China podrá retrasar un aumento de los aranceles del presidente Donald Trump, pero no escapará al golpe permanentemente, según economistas encuestados por Bloomberg News.
Ninguno de los 29 analistas que siguen a China, encuestados la semana pasada, esperaba que Estados Unidos elevase los aranceles sobre los productos chinos el 1 de marzo, una fecha límite establecida el año pasado que los negociadores en Washington están intentando cumplir esta semana.
Dicho esto, 18 de los analistas asumen que los aranceles en última instancia aumentarán, lo que indica poca confianza a que China y Estados Unidos puedan resolver permanentemente sus diferencias en política comercial e industrial.
Trump planea reunirse con el principal negociador comercial de China el viernes por la tarde mientras Estados Unidos intenta forjar un acuerdo preliminar con su mayor rival económico, afirmaron dos fuentes cercanas a la cuestión. Las perspectivas para la desaceleración económica de China dependen este año en gran medida de eliminar la incertidumbre en torno a los aranceles más altos.
Si se imponen aranceles adicionales a unos US$200.000 millones de exportaciones chinas a Estados Unidos, ello podría eliminar 0,3 puntos porcentuales del crecimiento de la producción económica del país asiático este año, según informó Bloomberg Economics.
"Esperamos que se llegue a un acuerdo en el primer semestre de 2019, suficiente para evitar aranceles adicionales en el corto plazo", señaló Amy Zhuang, analista jefa para Asia de Nordea Markets. "Pero tal acuerdo no hará cambios fundamentales y no evitará futuras confrontaciones, por lo que es probable que a finales de 2019 o 2020 se apliquen aranceles adicionales a los productos chinos".
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China ha ofrecido en repetidas ocasiones aumentar las compras de productos agrícolas y energéticos para reducir el déficit, mientras la Administración Trump pide lo que denomina comercio un "justo y recíproco". Los problemas más fundamentales, como las transferencias de tecnología y la forma en que China trata a sus empresas estatales, requieren concesiones más sustanciales que China se resiste a ofrecer.
Ante una mayor desaceleración, los responsables de política del país asiático están aumentando los préstamos a empresas privadas y acelerando las emisiones de deuda de gobiernos locales para apoyar la construcción de infraestructura. Dicha inversión en carreteras, ferrocarriles o redes de telecomunicaciones aumentará un 9 por ciento en 2019 con respecto al año anterior, según la mediana de economistas encuestados, frente al 3,8 por ciento del año pasado.