Europa está tratando de reanudar la actividad con cautela, con el relajamiento de las restricciones en todo el continente a medida que la propagación del coronavirus se desacelera.
El Museo Alemán del Espionaje, en Berlín, abrió sus puertas por primera vez en semanas, y los bares en el centro de Roma comenzaron a ofrecer servicios de comida para llevar. En Viena, los austriacos desgreñados corrieron a las barberías cuando reabrieron el sábado y los estudiantes con exámenes de último año regresan a la escuela.
Italia, España, Grecia, Portugal y Alemania están relajando algunas de sus restricciones el lunes y Europa se adapta a una nueva normalidad a medida que regresa la vida pública. Pero es más lenta y menos dinámica que antes y algunas restricciones se mantendrán durante semanas o incluso meses.
Si bien la medida aliviará la presión sobre las economías, la reapertura parcial significa que aún está lejos de recuperar la normalidad. En un supuesto “moderado” publicado por el Banco Central Europeo el viernes, la economía de la zona euro se contraerá un 5% este año. Posibles supuestos más severos apuntan a contracciones de un 8% y un 12% respectivamente y la producción podría no alcanzar niveles prepandemia hasta finales de 2022.
“Tendremos suerte si ganamos una cuarta parte de lo que solíamos ganar”, dijo Stefano Capuzzi durante un breve descanso sirviendo a clientes en el Bar Trastevere cerca de las orillas del río Tíber en Roma. Tomar un café significa disfrutar de una charla rápida, “no escaparse con una taza de plástico caliente”, dijo el cantinero de 42 años, quien, sin embargo, había vendido más de 100 espressos y docenas de pasteles en la hora punta de la mañana.
Después de más de 120.000 muertes en Europa, los líderes están teniendo cuidado al abrir la economía en medio de la preocupación de que un nuevo aumento en las infecciones hará que la crisis sea más larga y profunda.
Por ahora, los datos son cada vez más tranquilizadores. Alemania informó del menor número de nuevas infecciones y muertes desde al menos el 30 de marzo, y las muertes diarias y nuevos casos en España rondaban mínimos vistos por última vez antes de que se introdujeran restricciones a principios de marzo.
El canciller austriaco, Sebastian Kurz, dijo al diario suizo Blick que una segunda ola es “un supuesto realista” y que la pregunta clave es “si las infecciones pueden mantenerse bajo control regionalmente y aislar a los pacientes rápidamente”.
En Portugal, los ciudadanos por fin se cortan el pelo, y los barberos pueden volver a abrir junto con pequeñas tiendas, librerías y concesionarios de automóviles. Los centros comerciales y las tiendas de mayor tamaño tendrán que esperar hasta el 1 de junio, mientras que los restaurantes pueden comenzar a servir nuevamente el 18 de mayo con una capacidad limitada al 50%. Se requiere el uso de máscaras en el transporte público y en las tiendas.
Varios museos en la capital alemana están trabajando en cómo pueden minimizar los riesgos para la salud al abrir de nuevo. Los museos estatales, incluido el Museo Neues, hogar del famoso busto egipcio de Nefertiti, permanecen cerrados por el momento, pero una exhibición de Dali cerca de Potsdamer Platz y el Museo DDR de Alemania Oriental cerca de Alexanderplatz se inauguró el lunes por primera vez desde mediados de marzo.
El Museo del Espionaje repartía bolígrafos gratis a los asistentes, no para tomar notas sobre los artefactos de la Guerra Fría -como cámaras en lápices labiales y máquinas decodificadoras- sino para reducir el riesgo de propagación de gérmenes al operar pantallas táctiles. Junto con las entradas con horario fijo y los protectores de vidrio frente al personal de venta de entradas, las medidas son algunas de las numerosas maneras en que la pandemia está cambiando la vida europea.