresario de éxito dirija el Ministerio de Finanzas.
El exparacaidista dijo que quería reducir el número de ministerios a 15. Tras haber sido objeto de numerosas demandas legales por sus comentarios despectivos sobre minorías, el candidato derechista agregó que consideraría designar "mujeres, homosexuales y brasileños de origen africano" a su gobierno siempre que sean competentes.
Haddad dijo que sus principales objetivos en el gobierno serían una reorganización del sistema tributario, poner en marcha las principales obras públicas de nuevo y hacer que los bancos bajen las tasas de interés. Un sondeo de opinión publicado el miércoles por la noche daba a Bolsonaro una ventaja de 16 puntos frente a Haddad antes de la segunda ronda de votación del 28 de octubre.