El Gobierno de Biden criticó a Pekín por las medidas que tomó contra empresas estadounidenses y otras entidades extranjeras en China y un funcionario estadounidense dijo que las acciones son preocupantes e inconsistentes con las promesas de las autoridades chinas de mantener un entorno comercial abierto.
El funcionario, que pidió no ser identificado dado que la información es confidencial, dijo que la Casa Blanca está preocupada por lo que parece ser un patrón emergente de acciones chinas dirigidas a empresas estadounidenses y extranjeras, lo que socava el mensaje de Pekín de que está comprometido con un entorno que da la bienvenida a la inversión extranjera, un sistema de comercio abierto y una actividad de mercado basada en reglas.
La humillación de China a la Unión Europea y a Estados Unidos
Las medidas del mes pasado contra las empresas extranjeras que operan en China contrastan con los comentarios del primer ministro de China, Li Qiang, quien ha subrayado que el país acoge la inversión extranjera.
No está claro si el Gobierno del presidente Biden ha planteado el problema a su contraparte china. El funcionario estadounidense no mencionó acciones chinas específicas o si el Gobierno de Biden tiene planes de responder con sus propias medidas, pero dijo que hubo una serie de ejemplos recientes de comportamiento chino que se ajustan al patrón.
El presidente chino, Xi Jinping, reiteró el mes pasado que el país necesita alejarse de la dependencia de otras naciones para obtener tecnología avanzada, diciendo que la nación estaba lidiando con “una contención y represión integral por parte de los países occidentales liderados por EE.UU. en los últimos años”. EE.UU. ha tratado de utilizar controles de exportación en particular para mantener su ventaja tecnológica sobre China, mientras que el año pasado el asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, dijo que era esencial “mantener la mayor ventaja posible”.
De manera similar, China considera que los controles sobre las exportaciones impuestos por EE.UU. son una supresión injusta e incompatible con los sistemas comerciales abiertos.
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La semana pasada, Pekín abrió un nuevo frente en la creciente batalla de semiconductores entre las dos economías más grandes del mundo cuando las autoridades chinas anunciaron una investigación de seguridad cibernética a las importaciones de Micron Technology Inc., el mayor fabricante de chips de memoria de EE.UU., citando razones de seguridad nacional.
El Gobierno chino dijo en un comunicado que está realizando la revisión para garantizar la integridad de su cadena de suministro de infraestructura de información, prevenir riesgos de seguridad de la red y mantener la seguridad nacional. Micron informó en un comunicado que estaba en comunicación con la Administración del Ciberespacio de China con respecto a la investigación y que la compañía está “cooperando plenamente”.
El mes pasado, China allanó la oficina de Pekín de Mintz Group, firma de diligencia debida con sede en Nueva York, y detuvo a cinco de sus empleados chinos. China dijo que Mintz era “sospechoso de participar en operaciones comerciales ilegales”, sin dar más detalles.
Días después, las autoridades chinas detuvieron a un miembro del personal del fabricante de medicamentos japonés Astellas Pharma Inc. por cargos de espionaje.
El Gobierno de Biden ha dicho durante mucho tiempo que necesita nuevas herramientas para abordar la coerción económica de China. Los funcionarios y legisladores estadounidenses han estado desarrollando ideas, pero no han anunciado detalles. EE.UU. también ha discutido el asunto con aliados y socios.
Japón, que preside el Grupo de los Siete este año, ha puesto énfasis en el tema y apunta a resultados para la cumbre de líderes del próximo mes, dijeron personas familiarizadas con las deliberaciones.
