El Banco Central Europeo (BCE) está empezando a admitir que cometió un error de política. Parece que con cada presidente sucede uno.
Los funcionarios actuaron correcta y rápidamente al agregar más estímulo a una eurozona en declive. Hicieron a un lado la guía sobre tasas y reanudaron el programa de operaciones principales de refinanciación a largo plazo (TLTRO, por sus siglas en inglés), decisiones bienvenidas en un momento en que los riesgos idiosincrásicos del crecimiento se están convirtiendo en un daño generalizado.
Algunas reacciones del mercado son lógicas: el euro se debilitó y los rendimientos de los bonos cayeron. Otras reacciones son preocupantes: la caída del índice de referencia Euro Stoxx 50 demostró que los inversionistas no encontraron consuelo en el nuevo estímulo propuesto.
El Banco Central Europeo pondría freno a su política expansiva
El hecho que todo esto esté sucediendo apenas dos meses después de que el Consejo de Gobierno votara para dar fin a las nuevas compras de bonos a través de su programa de expansión cuantitativa, revela que algo no está funcionando en la Eurotorre.
Una preocupación en particular es la estructura de la tercera versión del programa principal de financiación bancaria del BCE. El costo de la financiación pactado a través del plan actual (TLTRO II) incrementará para algunos bancos a partir de junio, aunque la nueva ronda no inicie sino hasta septiembre. No queda claro por qué Draghi permite esta brecha, que potencialmente podría crear una minicrisis crediticia durante el verano.
Es muy probable que los funcionarios deban hacer más para encarrilar nuevamente las economías de la región.
Tal vez el lema del BCE debería ser: Nunca Ser Extremos.